En los abanicos suelen caer los "pipiolos": claves para librarse de esta trampa 'mortal'

El abanico requiere un esfuerzo agónico, similar a una contrarreloj por equipos, y una vez que se forma es casi imposible pararlo

EFE (Carlos de Torres)

Planificación, colocación y olfato, claves para no caer en los abanicos.
Planificación, colocación y olfato, claves para no caer en los abanicos.

"El reconocimiento del recorrido, la colocación de los corredores y la anticipación son las claves que debe tener en cuenta un equipo para no caer en la trampa de los abanicos en las jornadas de viento", según explica a EFE Pablo Lastras, uno de los directores del Movistar, curtido como ciclista en mil batallas contra las temidas corrientes de aire.

El Tour de Francia llegó a Nîmes este jueves tras un comienzo de etapa marcado por las ventoleras que rompieron al principio el pelotón en varios sectores, y hasta los Pirineos las metas en Carcasona y Quillan pueden deparar sorpresas a más de uno si no está atento a los abanicos.

El abanico es la maniobra más estética del ciclismo, un movimiento que hay que prever y planificar antes de salir del hotel. Su ejecución es labor de todo un equipo, que corta el viento en grupo, "cerrando" cuneta e impidiendo que se unan más corredores que los que caben en el ancho de la calzada.

Pablo Lastras, 18 años de profesional en la estructura del actual Movistar, ha vivido mil batallas del viento, y explica para EFE cómo son y cómo se hacen los abanicos, "una de las estrategias más bonitas del ciclismo".

"Los directores deberían enseñarla a los más jóvenes desde los comienzos. Es una maniobra muy técnica que precisa un estudio previo, conocer el movimiento del viento, ver cómo es el recorrido y el lugar exacto donde se podría producir", explica.

Según explica Lastras, el abanico lo hace todo el equipo, no un solo corredor, ni 3 solo, y hay que estar muy atentos. Conviene mirar mucho el mapa y conocer dónde pude haber viento y cómo puede cambiar. El engranaje debe ser perfecto. Con el aire de lado es la forma más rápida de andar en bici.

"Hay que tapar todos los huecos de aire, ir pegado al compañero y rodar en diagonal y en escalera. Luego se trata de cerrar cuneta para que entren los 9 del equipo y nadie más. El riesgo es que hay que ajustar y te puedes salir de la carretera, con el riesgo de pinchar".

El abanico requiere un esfuerzo agónico, similar a una contrarreloj por equipos, y una vez que se forma es casi imposible pararlo.

"Si te quedas cortado te tienes que reagrupar por detrás y hacer lo mismo que los de delante, es decir, otro abanico y tratar de perder el menor tiempo posible. Hay que reaccionar a tiempo", explica Lastras.

Lastras no oculta su afinidad a esta maniobra que secciona el pelotón en varios grupos que circulan en diagonal.

"Es una estrategia preciosa, que se debe aprender de pequeño. En España hay buenos sitios para practicar, por ejemplo por la zona de Valladolid y Albacete", señala.

EN LOS ABANICOS SUELEN CAER LOS "PIPIOLOS"

Con su larga experiencia en el pelotón, Lastras comenta que en Movistar el tema de los abanicos lo controla Imanol Erviti, que ejerce como jefe de ruta. Es el que va pendiente de los movimientos de los demás equipos y meter cuneta para unirse al abanico.

"El abanico se forma normalmente en algún cruce o cambio de dirección, o al final de un repecho. En carrera el jefe de ruta te avisa con un gesto, sin que se enteren los demás", comenta.

Aunque antes de empezar ya se habla de la posibilidad de que haya abanicos, el coche de equipo que se adelanta para preparar el avituallamiento para avisar de la presencia del viento.

¿Cómo hay que reaccionar si un equipo queda cortado por un abanico?

"Para empezar, caer en un abanico es un buen golpe moral. Si te pillan hay que tratar de minimizar el daño, pero moralmente te deja tocado. Es una trampa que si caes te puede costar un Tour de Francia o el podio", afirma.

Una vez ejecutado el abanico "hay que abrir hueco y mantener un ritmo como si se tratara de una contrarreloj por equipos. A veces se les deja acercarse a los perseguidores y luego se acelera de nuevo para distanciarlos. Es imposible neutralizarlo".

Una maniobra donde "se nota la veteranía y en la que suelen caer los "pipiolos".