Isra García: “El triatlón equilibra mi vida y me hace crecer intelectualmente”

Uno de los profesionales más influyentes de Social Media en nuestro país ha completado Ironman, Ultraman y diversos retos de ultradistancia

FERNANDO BELDA

Isra García: “El triatlón equilibra mi vida y me hace crecer intelectualmente”
Isra García: “El triatlón equilibra mi vida y me hace crecer intelectualmente”

Marketer, consejero, educador y agente del cambio, Isra García (www.isragarcia.es) es uno de los profesionales más influyentes de Social Media en nuestro país. Hace cuatro años se enganchó al triatlón, y desde entonces ha completado varios Ironman, Ultraman y retos de ultrafondo con fines solidarios como Burning Man Quest: 573 km non stop (6/467/100), de California a Nevada. Acaba de presentar libro -“Mapmakers. Dibuja tu mapa” (Ed. Conecta)-, en el que nos invita a dibujar el mapa de nuestras vidas y ser dueños de nuestro de destino.

 

- ¿Todo el mundo está preparado para ser Mapmaker?

- Todos somos Mapmakers porque todos en alguna ocasión hemos hecho algo que no se esperaba; hemos arriegado al ver una oportunidad; hemos tomado la iniciativa cuando era mejor esconderse… Este libro es un llamamiento potente a despertar y darnos cuenta de que cualquier cosa es posible; una invitación a cambiar las cosas a tu manera. Pero si tú no lo haces, no va a suceder. “Mapmakers” defiende que elijas lo que te haga feliz. Si con la vida que tienes y haciendo lo que haces eres feliz, perfecto; pero si lo que haces no te lleva donde quieres, no estás dibujando tu mapa. Y tendrás que replanteártelo.

- Los triatletas asumen retos y se enfrentan a la incertidumbre en cada prueba. ¿Tienen mucho de Mapmakers?

- Sí, un triatleta es una persona dinámica, inquieta, inconformista, que no necesita permiso, y esos son elementos vitales de un mapmaker, de una persona que dibuja su historia y crea su vida. En este libro pueden encontrar claves para equilibrar la vida deportiva, profesional y personal, y establecer ese punto de equilibrio desequilibrado. Los triatletas suelen buscar “excesos”, y para eso tienes que arriesgar e ir un paso más allá; y en este libro van a encontrar ideas contundentes, un bofetón que están dispuestos a recibir y que sabrán interpretar, porque esa incomodidad les gusta: tener retos, nuevos campos que explorar... Los triatletas aquí tienen una ventaja competitiva porque están familiarizados con un entorno muy exigente, crítico, de dar siempre algo más, de andar siempre ese kilómetro extra. 

- ¿Cómo fueron tus inicios en el triatlón y qué te enganchó de este deporte para, en poco más de un año, hacer ya un Ironman?

- Fue por inconsciencia. Cuando empecé en el triatlón (a finales de 2010), lo único que habia hecho era correr algún Medio Maratón, pero no hacía bicicleta ni natación. Un amigo mío, Octavio Pérez, me propuso hacer un Half Ironman, que entonces no sabía ni lo que era. Y con un grado de ilusión tan grande como de inconsciencia le dije que sí. El primero fue el Triatlón de Arenales (Half), que hice en 6:30h. Nadé con un neopreno de surf, sudando sin parar; imagínate lo poco que sabía del tema. Pero me enganchó comprobar que cualquier cosa que te propongas, con esfuerzo, pasión, determinación y algo de insolencia, es posible. Esto me llevó al Ironman de Niza. Las sensaciones al acabar el Ironman son bestiales; piensas que cualquier cosa es posible. Me lesioné en la bici, y casi no me dejan hacer el maratón (estaba con el pie abierto, no podía apoyarlo), pero en el km 10 se me pasó y terminé en 15 horas. Y al año siguiente, una inconsciencia aún mayor, el Ultraman. No estaba muy bien preparado, pero tiró la mente. En estas pruebas, un 80% es mental y un 20% físico. La clave es ser consciente de tu cuerpo, de tu alimentación, saber en qué eres bueno, en qué no y como puedes mejorar.

- Y luego Burning Man Quest (573 km) ¿Qué has aprendido de estos retos?

- Sobre todo a conocer y escuchar mi cuerpo. En 2012, gracias al tenista David Ferrer, descubrí la alimentación macrobiótica; en 2013 tomé consciencia de la importancia de ir a un fisio; en 2014 cambié mis hábitos de descanso... Cuando entrenaba el Ironman de Niza empecé durmiendo 5-6 horas al día hasta que no puede más, no iba, y pasé a dormi siete horas. Cuando entrenaba Ultraman dormía ocho horas y para Burning Man Quest, nueve. Jesús Sánchez Bas, de 226ers y buen amigo mío, me dijo que lo más importante era descansar. Además, empecé a hacer Pilates y a ser más consciente y tener más control sobre mi cuerpo, a escucharle… y dije adiós a mi entrenador. Acabé frustrado el Ultraman por tener que seguir unos entrenamientos tan duros que me habían llevado al límite. Yo no me gano la vida con el triatlón; tengo mis negocios, clientes, viajes, conferencias… esta es mi prioridad. Así que me dije “Voy a entrenar casi todos los días, pero según como esté mi cuerpo. Voy a exigirme, pero si un día mi cuerpo no está bien, no es una obligación”. Es el mejor descubrimiento que he hecho: cuidar el llamado entrenamiento invisible. Cuando no estés bien no entrenes; pero cuando estés bien, hazlo a tope. He llegado a hacer entrenamientos de once horas de rodillo. Con esa mentalidad, en Burning Man Quest dí cinco veces más que en Ultraman; se me hizo corto y acabé sin agujetas. Cada 30 km de carrera paraba media hora a hacer estiramientos a conciencia. No tomaba geles, sólo manzana, zanahorias y peras, además de sales y bebida isotónica y recuperante. He acostumbrado al cuerpo a esto. Hay que escuchar el cuerpo.

