La ciencia demuestra que hacer ejercicio físico es bueno para la salud, pero todos hemos oído hablar de la artrosis y del desgaste articular relacionado con el deporte excesivo. A todos nos han surgido alguna vez las preguntas: ¿El triatlón es malo para las articulaciones al correr miles de kilómetros a lo largo de nuestra vida deportiva? ¿Y si competimos con el nivel de exigencia físico que conlleva, me va a pasar factura?
Respecto a la primera pregunta, en términos generales “va a ser que NO". Numerosas investigaciones demuestran que el running y el ciclismo no dañan “per se" las articulaciones. En un reciente estudio no solo se demuestra que correr no favorece un mayor desgaste de las rodillas, sino que puede actuar incluso como factor de prevención de patologías degenerativas del cartílago y del resto de estructuras articulares. Correr largas distancias no causa inflamación en las rodillas sino todo lo contrario, ya que la respuesta pro-inflamatoria (citokinas inflamatorias) tras analizar la sangre y el líquido sinovial extraído del interior de la rodilla después de correr, es menor en comparación con antes de correr. Los investigadores sugieren que estos resultados en contra de la creencia popular, indican que el ejercicio puede funcionar como un medicamento antiinflamatorio y condroprotector, ayudando a retrasar la aparición de enfermedades degenerativas. A este estudio me gustaría añadir que para que estas condiciones beneficiosas se den, lo que se debe hacer “es correr con la mejor técnica de la que seamos capaces y poner todas las medidas de prevención de lesiones posibles".
Y respecto a la pregunta de que si competir en triatlón me va a pasar factura, la respuesta va a ser que "tampoco", siempre que realices una correcta protección articular y en especial un trabajo de reforzamiento y estabilización preventivo. Si bien es cierto el deporte de rendimiento tiene dos caras, por un lado que aporta numerosos beneficios para la salud pero por otro que conlleva un mayor desgaste del organismo.
En este sentido los especialistas en fisiología deportiva están de acuerdo en que el ejercicio físico de resistencia aumenta la esperanza de vida, demostrando que el deportista que durante su vida ha competido en deportes de resistencia, es probable que viva más años. Incluso hay estudios que confirman que cuanto más de resistencia sea la especialidad, mayor es la esperanza de vida. ¿Hay algun deporte más de resistencia que el triatlón...?
Como dice Alejandro Lucía, catedrático de Fisiología de Universidad Europea de Madrid, la clave está no tanto en el tipo de deporte sino en el hecho de que los deportistas de resistencia llevamos un estilo de vida más activo, comemos más frutas y verduras, no fumamos ni bebemos alcohol, descansamos más, etc. En definitiva, nos cuidamos más y esto es lo que nos llevará a vivir más y en mejores condiciones. Y respecto a la longevidad hay numerosos estudios que demuestran que ser deportista de competición en deportes de resistencia es sinónimo de longevidad y calidad de vida. Los resultados confirman que los ciclistas de competición incrementan la longevidad media en un 17%.
SOBRE LAS CAUSAS DE LOS DOLORES DE RODILLA
Cuando una rodilla duele, lo primero que debemos preguntarnos es ¿por qué me duele? y tratar de determinar, ¿cuál ha sido la causa de ese dolor? En este sentido siempre recomiendo acudir a un fisioterapeuta o a un profesional del deporte que con sus conocimientos sobre el aparato locomotor, experiencia y tras una valoración funcional y biomecánica, pueda ayudarnos a encontrar la causa y, lo más importante, trabajar para corregirla. Hay que tener en cuenta que en una lesión deportiva influyen muchos factores como es la genética heredada de nuestros progenitores, que determinarán la vulnerabilidad o resistencia de los diferentes tejidos del aparato locomotor (huesos, articulaciones, tendones, ligamentos, fascias, músculos, etc.) y cómo responden estos ante las cargas del entrenamiento. Pero los datos referentes a inadecuada disposición biomecánica y a la incorrecta realización del gesto técnico suelen estar presentes en la mayoría de las molestias articulares.
Es la buena praxis y los hábitos saludables de actividad física los que nos mantendrán alejados de la lesiones. Para ello, necesitamos además de un ansiado equilibrio psicofísico, practicar con los materiales adecuados, hacerlo con la técnica correcta, pero también realizar un trabajo de fuerza compensatorio que contribuya a estabilizar las articulaciones, a permitir un desarrollo muscular equilibrado y a un reforzamiento general del organismo.
Respecto a los efectos que las cargas del entrenamiento tienen sobre nuestras rodillas, recordar que siempre hay que respetar los principios generales del entrenamiento. Esto es incrementar progresivamente las cargas, no excederse más de un 10% en el incremento semanalmente, intercalar días de actividad intensa con días suaves. Respetar los tiempos de descanso acordes al volumen y/o a la intensidad de la disciplina realizada y seguir una planificación anual de los entrenos, en los que se contemplen períodos de mayor actividad deportiva y competición con los de descanso. Sí, sí, respetar los periodos de descanso, ya que descansar más va a permitir la recuperación de los diferentes tejidos solicitados, y posibilitará que el organismo se fortalezca evitando el efecto contrario que sería el debilitamiento de los tejidos, lo que supone un factor claramente lesivo.