El mundo del triatlón es un mundo tremendamente profesionalizado, que no se entiende sin la competición. Eso está muy bien, pero conlleva una tremenda exigencia que nos hace buscar nuevos métodos de entrenamiento, nuevo equipamiento y nuevos estímulos que nos hagan mejorar. Por si no fuera poco con las bicicletas, los neoprenos, zapatillas, cascos, las ruedas de recambio, y un largo etcétera, ahora escuchamos aquello de que debes trabajar la propiocepción para mejorar tu rendimiento… ¿en serio?
Tal vez eres de los que se dirige al diccionario cuando escuchas la palabra propiocepción. Puede que te suene a tratamiento farmacológico o algo parecido, pero no. El sistema propioceptivo regula la dirección y el rango de movimiento de nuestros segmentos corporales (brazos, piernas, tronco, cabeza…) en relación con el entorno en el que nos movemos.
Se encuentra estrechamente relacionado con el equilibrio, la coordinación y la capacidad de respuesta del sistema nervioso central. Y definitivamente, sí, puede ayudarte a mejorar tu rendimiento deportivo.
Con una buena planificación podemos trabajar la fuerza, potencia y resistencia, implicando al sistema propioceptivo, sin necesidad de hacer equilibrios imposibles sobre un bosu. Además, no tienes que renunciar a un entrenamiento intenso por el hecho de trabajar ejercicios propioceptivos. Eso se acabó. El secreto está en integrar todo en un mismo entrenamiento para lograrlo (atentos, triatletas, a la sesión de entrenamiento que os enseñaremos en los próximos días...).
El sistema propioceptivo depende de varios estímulos sensoriales (sistema visual, sistema auditivo, vestibular, receptores de la piel, receptores articulares y, por supuesto, receptores musculares). La suma de todos estos estímulos a través de sus respectivos receptores facilita el trabajo del sistema nervioso central, que se encarga de elaborar respuestas automáticas a partir de la información recibida ante las diferentes situaciones que se producen en una competición, mientras vas andando al trabajo o cuando tropiezas por la calle.
Por lo tanto, podemos decir que la propiocepción es la mejor fuente de información para tener un buen control neuromuscular y una mejor estabilidad articular funcional.
¿Por qué es tan importante para el triatleta el sistema propioceptivo?
El sistema propioceptivo está compuesto por sensores de movimiento que se centran en descubrir los diferentes signos de alarma que provienen del músculo y las articulaciones, por lo tanto, es nuestra alarma personal ante las molestas lesiones, es la vocecita que te dice: "¡Eh, para, no sigas por ese camino que algo no va bien. Relaja!
¿Quiénes son esos ángeles de la guarda?
-Los receptores cinestésicos articulares. Su misión es la de informar sobre los ángulos que adquieren las articulaciones y la velocidad con la que se modifica la posición de las mismas. Algo clave cuando hemos sufrido algún esguince o lesión en alguna de nuestras articulaciones o cuando estamos en un proceso de recuperación tras una lesión (o estamos saliendo de ella).
-Los receptores de la piel. Proporcionan información sobre el estado muscular y sobre los movimientos que ejecutamos, ayudando a conservar una buena posición corporal durante el mismo, sobre todo en las extremidades.
-Los husos musculares. Están integrados dentro del músculo para informar sobre el grado de elongación al que se somete la fibra muscular, son muy importantes porque permite la valoración de los excesos de elasticidad muscular. Esta información llega hasta la médula espinal donde se elaborará la respuesta que puede ser de dos tipos: por un lado, evitar la contracción del músculo agonista; y por otro lado, activar una contracción muscular refleja en el músculo antagonista. Todo ello en pos de evitar lesiones.
-Los órganos tendinosos de Golgi. Receptores encapsulados en la inserción del tendón con la fibra muscular. Ayudan a proteger al sistema locomotor de posibles daños derivados de una tensión excesiva.
Toda esta información llega al Sistema Nervioso Central para que nuestro cerebro no pierda detalle de la situación real, es decir, de la longitud del músculo, el grado de contracción y la velocidad a la que se desarrolla la acción integrando las respuestas motrices de forma global, lo que implica al tono muscular, postura y acciones musculares específicas.