No es la primera vez que hablamos de Luis de Arriba, 'Luidgi', una persona normal que un día decidió cambiar... Y empezó a hacer deporte para llevar una vida más sana y encontrarse mejor, terminando por hacer una tras otra las pruebas más míticas y exigentes de resistencia del planeta (Campeonato del Mundo Xterra, cruce a nado del estrecho de Gibraltar, UTMB, Marathon des Sables, Cape Epic, Titan Desert...).
En 2021 ganó el ULTRAMAN de Cozumel tras 26 horas y 26 minutos de esfuerzo a lo largo de tres días.
(Un Ultra Triatlón o Ultraman es una prueba de ultraresistencia que se divide en tres días. Los participantes tienen que completar 10 kilómetros de natación, 425 km de ciclismo y 85 km de carrera a pie. En la primera jornada afrontan 10 kilómetros de natación y 150 kilómetros en bicicleta; en la segunda, 275 kilómetros de ciclismo; y el tercer día, 85 kilómetros de carrera, es decir, dos maratones seguidos).
En 2022 Luis completó el Ultraman de Florida en 26 horas y 57 minutos, en la 11ª posición, obteniendo plaza para el Mundial ULTRAMAN de Hawaii, donde compitió a finales de año: acabó en el puesto 20º, en 31 horas, 33 minutos y 22 segundos.
De esta manera, 'Luidgi' conquistaba su particular 'triple corona mundial hawaiana', pues en 2014 completó tanto el Campeonato del Mundo IRONMAN de Kona como el Campeonato del Mundo XTERRA de Maui.
Pero Luis, que entrena 12 horas a la semana, como nos confesaba en la entrevista que le hicimos hace unos meses, y cuyo mantra es "Dolor es sólo dolor", no para. Recientemente ha estado en la París-Roubaix Challenge, otro reto superado.
Ésta es su crónica en primera persona:
Todo empezó hace unos meses cuando Diego, Pablo e Iván me propusieron ir con ellos a la Paris-Roubaix Challenge, prueba que se celebra el sábado antes de la profesional del domingo. Yo, que soy de los que me tocan las palmas y bailo, me faltó tiempo para decirles que sí.
Tengo que confesar que le tenía algo de respeto, ya que es seguramente la prueba más dura y difícil de todas las "clásicas" del ciclismo.
Lo que hace especial esta prueba es el "pavé". Básicamente, tramos de adoquín que hay intercalados en el recorrido, exáctamente 29, de entre 1 y 3 kms que suman casi 55 km en total y catalogados por estrellas según su dificultad desde una a cinco estrellas como los brutales "Bosque d´Arenberg", "Mons - en - Pèvéle" y "Carrefour de l'Arbre".
Pedalear en estas zonas es una auténtica tortura, ya que las vibraciones son extremas y se transmiten a todo el cuerpo, especialmente los brazos y la cabeza (a mí se me nublaba la vista). Las ruedas pierden tracción constantemente, por lo que tenemos que esforzarnos en mantener la potencia a la vez que el equilibrio para no caernos.
Otro factor a tener en cuenta es la suerte que tenemos que tener para no pinchar, reventar una rueda o romper alguna pieza de la bicicleta. Antiguamente las bicicletas que se usaban quedaban inutilizadas. Hoy en día han evolucionado y son más duras y fiables.
En cuanto a la logística, Diego se había comprado una furgoneta y decidimos ir los cuatro en furgoneta desde Madrid. La primera noche la haríamos en Orleans y luego por la mañana rodearíamos París para llegar a Busigny, donde se encontraba la salida de la prueba.
Busigny está a 1.455 km de Madrid, pero, haciendo noche a mitad de trayecto y con buena compañía, el viaje se hace ameno. Ya durante el viaje bromeamos sobre si acabaríamos todos ilesos, sin pinchar y si las bicis iban a aguantar.
Lo primero que hicimos después de recoger los dorsales fue ir a ver con nuestros propios ojos el temido pavé del Bosque de Arenberg.

En cuanto lo ves, piensas que no es ciclable y que es imposible ir en bici por él. Diego e Iván estaban más tranquilos por que habían llevado las bicis de gravel. Pablo y yo, menos. Pablo llevaba ruedas de 32 mm y yo, el que menos de todos, de 28 mm. ¡No sabía si reír o llorar!
Busigny, 5:30 de la mañana... Por fin llegó el día de la carrera. Desayunamos tostadas de aguacate con salmón, café y un plátano. A la guerra se va con energía.
Los primeros kilómetros de los 170 de que consta la prueba transcurren tranquilos, pero en nuestro interior hay una mezcla de emoción y temor ante el primer tramo de pavé que vamos a cruzar.
Esto define muy bien lo que se siente en esta carrera. Estás sufriendo en cada uno de los casi 55 km de pavé que componen los 29 sectores, pero a la vez, sabes que si consigues acabar, habrás formado parte de la épica del ciclismo.

En mi caso iba aprendiendo sobre la marcha (no hay manera de poder "preparar" esta carrera en España, ya que no existe ese tipo de adoquín), y a medida que transcurrían los tramos aprendía que era mejor no agarrar muy fuerte el manillar, incluso agarrarlo de la parte baja era menos doloroso (ya me había salido una ampolla en la palma de mano), pero te obligaba a estar más atento, ya que el control sobre la bici es menor. También echar el cuerpo un poco hacia atrás para dejar la bici "correr" ayudaba. No obstante, lo más importante era ir concentrado y rezar para no caerse o romper una rueda.

Los kilómetros iban transcurriendo y nos íbamos agrupando los cuatro en los avituallamientos. Nuestras caras reflejaban una mezcla de alegría y preocupación. Por un lado, estábamos felices sabiendo que estábamos en 'la meca' de las clásicas del ciclismo, pero, por otro lado, sabíamos que hasta que no llegaramos al velódromo donde estaba la línea de meta no podíamos cantar victoria.
A falta de aproximadamente 30 km, Pablo sufrió una caída al ir a adelantar a Diego e Iván. Gracias a Dios, pudo reincorporarse con algunos dolores y acabar. Una vez en Madrid y después de ir al hospital, le han diagnosticado una rotura de fibras en el muslo. Esto demuestra lo duro que es. Acabó a pesar de todo el dolor.
Tras 170 km y 55 de insufrible pavé, llegamos al Velódromo de Roubaix. Es difícil explicar lo que sientes cuando han cumplido un reto de este tipo. Lo que tengo claro es que son recuerdos que nos acompañarán el resto de nuestras vidas y que no se pueden entender si no se viven en primera persona.

Una vez más quiero dar las gracias a mis amigos Diego, Iván y Pablo por ser como son. Es un lujo tener amigos asi con los que poder compartir aventuras como esta. De hecho, en el viaje de vuelta ya estábamos pensando en la próxima.
¿Otro "monumento" del ciclismo? ¿La Lieja-Bastogne-Lieja?
Se admiten sugerencias: ¿Qué prueba recomendaríais vosotros?
*Si buscas un entrenador titulado que te ayude a conseguir tus retos, manda un email a: luis.arriba@gmail.com