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La natación es un deporte muy completo involucra centenas de músculos en un estado de flotación e ingravidez que aporta múltiples beneficios físicos pero también psíquicos y emocionales. Cuando me preguntan si nadar es el deporte más completo, prefiero decantarme por decir que más completo es el triatlón, o el cuadriatlón en todo caso, pero ese es otro tema.
Nadar requiere realizar ejercicio en el agua, un medio casi 800 veces más denso que el aire. Y esta particular propiedad física permite obtener un gran abanico de beneficios para la salud a nivel físico y psíquico en comparación con otros deportes sin apenas inconvenientes.

La práctica de la natación perfila el cuerpo de los nadadores pudiendo apreciar sus efectos en la musculatura del tórax y espalda, efectos que también se aprecian, pero de otra forma diferente, o en otras zonas corporales, como es el caso de los ciclistas o atletas. Pero hay unos beneficios que en ocasiones pasan desapercibidos, que son los que ocasiona a nivel cerebral, que la natación aporta por encima del resto de actividades físicas, y se logran en parte gracias a su densidad, al principio de flotación y a la presión hidrostática que el agua ejerce sobre el cuerpo. Cuando sumergimos el cuerpo en el agua dejando la cabeza fuera de ella aumenta el flujo de sangre a través de las arterias cerebrales permitiendo una mejor y mayor oxigenación neuronal. Esta mayor irrigación cerebral se traduce en un incremento de la creación de nuevas neuronas que inciden de forma directa en la capacidad cognitiva, mejorando la memoria y la concentración, entre otras prestaciones cerebrales.
Así mismo, la sensación de flotación y de deslizamiento estimula la secreción de neurotransmisores como las endorfinas, serotonina y dopamina que no solo mejoran el estado de ánimo, reducen el cortisol y atenúan la percepción del dolor, sino que inciden positivamente en la sensación de bienestar y de felicidad que se experimenta después del nado.
Pero nadar en aguas abiertas todavía permite obtener más beneficios que hacerlo en una piscina, y curiosamente nadar en aguas frías más. Por un lado nadar en espacios naturales posibilita incrementar los neurotransmisores y las hormonas de la felicidad siendo una gran terapia para combatir el estrés psico-físico. Por otro lado, la inmersión en agua fría permite beneficiarse del efecto de la hormesis que, en dosis baja y controlada, resulta muy beneficiosa, pero que en exceso puede producir una hipotermia y afectar negativamente a la salud. Los beneficios provienen de varias vías fisiológicas. Una de ellas es una mayor secreción de dopamina que aumenta la euforia y promueve las sensaciones y las emociones positivas. También estudios científicos* demuestran la estimulación del sistema inmune por aumentar la cantidad de linfocitos T que refuerzan nuestra respuesta ante las enfermedades.
*Immune System of Cold-Exposed and Cold-Adapted Humans. L Janský . 1996 European Journal of Physiology
NADAR EN FAMILIA
Nadar en aguas abiertas, siempre y cuando se domine el medio acuático y se controlen los riesgos, puede resultar una actividad muy gratificante y más aún si la podemos compartir junto a nuestros hijos. Nadar en la naturaleza permite una vinculación especial con el medio natural, posibilita obtener unas sensaciones que no se logran con otros deportes. Nadar en aguas abiertas puede resultar una actividad casi mística. En mi caso “en ocasiones tengo ganas de meterme en el agua para pensar, como si de una catarsis para el alma se tratase...", algo que trato de transmitir a mis hijos.

Responsabilidad
Nadar en familia, también con los amigos o los compañeros de entrenamientos, supone una satisfacción extra. Por un lado, el orgullo de ver que mis hijos disfrutan nadando y practicando una de las aficiones de su padre. Por otro, el hecho de poder compartir esos “momentos medicinales” practicando ejercicio físico. Además, resultan de una gran intensidad emocional al estar juntos y en la naturaleza; pero soy consciente de que esto supone a su vez una gran responsabilidad. Por este motivo, insisto en el necesario enfoque preventivo que debemos tener en consideración los padres y madres en cada una de nuestras sesiones de nado en familia.
Respetar y promulgar todas las medidas de seguridad hará de la natación en aguas abiertas una experiencia satisfactoria. Dándoles ejemplo de cómo se debe practicar la natación al aire libre de forma segura y respetuosa con el entorno servirá para que cuando ellos naden sin nuestra supervisión sean también defensores y practicantes de la prevención, reduciendo así la probabilidad de accidentes.
Bien sea nadando en el mar, en embalses, realizando travesías o descensos de ríos, respetar las medidas de seguridad posibilitará que nadar en familia sea una fuente de disfrute pleno compartiendo afición. Transmitir nuestros valores y el respecto hacia el medio natural mediante el ejemplo hará que nadar en aguas abiertas sea una experiencia gratificante y hará posible que quieran seguir nadando con nosotros muchas más veces.
Fomentar la natación en aguas abiertas, pero con seguridad
Me encanta nadar. Llevo toda mi vida vinculado al medio acuático. De hecho, los que me conocen desde niño saben el origen de mi apodo “el anfibio”. Viene porque mi infancia la he pasado metido en el agua de la piscina, del río Ebro o del Mediterráneo, desde antes de nacer, dice mi madre holandesa, que me llevaba en su vientre cuando se bañaba en el mar mientras mi padre participaba en travesías de natación desde mediados del siglo pasado. Y está claro que fue mi padre quien me inculcó el placer por la natación y me enseñó la importancia de las medidas de seguridad.
Durante años he formado nadadores de competición y actualmente enseño las habilidades y destrezas específicas para ejercer la profesión de socorrista acuático y de monitor de natación. Y tengo muy claro que en ambas formaciones tanto en la de un nadador como en la de un socorrista, las MEDIDAS DE SEGURIDAD y la PREVENCIÓN DE ACCIDENTES en el agua son lo más importante. Por ello, en este artículo voy a resumir aquellos aspectos fundamentales para poder disfrutar de la natación en aguas abiertas en familia con seguridad.
Debemos tener siempre presente que un accidente nos puede ocurrir en cualquier momento y a cualquiera de nosotros por muy buenos nadadores que nos creamos. Por mi experiencia, tengo claro que “todas las medidas de prevención que adoptemos a la hora de nadar en el medio natural nunca serán demasiadas”.

