Además, la respiración bilateral te ayuda a no sobrecargar el hombro sobre el que no se respira, obligándole a llevar unos rangos de movimiento mucho más planos, con el consiguiente aumento de posibilidades de lesionarse seriamente dicho hombro. Creo que esta progresión te será muy útil, ya no sólo en sí misma, sino porque una vez dominada a una intensidad y con una leve modificación a nivel de descansos, se puede realizar en casi todas las intensidades de nado o entrenamiento.
Imagina que respiras siempre hacia la derecha:
1) 4x25m/10” 1ª-2ª-3ª respirando cada 2 brazadas a la izquierda – 4ª respiración a elegir
2) 4x50m/10” 1ª-2ª-3ª respirando cada 2 brazadas a la izquierda – 4ª respiración a elegir
3) 2x100m/15” 50m respirando cada 3 brazadas – 25m a la izquierda – 25m a la derecha
4) 1x200m. 50m cada 3 brazadas – 50m cada 2 derecha – 50m cada 2 izquierda – 50m cada 3 brazadas
5) 1x400m 50m respirar a derecha – 100m respirando cada 3 brazadas – 50m respirando a la izquierda
En la natación, saber respirar por ambos lados te ayuda a:
-Conocer y controlar lo que ocurre a ambos lados cuando nadas. Respirar sólo para un lado y quedarte sin la información del 50% de tu entorno es algo imperdonable si quieres COMPETIR, sea al ritmo que sea, buscando dar tu mejor versión.
-Respirar mejor y reducir lo máximo posible los tragos que le pegamos al mar. Nadar en entornos abiertos donde no controlas las corrientes, ni la dirección de las olas, ni, por supuesto, las turbulencias creadas por tus competidores directos, y poder cambiar la respiración al lado menos “crispado”, se convierte en una herramienta básica.
-Reducir el riesgo de lesiones de hombro. Al nadar se rota más el cuerpo al sacar la cabeza para respirar que cuando nadamos con la cabeza dentro del agua. Esto provoca un esfuerzo de los tendones del hombro tanto en el recobro como en la tracción. Por tanto, al repartir esos giros a ambos lados, ambos brazos se benefician, atenuando la sobrecarga sobre uno de ellos.