Tradicionalmente se ha clasificado la artrosis en dos tipos: artrosis primaria, asociada a la edad y a factores genéticos, y artrosis secundaria, que es la causada por otros factores como la obesidad, traumatismos articulares, uso repetitivo de las articulaciones, hipertensión, hipercolesterolemia, hiperglucemia, etc. Aunque la práctica deportiva implica movimientos repetitivos de las articulaciones que pueden causar desgaste articular por sobreuso, está demostrado que la actividad física es beneficiosa para prevenir la atrosis:
- En primer lugar, porque la actividad física refuerza la musculatura alrededor de las articulaciones y, por tanto, reduce el riesgo de sufrir lesiones articulares.
- Segundo, porque la actividad física previene el deterioro de las articulaciones por falta de uso, mejorando y manteniendo la movilidad articular.
- Tercero, porque ayuda a prevenir la obesidad, factor de riesgo muy importante para el desarrollo de la artrosis. El sobrepeso y la obesidad causan y agravan la artrosis, independientemente de la sobrecarga articular, debido al exceso de peso, a través de una acción metabólica. Se sabe que el tejido graso funciona como una glándula endocrina liberando sustancias inflamatorias implicadas directamente en la degradación del cartílago.
- Y por último porque la actividad física por sí misma promueve el proceso de equilibrio natural de la articulación.
El cartílago es una capa que cubre la superficie de la articulación, y cuya función es la de amortiguar y disminuir la fricción cuando hay movimiento. Evita que un hueso choque contra otro. Debido a que el cartílago no tiene vasos sanguíneos ni terminaciones nerviosas las células del cartílago (condrocitos) se nutren a través de la difusión de sustancias realizada por el líquido sinovial que envuelve la articulación. El líquido sinovial es una sustancia viscosa y elástica, rica en ácido hialurónico cuya función principal es precisamente la de nutrir el cartílago. El líquido sinovial también ejerce una acción mecánica: lubrifica la articulación, protegiéndola de los golpes. Cuando movemos las articulaciones estamos promoviendo que este líquido llegue al cartílago articular, favoreciendo por tanto la nutrición y buen funcionamiento del cartílago y las articulaciones.
Sin embargo, se ha demostrado que el riesgo de padecer artrosis es superior en deportistas profesionales y en personas con determinados tipos de profesiones que implican actividad física repetitiva. En realidad, no existe consenso acerca de si la práctica deportiva aumenta el riesgo o no de padecer artrosis. Depende del tipo de deporte y la intensidad.
Dos estudios científicos
Según un estudio llevado a cabo en Estados Unidos con 17.000 personas de entre 20 y 87 años de edad, sí que existiría correlación entre la práctica deportiva y la artrosis. El estudio, publicado en el Journal of Clinical Epidemiology, concluye que la práctica deportiva de alta intensidad, como correr más de 30 km a la semana, multiplica por dos la probabilidad de padecer artrosis en los hombres de edades inferiores a 50 años. Aunque no se confirmó dicha relación en mujeres (a cualquier edad) y en hombres con edades superiores a 50 años. Otros estudios sin embargo, sugieren que la práctica deportiva a largo plazo no necesariamente está asociada con un aumento de la probabilidad de padecer artrosis.
Otro estudio publicado por la revista Medicine & Science in Sports and Exercise, llevado a cabo en Estados Unidos con 75.000 corredores y 15.000 personas que caminan, concluyó que las personas que corren (incluso aquellas que lo hacen más de 30 km a la semana) tienen un menor riesgo de desarrollar artrosis o de terminar necesitando una prótesis de cadera. Los autores del estudio argumentan que se podría explicar en parte por el hecho de que los corredores tienen un índice de masa corporal más bajo y, como ya es sabido, el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para desarrollar artrosis. El estudio demostró también que otros deportes sí correlacionaron con una mayor probabilidad de padecer artrosis o necesitar prótesis de rodilla.