Nadar con seguridad siendo tú el responsable
-Controlar los factores humanos. Valorar de forma objetiva el nivel técnico y el grado de preparación física y psicológica de los nadadores que componen el grupo de entrenamiento. ¿Es un padre objetivo a la hora de valorar estos aspectos en sus propios hijos? En mi opinión, es recomendable tener en cuenta también la opinión de terceras personas con experiencia y conocimiento en natación en aguas abiertas. Un buen consejo a este respecto es que otros valoren a tus hijos de una forma más objetiva e imparcial sobre si cumplen con los requisitos mínimos de seguridad para nadar en aguas abiertas.
-Luego, el punto de partida es valorar los potenciales y las debilidades de tus hijos, no tanto su edad sino su experiencia en natación en aguas abiertas para adecuar la actividad a realizar en el agua. Lo lógico en el caso de que tengáis hijos nadadores de piscina es haber realizado unas primeras tomas de contacto con ellos en entornos controlados y seguros como playas, o embalses vigilados, primero haciendo recorridos breves y próximos a la orilla. Luego, ir progresado tanto en la duración de los recorridos como en las distancias a afrontar y, por último, progresar en dificultad técnica. Una recomendación a este respecto es el denominado “requisito de participación” que garantiza la seguridad de los nadadores al poder constatar sus experiencias previas. Se basa en comprobar el currículum de experiencias acuáticas habiendo tenido que afrontar distancias mayores de forma progresiva: 300 m, 500 m, 1 km, 1.500 m, 3 km, 5 km.
-Enseña y entrena la orientación en aguas abiertas con tus hijos desde el primer dia y exige la premisa de que mantengan siempre el contacto visual contigo. El control visual de todos y cada uno de los integrantes del grupo en todo momento debe ser recíproco, ver y ser siempre visto por el resto de nadadores. Que cada uno se responsabilice del otro funciona muy bien en el caso de parejas, tratando de nadar siempre con un contacto visual de otro compañero, para lo que resulta idóneo nadar en paralelo o a los pies del más avanzado.
-Enseña las conductas de autosalvamento y de rescate porque son un valor añadido en la seguridad en aguas abiertas. Entrena la condición física y las diferentes habilidades y destrezas en el agua porque a mejor forma física y mayor dominio acuático menor es el riesgo.

-Asegúrate de saber prestar los primeros auxilios y realizar las técnicas de rescate acuático y de que tus hijos también sepan hacerlas, porque en caso de accidente serás tú el primer interviniente o, si te pasa algo a ti, lo serán ellos.
Cuando hablamos de prevención, incluso si se han tomado todas las medidas de seguridad posibles, la prevención primaria no garantiza la ausencia de accidentes. Por ello, debemos tener en cuenta también la prevención secundaria, sabiendo qué hacer en caso de accidente.
Este nivel de prevención está relacionado con la necesidad de conocer los protocolos de actuación relativos al remolque y extracción de una víctima del agua, valoración de su nivel de consciencia, saber comprobar si respira o no, saber colocarlo en PLS (posición lateral de seguridad) si respira pero no está consciente, o saber realizar los primeros auxilios.
En este sentido, la pronta comunicación con el 112 para informar del accidente es un aspecto crucial en el caso de necesitar la intervención médica. La posibilidad de tener un teléfono móvil en una embarcación próxima o incluso poder transportarlo dentro de la boya de seguridad estanca resultan de gran ayuda.
Una vez hayas valorado los factores humanos, analiza también los riesgos ambientales y el estado de los materiales que vas a utilizar. Haz un esfuerzo por poner todas las medidas que estén en tus manos para controlarlos al máximo y nunca olvides que para prevenir accidentes siempre será mejor poner tantas medidas de seguridad como sean posibles.
Prevención
“No solo basta con ser un buen nadador, también debemos tener los conocimientos y las destrezas acuáticas para socorrer a otra persona que sufra un accidente en el agua”.
Si el agua está fresquita o vas a estar un tiempo considerable dentro del agua, ponte el traje de neopreno. Si vas a nadar en aguas donde exista la posibilidad de contactar de manera fortuita con objetos, flora o fauna local, usa siempre el traje de neopreno. No solo porque el neopreno va a permitir aislarte del agua fría y protegerte de roces con objetos o de la picadura de medusas por ejemplo, sino que el aumento de la flotabilidad que aporta es en sí misma una medida extra de seguridad.

