Estados Unidos sigue luchando contra la COVID-19. Ya ha superado los 3 millones de contagiados y suma más de 130.000 víctimas mortales. En el estado de Minnesota, concretamente, la mayoría de las hospitalizaciones y muertes por el coronavirus afectan a personas por encima de los 50 años.
Sin embargo, el triatleta Ben O'Donnell tiene sólo 38 y fue la primera persona del estado que contrajo la enfermedad. Estuvo casi un mes en la UCI, primero con respirador y, luego, con ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea: ECMO, por sus siglas en inglés), una máquina que oxigena la sangre del paciente y respira por él, debido al nivel de daño y acumulación de líquido en los pulmones que le impedían respirar por su cuenta.
O'Donnell, afortunadamente, luchó y venció... Según los datos de Extracorporeal Life Support Organization, solo el 55% de los pacientes con COVID-19 que estuvieron enchufados a estas máquinas sobrevivió.
La recuperación fue lenta después del tratamiento en el Centro Médico de la Universidad de Minnesota, donde permaneció del 9 de marzo al 6 de abril. Cuando por fin le dieron el alta, en los primeros días que estuvo en su domicilio, necesitaba llevar oxígeno para dar unos cuantos pasos y poder llegar al buzón. Ahora, ha empezado a entrenar. Cada día corre 5 km, nada 1.500 metros y monta en bici una hora, prestando mucha atención a la frecuencia cardíaca y a los niveles de oxígeno en la sangre que le va indicando su reloj. Ya ha formalizado la inscripción para estar en la línea de salida del IRONMAN de Arizona el próximo 22 de noviembre.
Aunque ha retomado el entrenameinto, O'Donnell se queja de que le está costando mucho recuperar la fuerza. De momento, sólo puede hacer tres flexiones y el cuádriceps se le queda agarrotado con mucha frecuencia.
Aun así, quiere que su recuperación dé esperanza a otros. Además, está recaudando dinero para la lucha contra la COVID-19 a través de la Fundación IRONMAN: "Si puedo demostrar que puedo regresar, daré más esperanza a las personas que lo están sufriendo ahora".
El COVID-19 puede llegar a producir daño pulmonar que reduce permanentemente la capacidad respiratoria y el rendimiento deportivo, pero O'Donnell, que hizo su primer IRONMAN en 2017, asegura que está preparado para seguir adelante, aun asumiendo que su recuperación no llegue a ser completa y que, por tanto, le quede alguna secuela.