Para el resto de los mortales hacer este tipo de entrenamientos 'apocalípticos' (tomamos prestado el término que acuñó precisamente su compañero en el INEOS Egan Bernal) se antoja inhumano. Para Cameron Wurf es algo de andar por casa.
El australiano, a punto de cumplir los 40, remero olímpico en sus inicios en la competición de alto nivel, ahora ciclista del Ineos y triatleta PRO, es un loco del deporte de resistencia: en 2018, por ejemplo, completó ocho pruebas IRONMAN, incluido el Mundial de Hawaii, donde acabó 9º (un año después llegó a ser 5º en Kona)
En este 2023, en abril, a modo de entrenamiento, corrió un medio maratón después de hacer la París-Roubaix. Y hace un mes, una semana después de acabar 2º el IRONMAN de Austria logrando su 'slot' para el Mundial IRONMAN, compitió en el de Francia que se disputó en Niza, porque, aunque estaba de vacaciones, pasaba por allí.
"En nuestro largo viaje de regreso en coche a Andorra [donde reside Wurf] decidimos parar en Niza para pasar unos días de vacaciones en la playa. Como se celebra el IRONMAN de Francia mañana, he pensado: Por qué no; tengo todo mi equipo conmigo; y es una fantástica oportunidad para hacer un reconocimiento del recorrido del Campeonato del Mundo de septiembre [recordemos que Niza acoge en este 2023 el Mundial IRONMAN en categoría masculina]. Ni idea de cómo se recuperará el cuerpo para mi segundo IRONMAN en una semana. Lo que puedo garantizar, sin embargo, es que, cualquiera que sea el combustible que quede en el tanque voy a vaciarlo completamente. Reza por mí...", bromeaba Wurf en vísperas de la competición, que acabó en la 4ª plaza. Y era también su cuarto IRONMAN de la temporada (5º en Sudáfrica, 3º en Lanzarote, 2º en Austria y 4º en Francia), que cerrará con cinco por lo menos, pues le quede el mencionado Mundial de Niza del 10 de septiembre, para el que ya está clasificado. Más todas las carreras del UCI World Tour: las que lleva y las que le restan.
Y a poco más de un mes para el Campeonato del Mundo IRONMAN, Wurf se sigue machacando para llegar en las mejores condiciones. Prueba de ello es su último 'apocalipsis' en bici. Ha sido en Andorra este fin de semana: 300 km y casi 10.000 metros de desnivel, según figura en su cuenta de Strava...
Un 'Everesting' (así ha titulado el australiano la actividad) en poco más de 13 horas, subiendo diez puertos andorranos. Entre ellos, Ordino, La Gallina, La Rabassa o La Comella.
