Susana Sánchez es médico intensivista. Trabaja en la UCI del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid, en primera línea de combate contra la pandemia del coronavirus. Su exposición al virus la hizo contraerlo, aunque lo ha superado después de unos días de baja.
"Espero que lo que está pasando nos sirva de aprendizaje para el futuro y nos pille con más preparación porque el material con el que trabajamos es insuficiente. Estamos tirando a veces de ingenio e improvisación para paliar ese déficit", confiesa.
"En el hospital somos como fichas de domino. Si uno pilla el virus es probable que el resto también. Esto nos ha sacado de nuestra zona de confort a todos, porque cada jornada la terminas como si acabase un combate. Usamos las barritas energéticas del deporte para tomarlas a media mañana, porque si no te deshidratas", apunta.
Esta situación tan crítica en los hospitales ha provocado que "los equipos, que antes eran estancos y cada uno peleaba por lo suyo, ahora se integren más y todo sea de todos".
"Ahora viene gente de la sección que sea a ayudar porque faltan manos. Antes los médicos intensivistas y anestesistas estaban separados y ahora están al alimón", confiesa.
La cantidad de fallecimientos que está habiendo en los hospitales es una de las peores cosas de esta pandemia que está afectando tanto a la sociedad.
"Los intensivistas estamos más acostumbrados a la muerte, pero no a dar las noticias por teléfono y no tener a las personas delante para comunicar una noticia así. No tener otro lenguaje que no sea la voz nos cuesta mucho y no nos gusta. Es la parte que más está costando, que no se puedan despedir las personas. Hay gente que lleva cinco días solo y están muy angustiados. La soledad me parece lo peor de esta enfermedad", reconoce.
El deporte es el refugio de Susana, que tiene 52 años y dos hijos adolescentes. "He hecho deporte siempre, pero en plan relajado, no de competición".
Forma parte del Club Triatlón Las Rozas. Su relación con este deporte empezó hace años a través del club de hockey sobre patines que su hermano tenía en Sant Just Desvern (Barcelona). Allí había gente que hacía triatlón y se enganchó.
"Se me da mejor nadar que correr o montar en bicicleta", declara Susana, que ahora vive en la localidad madrileña de Torrelodones.
Lleva seis años practicando triatlón, pero ha entrenado más en los últimos dos que en los anteriores cuatro.
"En una semana normal natación la hago de tres de la tarde a cuatro y media. Lunes, miércoles y viernes tenemos agua y carrera a pie y fines de semana mínimo una salida larga en bici", desvela.
Una de las carreras que han marcado a Susana es la Non Stop Madrid-Lisboa, que consiste en recorrer ambos puntos, los 770 kilómetros que los separan, sin paradas, aunque con la posibilidad de hacer relevos. En su caso lo hace con Lola Melle y Marta Godé.
La primera vez que hicieron la carrera fue en 2018. Tardaron 54 horas y 50 minutos. Les sobraron diez minutos para las 55 horas de cierre de la meta. En 2019 repitieron. La experiencia fue mejor y rebajaron el tiempo en más de tres horas.
"Esta carrera es un reto y nos hace estar al equipo motivado en verano para lograr un objetivo. En verano hay veces que entrenamos a las nueve de la noche y rodamos tres horas. Así vamos pasando el trabajo, los días y el verano. Es una carrera que ofrece la posibilidad de viajar y estar con los compañeros", confiesa.
Este objetivo ciclista aún queda lejano. La Madrid-Lisboa comienza el 25 de septiembre. Ahora lo prioritario es ganar la batalla al coronavirus y en su caso desde primera línea de batalla. Una heroína.
Susana Sánchez, la triatleta y heroína sanitaria que ha superado el Covid-19 y sigue en la lucha
"La parte que más está costando es que no se puedan despedir las personas".
