"Ya no quería seguir viviendo"... Son palabras del deportista olímpico más exitoso de la historia, Michael Phelps, para referirse a la profunda depresión que padeció en algunos momentos de su carrera profesional. Pero el nadador estadounidense, que lleva tiempo hablando abiertamente de este problema, no es el único deportista de élite que ha tenido que lidiar con él.
El último caso es el de Victoria Pendleton, dos veces campeona olímpica (en Pekín 2008 y Londres 2012) y nueve veces campeona del mundo de ciclismo en pista.
La ciclista británica, de 38 años y ya retirada, fue diagnosticada con depresión severa el verano pasado. Había regresado recientemente del Everest, sin poder hacer cumbre debido a la hipoxia. Además, su matrimonio con el ex entrenador de ciclismo británico Scott Gardner se había derrumbado.
Después de sufrir un ataque de ansiedad, le recetaron varios medicamentos, incluyendo antidepresivos y pastillas para dormir, pero Pendleton ha reconocido que no le ayudaron y que solo le hicieron sentir como una 'zombie'.
"Serían las seis y media de la mañana. Llevaba varias horas despierta, sin poder dormir. Recuerdo que estaba acostada con lágrimas en la cara. No lloraba realmente, solo sentía una sensación de desesperanza. Estaba tan deprimida. Tan indefensa. Y Solo pensé: 'No quiero ver el mañana'. Tenía la dosis de drogas para suicidarme. Y lo tenía allí, delante de mí. Y sabía cuánto costaría. Y cuánto tiempo tendría que dejar para que funcionara definitivamente", ha explicado en una entrevista en The Telegraph.
Afortunadamente, tomó la decisión de levantar el teléfono y llamar a Steve Peters, psiquiatra de la Federación Británica de Ciclismo y del Sky , quien a su vez avisó al hermano de Pendleton.
Tras este episodio, se mudó con su madre durante dos meses, aunque su estado mental no mejoró de inmediato. Volvió a "fantasear" con el suicidio, revisando todos los aspectos prácticos e incluso pidiéndole a su madre que la perdonara si seguía adelante con eso. "Simplemente no puedes entender cuánto estaba sufriendo por dentro", asegura.
Sin embargo, 'Vicki', como la conocen sus allegados, ha ido mejorando. El punto de inflexión, explica en la entrevista, fue un viaje que hizo sola, en contra de los consejos de familiares y amigos, a Costa Rica, donde navegaba todos los días: "A los pocos minutos de estar en el agua, me olvidaba de cómo me sentía en tierra firme. Hay algo muy curativo en el océano. Es mucho mejor que cualquiera de los medicamentos que me recetaron".
Ahora, se dedica a apoyar a The Wave Project, una organización benéfica que tiene como objetivo utilizar el surf como terapia para los jóvenes que pasan por problemas de salud mental. Cree firmemente que salir de su zona de confort le ayudó a comenzar a superar su depresión y que compartir las experiencias públicamente, como también hace Phelps, puede ayudar a otras personas.
"Creo que desde noviembre me he sentido mucho mejor. Eso no significa que no tenga que ser más cautelosa en el futuro, si empiezo a sentir síntomas similares. Pero siento, al menos, que estaría mejor preparada. Supongo que por eso lo estoy diciendo ahora", concluye.
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