A sus 38 años, Gwen Jorgensen, oro olímpico en Río 2016 y campeona del mundo en 2014 y 2015, se mantiene firme en su empeño por volver a lo más alto. No le importa haber quedado fuera de los Juegos de París del pasado verano, competición que despertó de nuevo en ella la ilusión por el triatlón tras su fallido periplo en el atletismo desde 2017.
En sus últimas carreras de este 2024, la estadounidense ha demostrado estar ya bastante cerca de su mejor versión: 6ª en la prueba de las Series Mundiales de Weihai (China) cuando tan sólo 8 semanas antes se había roto la clavícula; 12ª en la Final de Torremolinos del pasado 19 de octubre; y campeona de la Copa del Mundo de Miyazaki (Japón), donde, además de la victoria, nos dejó su enésima lección de pundonor al sobreponerse a una caída en la T2.
¿Cuántas lesiones-molestias sufre un triatleta de élite en un año?
Y el de Miyazaki no ha sido el único contratiempo que ha tenido que superar. Si algo tiene un triatleta de élite es resiliencia, sobre todo ante lesiones y molestias físicas de todo tipo que forman parte de su día a día.
En una de sus últimas publicaciones en redes sociales, Jorgensen se ha tomado la 'molestia' de recopilarlas. Son once en total:
Casi siempre vemos a los triatletas cuando cruzan la línea de meta, pero rara vez se ven los baches del camino.
A continuación, enumero mis lesiones/molestias que me preocuparon en 2024 (llevo un buen registro en los mensajes de texto a mi fisioterapeuta)
12 de enero: sobrecarga en el flexor de cadera izquierdo por una serie de pies en la piscina. Mi fisioterapeuta me recetó un estiramiento de media rodilla.
16 de febrero: sobrecarga en el isquio izquierdo. Por lo general, no me gusta trabajar el isquio, pero esta semana dejé que mi fisioterapeuta lo hiciera. Decidimos que estaba tenso por correr en la nieve y en la cinta de correr. Agregamos algunos ejercicios de fuerza.
16 de marzo: sobrecarga en el gemelo y el tendón de Aquiles, lo que siempre me preocupa porque me han operado dos veces el tendón de Aquiles. Hice un tratamiento adicional, estiramientos adicionales y usé compresión.
21 de marzo: sobrecarga en el ligamento colateral derecho, lo que es común para mí cuando ando mucho en bicicleta. Hice más estiramientos y conseguí una cama nueva.
27 de marzo: sobrecarga en el trapecio. Mi fisioterapeuta me dijo que no era nada de lo que preocuparse (y tenía razón, como siempre).
18 de abril: gemelos y tendones de Aquiles muy cargados.
30 de abril: dolor en la rodilla derecha (que duró un mes). Esto me asustó porque era una sensación nueva. Mi fisioterapeuta me aseguró semana tras semana que estaba bien y solo me hizo hacer estiramientos adicionales, tratamientos y algunos entrenamientos modificados.
19 de mayo: dolor en el dedo gordo del pie, que es muy común para mí. Patrick me ayudó a estirar este.
26 de junio: tenía la escápula derecha tensa. El fisioterapeuta me dijo que no era nada de lo que preocuparse (de nuevo, tenía razón).
23 de julio: fractura de clavícula. Esta fue importante. Dejé de entrenar y tuve dolor en el hombro durante mucho tiempo. No nadé durante 4 semanas ni corrí en tierra durante 4 semanas. Después de la segunda semana, rara vez me dolía la clavícula, pero sentí dolor en el hombro durante toda la temporada. No usé palas en la piscina hasta las dos últimas semanas de la temporada.
8 de noviembre: me caí y se me hinchó la rodilla, lo que me asustó porque tardó 13 días en bajar la hinchazón. Pero estuve bien, como predijo mi fisioterapeuta).
Parte de ser triatleta es escuchar a tu cuerpo y saber cuándo esforzarte, modificar o parar. ¿Tienes a alguien en quien confiar durante este proceso o eres honesto contigo mismo?