El pasado domingo se celebró una nueva edición del Challenge Salou, una de las pruebas más importantes del calendario nacional de media distancia y la competición que abría la temporada de Challenge Family en Europa.
Debido a las bajas temperaturas, la organización canceló el segmento de la natación, convirtiendo la prueba en un duatlón de 4 km de carrera a pie, 85 km de ciclismo y 21 km de nuevo a pie.
Judith Corachán, campeona de la prueba en 2018 y 2019, terminaba el primer 4.000 en la 12ª posición. Y en los primeros kilómetros de bici remontó hasta colocarse en la 7ª plaza. Pero al llegar al ecuador de este sector, tiraba la toalla, una medida extrema que tiene un porqué y que no forma parte de su filosofía, como ha quedado sobradamente demostrado a lo largo de su trayectoria profesional. Porque Judith no es de las que se rinde fácilmente, como en el Mundial de Challenge del pasado verano, cuando un error de la organización dio al traste con sus aspiraciones y, aun así, decidió continuar en carrera.
EL FRÍO, ENEMIGO NÚMERO UNO DE JUDITH
“Desde el inicio sabía que iba a ser un día muy duro para mí. Competir con frío no se me da bien ya que padezco el síndrome de Raynaud. Está presente en mi vida los 365 días del año. No hay ni uno tan solo en el que no sea protagonista (ni en verano) ¡Creedme!. En Salou se cebó conmigo", ha explicado después de la competición Judith.
El síndrome de Raynaud es un vasoespasmo de partes de la mano en respuesta al frío o a la tensión emocional, que produce molestias y cambios de color reversibles (palidez, cianosis, eritema o una combinación de ellos) en uno o varios dedos. En ocasiones, se ven afectadas otras regiones acrales (p. ej., nariz, lengua).
"Estaba helada antes de la salida. Nada me ayudaba. Ni las cremas de calor, ni los parches del Decathlon repartidos por todo el cuerpo. Está claro que, si finalmente hubiera sido un triatlón, ni me lo hubiera planteado. Aunque algunos se emperrasen en nadar a toda costa", asegura en la crónica que ha publicado en su web.
"La organización optó de manera correcta por cancelar la natación y hacer un primer segmento de 4 km de carrera a pie... Le gané el primer asalto. De hecho, hasta me vine arriba sintiendo que ese primer sector a pie me hizo entrar en calor y decidí quitarme los guantes para: poder gestionar mejor la transición, atarme las zapatillas, coger suplementación a lo largo de la bici… Sin embargo, la cagué por completo. En el segundo round, fui recibiendo golpes sin poderme defender de ninguno de ellos hasta que finalmente me noqueó. KO técnico y fin del combate...

No sentía ni las manos ni los pies y luego empecé a notar que se me dormía el labio. Al final, sobre el kilómetro 40 decidí retirarme. No podía seguir así. Finalmente me diagnosticaron hipotermia, por lo que lo más sensato era retirarse...
Actué en modo supervivencia. Horas después me di cuenta de que no fui consciente en ningún momento de que competía, de que estaba corriendo, de que llegué a pedalear algo más de una hora. Tampoco recuerdo mucho el momento que acudieron a socorrerme", relata.
Judith 'Coraje' Corachán
"Una pena, porque Challenge Salou es una de 'mis carreras', pero esta vez no pude terminar. Volveremos el año que viene, seguro. Es una fija en el calendario. El frío es mi peor enemigo y hoy, muy a mi pesar, me ganó la batalla", aclara la 'indestructible' Corachán, que bien podría apellidarse 'Coraje', porque esta cualidad, como bien explicaba nuestra colaboradora Cris Azanza, ha sido una constante en su carrera deportiva para sobreponerse a sus decepciones iniciales en IRONMAN o al episodio de hipertiroidismo al que se enfrentó en 2011.
"Me afectó mucho la presión de competir. Eso me provocó un desajuste hormonal y me recomendaron por salud que dejara el deporte y la competición. Me tiré dos años sin competir y ese tiempo fue muy duro. Me encerré mucho en mí misma y cuando estas así parece que te vuelves reacia a escuchar opiniones...
Tenía días de levantarme, ir a correr y ver que era imposible. Cuando quise dar el paso en serio estuve yendo a una psicóloga deportiva, que fue la que me ayudó. Había gente a mi alrededor que también me ayudaban mucho, pero muchas veces me decían lo que quería oír. Necesitaba una opinión más profesional...
Aunque sabía que no iba a estar tan bien como antes, no quería que la enfermedad me quitara las ganas de entrenar. Hay que seguir el consejo de los médicos, pero no ver que todo se acaba, sino tener confianza en que las cosas irán a mejor y volverá a empezar todo", recordaba hace tiempo la triatleta catalana, que tiene plaza para competir en el Mundial IRONMAN de St. George del próximo 7 de mayo.