En verano, debido a las altas temperaturas, la pérdida de líquidos durante los entrenamientos aumenta considerablamente. Por lo tanto, el triatleta necesita un aporte extra de hidratación, que puede obtener de algunos alimentos que son prácticamente agua:
Pepinos: los alimentos más “crujientes” son los que contienen mayores niveles de agua. Los pepinos son un buen ejemplo. Este vegetal propio del verano contiene hasta un 95% de agua y encabeza la lista de alimentos súper hidratantes. Los principios activos de los pepinos les confieren propiedades antiinflamatorias y protegen la piel de las incipientes arrugas provocadas por los rayos ultravioletas, gracias a la vitamina E, que actúa como astringente e hidratante.
Tomates: son 94% agua. Y si añadimos, además, que contienen un antioxidante denominado licopeno, que ayuda a mantener una buena salud coronaria, se convierten en un obligado en la nevera. Además, contienen mucha vitamina C, que consigue que la piel se mantenga saludable, a pesar de las muchas horas de entreno bajo sol. Bajos en calorías.
Rábanos: quizás el sabor tan fuerte y amargo de esta hortaliza no sea plato de buen gusto en la alimentación diaria. Sin embargo, los rábanos contienen un 95% de agua, lo que les convierten en un alimento altamente digestivo y saciante, puesto que son muy ricos en fibra.
Leche: toda bebida es hidratante. Y la leche no es menos, ya que contiene un 91% de agua. Lo cierto es que es un gran aliado después de entrenar, gracias a su característica combinación de nutrientes (agua, proteínas, sodio…), que ayuda a recuperar el cuerpo después del ejercicio. En verano, cuando incrementamos el tiempo de trabajo en las tres disciplinas (natación, ciclismo y carrera a pie), es importante optar por aliados como la leche sin lactosa, puesto que es más digestiva y ligera, al eliminar durante el proceso el azúcar propio de la leche.
Sandía: el postre del verano y el snack por excelencia para reponer líquidos después de las duras sesiones de entrenamiento. La sandía es puro agua y sabor, con un 92% de agua en su contenido. Además, su tonalidad rojiza es característica de los alimentos con licopeno (como los tomates), un antioxidante que se absorbe con mayor rapidez si se combina con alimentos grasos, como los aguacates. ¿La mejor opción? Incorporarla en ensaladas que combinen aguacate y quesos ligeros.