Si cuentas con una embarcación de apoyo como un un kayak o una tabla de padel surf (SUP) que pueda servir de guía, dar apoyo logístico o simplemente como medida extra de seguridad, es muy recomendable.
Cuantas más medidas de seguridad adoptemos mayor será la prevención de accidentes y menor la probabilidad de sufrirlos.
Llevar gorros de colores llamativos y boyas de seguridad facilita el seguimiento y el control visual de todos los integrantes, así como ser avistados con facilidad por el personal de salvamento.

Medidas de seguridad
A continuación, hago una recopilación de las medidas de seguridad más importantes que debemos tener en cuenta y que aconsejo revisar siempre antes de nadar. Este recordatorio nos ayudará a evitar descuidos y servirá para prevenir accidentes.
Este repaso o chequeo de las medidas de seguridad antes de meterte en el agua con tus hijos o compañeros pertenece a lo que llamo tener una “visión preventiva”. Tener siempre presente la posibilidad de sufrir un accidente reducirá la de tener que lamentarlo.
Generales
-No nades en una zona desconocida.
-Es necesario conocer las condiciones de salubridad y de claridad de las aguas en las que vas a nadar. Para ello, es interesante consultar el certificado de calidad del agua y asegurarte si en esa zona está permitido el baño.
-Valora las condiciones climáticas, la temperatura del agua y la ambiental, consulta siempre la previsión meteorológica de la franja horaria en la que vas a nadar.
-Analiza el recorrido desde fuera con ellos y valora no solo los accesos y la salida, sino también las posibles vías de escape o alternativas en caso de que un imprevisto obligue a acortar la travesía.
-Visualiza el recorrido y hazte un esquema mental de las alternativas de acuerdo al nivel del menos preparado.
-Explica el recorrido con antelación y los requerimientos de seguridad y recuerda que siempre hay que guardar fuerzas para la vuelta o para el último tramo.
-No nades a última hora del día y evita nadar en contra de la corriente, de las olas y del viento. Pregunta a los nadadores locales. Que el nado sea una experiencia gratificante es clave en que quieran seguir nadando contigo.
-Siempre que puedas, nada en una zona vigilada, en paralelo y cerca de la orilla. Nada a una distancia prudencial de la orilla que por un lado te de seguridad pero al mismo tiempo te mantenga alejado de los pescadores.
-Habla con el socorrista, pregúntale cómo está el día para nadar y cuéntale tus planes.
-Antes de meterte en el agua mide con termómetro la temperatura del agua, ante la duda de ponerte o no el neopreno, opta por usar el traje.

-Cada cierto número de brazadas mira al frente para orientar tu trayectoria y corregir posibles desviaciones y respira a ambos lados para tener controlados a tus hijos y/o acompañantes. Realizar la respiración bilateral es de gran ayuda en este sentido. Cambiar de estilo y realizar nado de espalda yendo el primero permite obtener una visión de la situación en su conjunto. Nadar a braza con la cabeza afuera permite tener una completa visión del grupo.

-En recorridos en los que pueda haber objetos flotando o sumergidos o haya probabilidad de encontrar medusas adopta el nado en fila, llevando a tus hijos a tus pies permite advertirles de los diferentes riesgos que surjan y esquivarlos. Esto reduce la probabilidad de impactos y les permite aprovechar tu estela reduciendo la resistencia al avance, lo que hace el nado más fácil y seguro.
-Ten preparadas las toallas, la ropa de abrigo, comida energética y bebida caliente para todos para después de nadar: ¡Se lo han ganado¡

Poder nadar con vuestros hijos o compañeros en aguas abiertas es una experiencia magnífica. Disfrutar del medio acuático en familia es sin lugar a dudas una suerte; padres o/ y madres nadadores-triatletas sois muy afortunados. Pero antes de meteros a nadar con ellos, recomiendo que identifiqueis los riesgos asociados a la natación en aguas abiertas en ese lugar y en ese momento en concreto. Mi consejo es que nadéis primero vosotros analizando los factores de riesgo in situ antes de hacerlo acompañado de vuestros hijos. Esto permite adoptar las medidas de seguridad adecuadas y prevenir posibles accidentes.