El triatleta canadiense Lionel Sanders se proclamó campeón del mundo ITU de Larga Distancia el pasado 27 de agosto, demostrando que se ha convertido en un rival muy peligroso para el Mundial de Kona del próximo 14 de octubre... Así cuenta, en primera persona, cómo llegó, cómo compitió y qué conclusiones saca de su victoria en Penticton:
"Antes del Mundial de Larga Distancia de Penticton (Canadá), solo había competido en una prueba de la ITU: el Campeonato del Mundo de Duatlón en 2011, que sigue sigue siendo una de las mejores experiencias de mi carrera. Recuerdo que, antes de acudir, miré los resultados de años anteriores: hacían el primer 10.000 a pie en 30 minutos. Pensé: "No puede ser. El recorrido no debe llegar a los 10 kilómetros”. Cuando llegué y corrí la carrera me di cuenta de que era verdad. Yo hice 32 minutos, a 2 minutos de los primeros. Además sufrí una caída en la bici…
Desde entonces supe que tenía que ser más inteligente con mi entrenamiento. 8 meses más tarde corrí un 10.000 en 30:32… Así que fui a Penticton con asuntos pendientes…
Después del Ironman Arizona de 2016 prometí que no haría más carreras de larga distancia hasta que no mejorase la natación y pudiera salir del agua con triatletas como Sebastian Kienle. Trabajé muy duro durante el invierno y en el Ironman 70.3 de Oceanside salí en el segundo grupo, a 2:30 de Jan Frodeno y a 1:30 de los primeros perseguidores. Dos meses más tarde, en el Challenge de Samorin, lo hice a 2:30 de Alistair Brownlee y a sólo 1:30 del primer grupo. Pero lo más importante es que nadé al lado de Sebastian. Ése era el objetivo que me había fijado… y lo había conseguido.
No sabemos qué nos deparará el futuro. Ni cuándo puede ser nuestra última carrera… Con este pensamiento y atendiendo a mi mejora en la natación, decidí competir en Kona esta temporada.
Así que descarté el Mundial 70.3 por la fecha. Se celebraba el 10 de septiembre. Hubiera necesitado de cinco días a una semana para recuperarme. Es decir, no encajaba con mi preparación para el Campeonato del Mundo Ironman del 14 de octubre.
En cualquier caso, necesitaba una última competición antes de meterme de lleno en la puesta a punto para la carrera de Kona. Me acordé de un correo electrónico que había recibido en febrero de la Federación de Canadá en la que me planteaban la posibilidad de participar en el Mundial de Larga Distancia de Penticton. Investigué y me cuadraba todo: la fecha (27 de agosto), las distancias (3.000-120-30) y el lugar.
Lo entrené con este bloque:
Día 1: natación (calidad) y bici (calidad)
Día 2: carrera (calidad)
Día 3: natación (calidad), bici (rodaje largo) y carrera (rodaje corto)
Día 4: carrera (rodaje largo)
Día 5: recuperación activa
Día 6: natación (calidad) y carrera (calidad)
Día 7: bici (rodaje con toques de calidad)
Día 8: descanso total
Día 9: recuperación activa
Día 10: recuperación activa
Hice cinco bloques (de estos 10 días) consecutivos, notando la progresión a medida que los iba cumpliendo. Probablemente fueron los mejores cincuenta días de entrenamiento que he hecho en mi vida.
Y llegó el día de la carrera. Salí del agua con más de 4 minutos perdidos respecto a Josh Amberger, 2:30 con Andy Potts y 40 segundos con Joe Gambles.
Empecé a rodar en bici a 330w (en el Ironman de Arizona conseguí una media de 315w en los 180 kilómetros, que completé en 4 horas y 4 minutos).
Y poco después del kilometro 90… tengo que decir que soy un idiota… porque pinché. Y no porque pinchara, sino porque el día anterior había tenido la posibilidad de comprar una cámara de válvula larga en la exposición del Campeonato y, a pesar de que me lo advirtieron, no lo hice: "No te preocupes, las probabilidades de que lo necesite son casi cero". Soy un idiota...
La válvula de la cámara, efectivamente, era corta. Tuve que emplear dos cartuchos de CO2 para hincharla a duras penas… Llegué a la T2 con 6 minutos perdidos.
El segmento de carrera a pie constaba de 3 vueltas de 10 kilómetros. Tenía que recortar 2 minutos por vuelta. He hecho muchos kilómetros de entrenamiento a 3:15-3:10/km. Por tanto, pensé que podría aguantar un ritmo constante de 3:25/km.
Hice los primeros 10 kilómetros en 34:19. Del 10 al 20, en 35:36. La media maratón, en 1:13:31. En el kilómetro 23 llegué a la altura de Amberger. Y tanto él como yo ya sabíamos quién sería el ganador. Mantuve el ritmo hasta el final y cogí una bandera canadiense con orgullo para atravesar la línea de meta.
Estoy contento con el rendimiento y la elección de esta carrera. Estoy seguro de que mi natación está mejorando y mis entrenamientos de bici y carrera están siendo los adecuados para Kona. He podido volver a las sesiones de calidad sólo unos días después de la carrera y estoy completando cuatro sólidos bloques de entrenamiento antes de Kona".