1. Nadar con la cabeza demasiado alta
Mira al fondo de la piscina y, además de mejorar el flujo y la alineación del cuerpo, reducirás la tensión cervical.
2. Brazada demasiado corta
Antes de empezar a traccionar, lleva todo lo lejos que puedas el brazo y la mano. Así mejorarás el rolido, tendrás más tiempo para respirar y reducirás tu frecuencia de brazada.
3. Mano de entrada desalineada
No metas la mano inclinada, debe entrar en línea recta para alcanzar la mayor distancia de brazada.
4. Mala angulación de la mano
La mano debe seguir la línea del antebrazo y crear una superficie cóncava para ‘agarrar’ más agua.
5. Torso inclinado
Aumenta drásticamente la fricción y la desalineación del cuerpo.
6. Tobillo en flexión
Para que el pie haga de pala y no aumente al resistencia hay que dar la patada con el empeine estirado lo máximo posible. Es normal que al principio aparezcan calambres, pero al ir adquiriendo flexibilidad será una posición mucho más natural.
7. Amplitud de patada excesiva
Aumenta la frecuencia pero no la separación, ya que cuanto más separes las piernas entre sí, generas más fricción y ruptura de flujo.
8. Cruzar las piernas
Las piernas no deben cruzarse en la patada, deben mantener su posición incluso en el rolido o perderás eficiencia en la patada. Usa aletas para corregir este defecto.
9. Dar la patada sólo con los gemelos
La patada empieza desde la cadera con la pierna estirada. De este modo conseguirás elevar tu cadera y reducir la fricción con el agua.
10. Arquear la espalda
Trata de sacar el trasero del agua al tiempo que traccionas y das la patada, reducirás la tensión lumbar y aumentarás tu velocidad.