La campeona del mundo de triatlón que ha derrotado al cáncer: "Cada día, cada momento es un milagro"

La historia de superación de Siri Lindley, que ha superado una leucemia mieloide aguda.

La campeona del mundo de triatlón que ha derrotado al cáncer: "Cada día, cada momento es un milagro".
La campeona del mundo de triatlón que ha derrotado al cáncer: "Cada día, cada momento es un milagro".

En 2001, la estadounidense Siri Lindley hizo doblete en Edmonton (Canadá). Ganó el Campeonato del Mundo de Triatlón y también el de Acuatlón. Un año antes se había proclamado subcampeona del mundo de Duatlón en Calais (Francia).

Una vez retirada del profesionalismo, ejerció como entrenadora de triatlón. De hecho, llevó a Mirinda Carfrae a la conquista de tres títulos en el Mundial IRONMAN de Kona (2010, 2013 y 2014).

Actualmente, a sus 51 años, Siri Lindley se dedica a guiar la preparación de triatletas de todos los niveles y a salvar la vida de caballos que van a ser sacrificados. Lo hace a través de su propia fundación: Believe Ranch and Rescue.

El pasado mes de noviembre, al regresar de Kona, donde estuvo presenciando el Mundial IRONMAN, le diagnosticaron leucemia mieloide aguda. En Hawaii se sintió muy fatigada. Además, llevaba meses sufriendo fuertes dolores en la cadera. En las pruebas preoperatorias para ponerle una prótesis detectaron el cáncer. 

"Busqué las estadísticas y hay un 24% de posibilidades de supervivencia. Tuve que sentarme porque, al principio, te golpea fuerte y te aterroriza. Me sentí paralizada. Sé que ésta será la batalla más dura de mi vida, pero amo la vida y amo a las personas que hay en mi vida, y voy a hacer de ésta la mejor batalla de mi vida y espero que sea el mayor triunfo de mi vida", explicaba entonces, cuando lo hizo público.

En febrero se sometió a un trasplante de médula ósea. Estaba previsto que estuviera ingresada dos meses, pero los médicos decidieron mandarla a casa tras un mes en el hospital. En su estado y ante la expansión del coronavirus, pertenecía a los grupos considerados de alto riesgo. 

Cuando sólo llevaba 48 horas en su domicilio de Longmont, en Colorado, 38 días después del trasplante, ¡ya estaba haciendo rodillo!

Ahora, tras el trasplante, someterse a un tratamiento que a veces la hacía vomitar 45 veces al día y perder 7 kilos, la ex campeona mundial está oficialmente curada. "Ha sido lo más difícil por lo que he pasado en toda mi vida. Cada día es un milagro, cada momento es un milagro. Me ha enseñado que la vida no es una línea recta y que no debes esperar que lo sea", explica en triathlete.com.

“Recibí una llamada telefónica. Querían hablar conmigo para informarme del resultado de mi última biopsia de médula ósea, que me realizaban cada tres meses, y me dijeron que ahora estoy completamente libre de cáncer. Recibí esa llamada y lloré de gratitud. Es un milagro y nunca volveré a dar por sentado este milagro de mi salud y esta vida y cada momento. La vida es el mejor regalo y siento que tengo mucho trabajo que hacer en este mundo. Realmente creo que tengo otros 50 años, y ahora se trata de mantenerme libre de cáncer para siempre, recuperar mi fuerza y ​​volver a poder vivir la vida a fondo", relata Lindley, que para sobrellevar los momentos más duros recurrió a los recuerdos de sus grandes hazañas en el triatlón.

"Paran justo antes de matarte, te arrojan una bomba, pero tuvieron que borrar todo para que cuando recibiera el nuevo trasplante no quedara evidencia de nada. Esa semana fue horrible, aterradora, pero entré a mi trasplante de médula ósea el 21 de febrero. Me sentía como una sombra de lo que era antes, pero tenía cada centímetro de las paredes de mi habitación del hospital cubierto con fotos de mis victorias que me recordaban cómo había hecho posible lo imposible", asegura. 

"A menudo intentaba replantear lo que estaba sucediendo y entender el significado de por qué me está sucediendo esto. Llegué a la conclusión de que tenía mucho más que darle a este mundo; voy a tener un mensaje para ayudar realmente a inspirar a otros. Puede ser un testimonio poderoso sobre cómo salir de lugares de los que no crees que puedas salir, ya sea tristeza, enfermedad o desesperación", afirma.

Disciplinar mis pensamientos y concentrarme en las cosas que me ayudarían a curarme en lugar de debilitarme fue muy importante, y es una lección increíble para los triatletas también. Puedes estar en una carrera y tener un día malo, en el que las cosas se ponen realmente difíciles. Si piensas solo en lo mal que te sientes, en lo lento que vas, solo empeorarás la situación más y más. Pero si estás ahí afuera y comienzas a concentrarte en dar lo mejor de ti, en lo que puedes hacer, no en lo que no puedes, entonces de repente tus piernas lo harán y empezarás a sentirte mejor", añade Lindley, que está desando retomar la actividad en su rancho, con su esposa, rodeada de sus animales, y volver a estar con sus triatletas para ayudarles a alcanzar su máximo potencial.