Así se forjó el triunfo de 'Chamba' en el Mundial ULTRAMAN: "Miki Roqué cambió mi vida"

Entrevistamos a Juan Bautista Castilla 'Chamba', que hace unos días se proclamó campeón del mundo ULTRAMAN en Hawaii y cuya inspiración es Miki Roqué, el jugador del Betis que falleció por cáncer en 2012.

Fran Chico

Así se forjó el triunfo de 'Chamba' en el Mundial ULTRAMAN
Así se forjó el triunfo de 'Chamba' en el Mundial ULTRAMAN

El deportista onubense Juan Bautista Castilla 'Chamba' se proclamó el pasado fin de semana en Hawaii campeón del mundo de ULTRAMAN (el viernes, 10 kilómetros de natación y 145 de bici con casi 2.000 metros de desnivel; el sábado, otros 276 kilómetros de ciclismo con más de 4.000 metros de desnivel; y el domingo, un doble maratón).

Hemos hablado con él...

¿Cómo comenzaste en el mundo del deporte?

Siempre he estado vinculado al mundo del deporte, desde que tengo conciencia. Soy de Valverde del camino, un pueblo de Huelva. Allí hay mucha afición por la moto de enduro. Y yo empiezo en el mundo del deporte con la moto, también con el balonmano… hasta que caigo en las redes del fútbol, mi pasión. Empiezo a jugar en el Recreativo de Huelva, en las categorías inferiores. Con 16 años, empiezo a jugar en Tercera División, luchando por el ascenso. 

Luego me voy a estudiar a Granada, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Ahí me ceden al Granada B. Y sigo manteniéndome de forma semi-profesional, porque no creo que hubiera llegado a ser profesional, ya que no tengo esas cualidades. Era rápido y marcaba goles, pero no lo suficiente para jugar en Primera División. 

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Acabo la carrera y caigo en las redes del Betis. Digo las “redes” porque ha sido mi casa, donde me he desarrollado profesionalmente como preparador físico. Ahí conozco a una persona que me hace entender la vida como la entiendo ahora: Miki Roqué.

Él me hizo darle a mi vida un giro de 180 grados. Todos le conocemos. Es un jugador de Barcelona que sale de la Masía y se va al Liverpool. El Betis le ficha para el B. Yo era preparador físico del Betis B. Miki era un líder, pero no llegaba a integrarse como un líder. El entrenador me encomendó a mí la misión de convencerle para que se lo creyera, para que se conviertiera en un capitán, en un líder. Yo pasé muchas horas con él hasta que en 2011 le detectan un cáncer…

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Yo soy una persona de 1,64 y 55 kg. Y le dije a él que iba a ver cómo una persona tan pequeña iba a hacer pruebas extremas. Busqué una en San Francisco que se llamaba La Fuga de Alcatraz. Tuve suerte porque para conseguir dorsal había un sorteo. Me tocó y pude hacer la prueba. Quedé en la posición 24º. Algo increíble porque yo no había hecho triatlón a ese nivel, con tanta dureza: saltas desde un barco anclado en La Roca; tienes que nadar hasta el Golden Gate; hay muchas corrientes y el agua está muy fría; una vez que llegas al puente, comienzas 90 km de bici con muchas subidas, increíble; yo recuerdo como los profesionales rompían la llanta porque la metían en las vías de de los tranvías; después se corría por un parque espectacular; era como un medio IRONMAN…

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Le demostré a Miki que se podía conseguir. Yo seguí buscando pruebas extremas para hacerle ver que todo se podía conseguir; él, a cambio, tenía que hacer lo propio y luchar por sobrevivir, por seguir un día más vivo… porque todos sabemos que esta enfermedad tiene un final amargo en la mayoría de los casos…

Luego me planteé hacer el IRONMAN de Niza. El 24 de junio de 2012 acabo el IRONMAN de Niza. Lo completé en 10 horas y algo, algo impensable. La primera llamada que tuve fue la de Olga, la madre de Miki, para felicitarme y decirme que una vez más lo había conseguido, que era increíble toda la fuerza que le ponía, pero que Miki se había despedido, que no había aguantado más. Fue ahí cuando mi vida cambió radicalmente. Así que llamo al club y les digo que quiero tener la vida que Miki me enseñó: lucha, constancia, amar algo. Para mí, la mayor satisfacción que hay es cruzar la meta de una de estas pruebas después de poner tu cuerpo al límite. 

En 2013 hice al IRONMAN de Lanzarote, pero ya se me quedaba un poco corto. Entonces descubrí una prueba que se llamaba ULTRAMAN: el primer día, 10 kilómetros de natación y 145 de bici con casi 2.000 metros de desnivel; el segundo, otros 276 kilómetros de ciclismo con más de 4.000 metros de desnivel; y el tercer día, un doble maratón.

Para participar, necesitas cumplir una serie de requisitos bastante exigentes o tener detrás un gran espónsor que te avale. Ya en 2014 pude hacer el ULTRAMAN en Gales. Fue increíble. Acabé 3º y batí el récord de la carrera a pie. 

