'Super Sam', el triatleta con autismo que ha hecho historia en el Mundial IRONMAN 70.3

Sam Holness se ha convertido en el primer triatleta BAME con autismo en completar un Campeonato del Mundo IRONMAN: "El autismo es mi súper poder oculto".

'Super Sam', el triatleta con autismo que ha hecho historia en el Mundial IRONMAN 70.3.
'Super Sam', el triatleta con autismo que ha hecho historia en el Mundial IRONMAN 70.3.

Sam Holness tiene 28 años... tiene autismo... y es triatleta...

A través del deporte, ha podido no solo "desarrollar su confianza y autoestima, sino también mejorar sus habilidades sociales". Empezó a hacer triatlón para demostrar que tener autismo no es un inconveniente para ello. Más bien, al revés: puede resultar una ventaja. Su lema lo dice todo: "El autismo es mi súper poder". Y su apodo, también: 'Super Sam'.

Con su ejemplo de superación, quiere motivar a otras personas neurodiversas, con capacidades diferentes o BAME (Black, Asian and Minority Ethnic: se usa en el Reino Unido para referirse a los miembros de las comunidades no blancas), para que se animen a practicar el triatlón.

Y su gran reto es competir en el Campeonato del Mundo IRONMAN en 2022 o 2023 y convertirse, así, en el primer triatleta BAME con autismo en completar esta mítica prueba.

"Después de ser diagnosticado con autismo a los cuatro años, los psicólogos aconsejaron a mis padres que establecieran expectativas de vida bajas para mí. Tuve la suerte de que mis padres desafiaron esta opinión y nunca se dieron por vencidos conmigo. Ahora sé de dónde heredé mi perseverancia y mi filosofía de vida de luchar siempre por sobrevivir y no morir", explica 'Super Sam', quien, para empezar a hacer historia, este mismo sábado ha competido en el Mundial IRONMAN 70.3 que se ha disputado en St. George (Utah, EE.UU.).

Sam ha terminado la prueba en 5h44, en el puesto 173º de su grupo de edad (25-29) y en el 1.633º de un total de 3.502 triatletas. Ha nadado en 36:59. Ha completado los 90 km de bici en 3:04:52. Y ha corrido el medio maratón final en 1:53:56.

"El deporte se ha convertido en la plataforma para desarrollar mi confianza, autoestima y mejorar mis habilidades sociales. Aprendí a patinar sobre hielo y soy cinturón marrón en Judo. Luego, me apunté a un club de atletismo. Hice carreras de 10 km y medias maratones. Mi primer duatlón fue en 2015. Pero necesitaba algo más. Mis padres me sugirieron que probara el triatlón. El resto es historia".

"Competí en mi primer triatlón en 2016. Y en 2019 ya terminé mi primera carrera IRONMAN 70.3. Convertirme en triatleta es la mejor decisión que he tomado: como, respiro y duermo pensando en el triatlón. Es mi trabajo a tiempo completo y mi pasión. Mi objetivo: ser lo mejor que pueda, ganar medallas y motivar a otros atletas con discapacidad para que también se conviertan en triatletas", asegura Sam, que vive y entrena en Londres.

"Ser autista me ha ayudado con mi entrenamiento y en la competición. Entreno seis días a la semana durante aproximadamente tres horas cada día, con un día de recuperación, y sigo un plan diseñado por mi padre, incluida la nutrición. Ser autista me permite seguir tareas repetitivas complejas, uno de los rasgos clave necesarios para convertirse en un triatleta de élite. También creo que mi autismo es la razón por la que puedo concentrarme por largos períodos y por qué los IRONMAN son perfectos para mí. El autismo es mi súper poder ocultoPor eso mi apodo es Super Sam", afirma Holness, que concibe el triatlón como si fuera PRO.

"Empleo mucho tiempo para prepararme cuidadosamente para las carreras y asegurarme de que puedo competir en igualdad de condiciones con mis pares neurotípicos (neurológicamente típico: neologismo ampliamente utilizado en la comunidad autista como etiqueta para las personas sin trastornos del espectro autista). Estudio el recorrido del segmento de ciclismo, veo videos de las pruebas anteriores y entreno en los circuitos de carrera a pie y de natación unos días antes del evento. El día de la competición me parezco a cualquier otro triatleta neurotípico porque mi discapacidad es invisible y mi preparación me permite permanecer relajado y concentrado", relata 'Súper Sam', que ya forma parte de la historia del triatlón y que escribirá otra página memorable el próximo mes de febrero en Kona.