- ¿Recuerdas algún momento especialmente bonito en las 54 horas que tardaste en completar los 573 km?  

- Era una aventura impredecible; no sabíamos siquiera si la ruta era cierta. Había carreteras desérticas con rectas de 50 km, muy duras mentalmente Uno de los momentos más bonitos fue cuando estábamos corriendo en el km 80 y se hizo de noche; nunca he visto un cielo así. La sensación de estar corriendo bajo un manto de estrellas fue preciosa; una sensación increíble. Y la satisfacción por estar en esa inmensidad, cerca de completar este reto por una buena causa, recaudar fondos para construir una primera escuela de música en barrios marginales de Langa (Sudáfrica). Entonces te das cuenta que es posible cualquier cosa que intentes; lo único imposible es lo que no intentas. En mi canal de Youtube (Isra García TV) se puede ver el documental de este reto. Además, he escrito un libro en el que recojo todo lo que he vivido en este reto (preparación física y mental, alimentación, vivencias...); espero poder publicarlo en los próximos meses y se podrá descargar gratis desde mi blog.

- ¿Cómo te ayuda la práctica del triatlón en tu día a día?

- Haciendo deporte tu mente se limpia. Es como estar en un camino lleno de niebla y que de repente ésta desaparezca; lo ves todo más claro. Las mejores ideas se me han ocurrido en la bici y, sobre todo, corriendo. Correr tiene algo especial, intelectualmente hablando. Si no entrenara con la intensidad que lo hago, no aguantaría el ritmo de vida que llevo. El entrenamiento de triatlón equilibra mi vida y me hace crecer intelectualmente; es mi momento creativo y de desconexión, en el que intento sentir cada zancada, pedalada, brazada… Cuando entrenas no estás pendiente del móvil, del tablet; estás tú con tus sensaciones. El triatlón, y pruebas como el Ironman o el Ultraman, son de crecimiento intelectual, mental, emocional y espiritual, mucho más que físico. La gente que hace triatlón está muy desarrollada emocional y espiritualmente.

- ¿Tienes algún nuevo reto en mente?

- Desde Burning Man Quest tengo claro que todas las iniciativas que haga serán por causas solidarias. Ahora tengo dos desafíos en mente, en Colombia y Chile, ambos por causas solidarias, y los dos los haré acompañados por amigos. Haré ambas con Roberto González Moreira -uno de los tres españoles que hicimos el Ultraman UK 2013-, y en la de Chile además estará Christian Misle, un chileno amigo nuestro. La primera será el 6 de junio, tres Ironman seguidos en tres ciudades de Colombia: Santa Marta, Barranquilla y Cartagena de Indias. Será una prueba solidaria, en colaboración con la Fundación María José, que ayuda a niños con cáncer en familias colombianas sin recursos. Vamos a lanzar una campaña de crowfunding, con una campaña social y de marketing muy creativa en Internet, para recaudar fondos para estos niños con cáncer. Y luego, el de Chile, en noviembre, lo haré con la Fundación Crispita Rodríguez, campeona del Mundo de Boxeo y amiga, y será una campaña contra el maltrato de género y el abuso de menores, con el objetivo de construir un hogar para mujeres y niños maltratados.

- ¿Cómo entrenas para estos retos y cómo lo compaginas con tu intensa actividad laboral?

- Fuera de temporada me dejo llevar por mis sensaciones, pero suelo entrenar una hora-hora y media diaria, descansando 2-3 días a la semana. Ahora hago menos volumen pero más calidad: series, entrenamiento de explosión (p.ej. 20 km de bici al límite, 3-5 km corriendo a tope…), y voy aumentando poco a poco la cantidad de series. Cuando se acerca una prueba ya hago entre 2 y 3 horas diarias, pero siempre descansando bien. El último entreno largo que hice –tremendamente exigente- fue de 70 km de series de bici y luego 27 de series corriendo… el mismo día. Nadar es lo que menos hago; dos días a la semana, entre 2 y 4 km, e intento no pasarme corriendo, porque machaca las articulaciones. Lo que más hago es bici, mucho rodillo, y cuando puedo hago una salida muy larga. Y mientras hago rodillo en gimnasio aprovecho para trabajar, contestar mails…  Trato de entrenar siempre a primera hora de la mañana, en ayunas. Entre semana mi prioridad es el trabajo (el entrenamiento se adapta a mi agenda) y luego el fin de semana entreno bastante más; me he llegado a hacer hasta 250-300 km de bici del tirón, salidas de más de 10-12 horas. Pero en general busco más la calidad del entrenamiento que la cantidad.