¿Rolido excesivo o demasiado escaso?

Entre otras cosas, este balanceo continuo facilita el recobro de brazos y, por ello, evita dolores crónicos de hombros.

Maribel Blanco

Rolido de cadera
Rolido de cadera

Llevo muchos años entrenando a nadadores y triatletas en piscina y no recuerdo a nadie que hiciera un rolido excesivo de cadera.

-Me he encontrado rolidos mínimos, inexistentes y, con diferencia, lo que más he visto son rolidos a destiempo.

-El rolido, que es el movimiento del cuerpo sobre el eje longitudinal, es precisamente eso, un movimiento de “todo” el cuerpo, incluyendo el eje transversal de hombro y caderas. Este balanceo continuo facilita el recobro de brazos y de la respiración y por ello evita dolores crónicos de hombros. Además, facilita el avance del cuerpo a través del agua al disminuir la resistencia frontal.

-Este movimiento provoca un continuo desequilibrio que bien acompasado parece un simple movimiento de baile. Si hay descoordinación entre hombros y cadera, el estilo se ve muy afectado, pareciendo desde fuera que el nadador se “retuerce” por la cintura.

-En general los nados con punto muertos facilitan centrar la atención en el rolido, ya que siempre dispondremos de un apoyo extra del brazo que permanece extendido. Igualmente, en una fase más adelantada, el nado en punto muerto con el brazo contrario quieto junto al cuerpo y respirando por dicho lado, obliga a un mayor giro longitudinal del cuerpo si queremos levantar la cabeza lo suficiente para no tragar agua.

-Como elementos de ayuda tenemos los cinturones con palas a modo de aletas de tiburón que nos ayudan a realizar el rolido de cadera. Son las mencionadas aletas las que acentúan la sensación de desequilibrio propiciando un trabajo de contraste.

-Otro ejercicio muy bueno es nadar junto al bordillo sin avanzar, mientras un compañero o el entrenador nos sujeta por los pies y provoca el rolido acompasándolo con el movimiento de brazos.

 -¿Por qué teniendo tantos beneficios no se aplica más? Lo cierto es que requiere poner en juego una combinación de destrezas que en conjunto resultan complicadas. Precisa de una buena coordinación, propiocepción, sensibilidad para apoyarnos en el agua, buena alineación y flexibilidad en la articulación escapulo-humeral (el hombro, coloquialmente hablando). La buena noticia es que, pese a todo, es posible mejorar nuestro rolido.