¿Correr... una larga travesía de la afición a la adicción?

Hoy en día todo el mundo conoce los beneficios físicos y psicológicos de cualquier deporte, incluida la carrera a pie. ¿Pero estos beneficios son dosis-dependientes?

CRISTINA AZANZA

Correr... una larga travesía de la afición a la adicción.
Correr... una larga travesía de la afición a la adicción.

¿Cuantos más días corremos, o cuanto mayores son las distancias que afrontamos, los beneficios también aumentan? Como en cualquier actividad, hay una dosis insuficiente, -porque apenas produce mejoras- una dosis óptima y una dosis excesiva, y ésta última, en el caso de la carrera a pie puede producir que no sigamos mejorando debido a un síndrome de sobreentrenamiento, que tengamos que dejar de correr temporal o definitivamente por posibles lesiones o, en algún caso, a una adicción que requiera un manejo y auto-control propio o con ayuda de profesionales.

Cuando hablamos de mejorar nuestra forma física y nuestra salud, correr es una de las actividades preferidas para conseguir estos objetivos. Esto es así por varios motivos, pero sobre todo porque es asequible, no requiere mucho material, ni instalaciones, se puede hacer en solitario prácticamente en cualquier lugar. Por ello, no es extraño el auge en los últimos años de personas que empiezan con la carrera a pie y ello cambia sus vidas, por lo que van creciendo y añadiendo retos a su práctica deportiva: mayores distancias, retos más complicados, el paso al triatlón, Convertir una práctica deportiva en habitual y exigente no tiene connotaciones negativas, incluso hay un término de adicción positiva que alude a una práctica “agradable que genera un placer extremo”. Este estado, denominado “euforia del corredor” se correlaciona, a nivel fisiológico, con un incremento de opiáceos endógenos que explicaría la sensación de efecto gratificante y analgésico.

Sin embargo, el concepto de adicción, en general, sí tiene unas connotaciones negativas. En sus inicios, estuvo asociado al abuso o pérdida de control en el consumo de sustancias nocivas para el organismo (alcohol, drogas,..) pero con el paso de los años este concepto ha ido evolucionando y hoy en día hay nuevas adicciones, las llamadas “adicciones sin sustancia” como el juego, el teléfono móvil, el ejercicio físico,… La característica fundamental de una adicción es la “pérdida de control”, es decir, realizar una actividad aún en aquellos casos que decidimos voluntariamente no hacerlo o puede ser perjudicial (lesión, sobre-entrenamiento,…). Esta pérdida de control está relacionada con sintomatología relacionada con otro tipo de adicciones, como es la tolerancia (cada vez más actividad para obtener gratificación) y síndrome de abstinencia (malestar asociado a no realizar la actividad).

No obstante, a lo anterior, esto no implica que cualquier corredor que disfruta con el entrenamiento, con las sensaciones gratificantes que le produce correr, incluso que se reta a sí mismo con mejorar sus marcas, con explorar sus límites corra el peligro en convertirse en un adicto. Algunas investigaciones al respecto, señalan como la incidencia real de esta adicción entre el 3 y 6% de los corredores habituales, es decir es una incidencia baja, sobre todo teniendo en cuenta los beneficios intrínsecos a la actividad.

La transición de ser corredor habitual a tener un problema de adicción no es un salto abrupto sino progresivo (aunque insistimos en que la mayoría de corredores no finalizan esta transición). Y existen más probabilidades de llegar a la adicción si el nivel deportivo es medio-alto (excluir deporte de élite porque no se debe confundir entrenar mucho con adicción) y existe un alto grado de motivación extrínseca, es decir, prestigio, status social e incluso beneficios económicos (que pueden ser en material).  Los síntomas centrales de una adicción a la carrera son:

  • Relevancia: correr se convierte en la actividad central o más importante en su vida, por encima de trabajo, familia, amigos, relaciones sociales,…
  • Estado ánimo: la única actividad que te hace sentirte realmente bien es correr (“euforia del corredor”) y sentirse bien sólo está asociado a correr.
  • Tolerancia: paulatinamente se necesita mayor dedicación a los entrenamientos para obtener el mismo nivel de gratificación.
  • Abstinencia: si por cualquier razón, lesión, trabajo, compromisos, … no se puede correr, este parón momentáneo lleva asociado un malestar subjetivo (irritabilidad, tristeza, ira…). Por ello, al principio se corre por placer y cuando se instaura la adicción, se corre para evitar malestar asociado a no hacerlo.

Como ocurre con otras adicciones, la persona que la sufre, suele ser la última en tomar conciencia de ello, y esto sólo suele ocurrir cuando, por cualquier motivo, tiene que suspender la carrera, temporal o definitivamente, y se presenta una sintomatología asociada, de sentido contrario a la que experimentaba cuando corría (tranquilidad-ansiedad).

CONCLUSIONES Y APLICACIONES PRÁCTICAS

Volviendo al principio de este artículo, correr es una actividad gratificante, que nos ayuda a mejorar nuestra salud física y mental y sólo podría ocasionar problemas para la salud si perdemos la perspectiva y se convierte no sólo en el centro de nuestra vida sino en la única fuente de gratificación. La incidencia de este tipo de problemas, digamos por sobre-uso de correr, es mínima, con los datos que disponemos actualmente.

Obviamente, la estrategia para minimizar el riesgo de adicción no es suprimir algo que, en general, y en la mayoría de los casos sólo produce efectos positivos. Minimizar los posibles efectos negativos implica aplicar un enfoque razonable basado en un control objetivo de la actividad, teniendo en cuenta que ésta sólo se puede convertir en perniciosa con dosis altas, si hay una pérdida de control y correr deja de ser algo gratificante para convertirse sólo en la única forma de eliminar el malestar asociado a no hacerlo. Luego es importante que tengas en cuenta lo siguiente:

  • Si tu nivel es medio-alto, o entrenas la mayor parte de los días, es conveniente un asesoramiento profesional (entrenador) que te aporte conocimiento, control y objetividad, para mantener una progresión saludable y minimizar efectos negativos: lesión, adicción.
  • La carrera en un corredor aficionado puede ser un excelente complemento motivacional en su vida, para desconectar, para sentirse vivo, pero nunca lo único gratificante, ni darle la relevancia que no puede tener un complemento.
  • La flexibilidad cognitiva, tanto en la vida como en el deporte, implica estar abierto a la experiencia: correr, competir,  mejorar, pero aceptar que las cosas no ocurren casi nunca como las planificamos, y que inmediatamente después de la opción A (nuestra preferida) está la opción B (no tan buena, pero satisfactoria).
  • Sólo en el caso de que te veas incapaz de auto-gestionar de forma eficaz tu experiencia como corredor, o de encontrar el punto óptimo de dedicación (disfrutando de los beneficios y minimizando las dificultades) puedes recurrir a ayuda de un profesional especializado.