En 2015 hice el de Canadá. Terminé 2º. En 2016, el de Australia, donde fui 3º. En 2017 tuve muy mala suerte en el de Florida: me caí y me rompí una costilla, pero logré acabar 4º. En 2018 y 2019 no pude económicamente. En 2020 fue el Covid. 

En 2023, en Arizona, en Copa del Mundo, hice otra vez 2º. Me quedaba un podio por conseguir, el de Florida. Así que este año fuimos e logramos el bronce. 

Me quedaba ‘la meca’, el Campeonato del Mundo, para el que te tienes que clasificar en una Copa del Mundo. Así que este año, vendiendo todo lo que tenía, buscando espónsor de debajo de las piedras… pudimos conseguir el dinero para estar en Hawaii. Y ha salido increíble. Hay mucho trabajo detrás, mucha pasión…

Y ahora no quiero parar. Para mí el ULTRAMAN es un estilo de vida, es la forma en que Miki me enseñó a vivir la vida: lucha, vivir el presente… Todos sabemos que el pasado no se puede cambiar y que el futuro es irreal. Y no sabemos qué va a pasar. Tenemos que pisar fuerte en el presente y ser felices en el ahora. 

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¿Cómo has vivido cada uno de los tres días tu victoria en este Mundial ULTRAMAN?

Mi gran debilidad –todos las personas tenemos fortalezas y debilidades– es que soy muy pequeño. De modo que me cuesta mucho el primer segmento, el agua. Me cuesta, pues, salir en cabeza del agua. Quiero, en este punto, decir que sin mi equipo todo esto no sería posible. Así, hicimos una estrategia de nadar lo más lineal posible para hacer sólo los 10 km. Hay nadadores buenos que prefieren nadar más pero ir surfeando las corrientes para ir más rápido. A mí esto no me viene bien. La estrategia nos salió bien porque salí del agua en 5ª posición, después de luchar mucho con las corrientes. Lo pasamos bastante mal. 

Los primeros 60 km de bici son en subida, con muchos toboganes. A mí me viene muy bien. Yo subo muy bien. Pero en el km 70 empezó a dar un viento muy fuerte de cara. Ahí empezamos a sufrir otra vez. Fueron 30 km en los que creía que me desfondaba. Sin embargo, logramos salvarlo bastante bien.

Lo hice en 8h44. 3h20 en el agua y otras 5h20 en la bici.

El segundo día son 276 km. Te encuentras de todo: subidas, bajadas, llaneo… Tienes que gestionarlo muy bien. Disfruté mucho. Bajé mi mejor marca en 1h26. Fui muy bien. Además, no voy con cabra porque soy muy pequeño y no muevo muchos vatios. Voy con una aero. 

El último día, los 84 km corriendo, consistía más en gestionar, en no perder lo que había conseguido porque ya iba primero. Era tirar de cabeza porque sufrí más de la cuenta. Me preguntaba por qué no estaba corriendo como podía. En esta disciplina tengo la mejor marca con 6h24. Corrí lento, corrí en 7h41.

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La verdad es que era un tema de estrategia, no queríamos arriesgar. Al final son carreras muy complejas. En alguna otra carrera me he llegado a deshidratar porque mi equipo no llegaba a contactar conmigo. Sacrificamos el ritmo para no perder la cabeza. Y ha salido de la mejor manera posible.

En estas pruebas, la nutrición es clave…

Sí, es fundamental. Además, yo en la docencia me dedico a eso, a la nutrición deportiva. Y en el entrenamiento deportivo hay tres pilares fundamentales que son la nutrición, el entrenamiento y el descanso.

Así, haces una estrategia para mantener esos niveles energéticos. Para que todo el mundo nos entienda, para tener gasolina suficiente. Se trata de meter la cantidad de carbohidratos que puedas asimilar. 

El primer día metimos 100-110 gramos de carbohidratos por hora. Eso es muy difícil. Yo se lo digo a todos los atletas. Hay que entrenarlo muchísimo. No es sólo ingerirlos. El cuerpo tiene que ser capaz de asimilarlo.

El segundo día llegamos a meter 120 gramos por hora.

Y el tercer día, el de la carrera a pie, no metemos tanto porque el intestino no es capaz de absorberlo y nos quedamos en uno 80 gramos a la hora.

La gente pensará que te tiras todo el día entrenando… Cuéntanos cómo lo haces…

Yo digo que soy profesional pero no soy de élite porque, al fin y al cabo, yo vivo de la docencia y de la gestión deportiva para llevar ingresos a mi casa. En una semana de volumen sí llego a entrenar 32-35 horas. Divides el día en varias sesiones: 2-3 según las cargas.

Me levanto a las 6 de la mañana para hacer mi primer entreno. Casi siempre es gimnasio y agua. A mediodía, después del trabajo, suelo sacar el entreno de tirada larga en bici. 

Y por la tarde hago una sesión muy suave para recuperar.

¿En el mes anterior a Hawaii cuánto entrenaste en cada disciplina?

Donde más hemos machacado ha sido en la bici. No metemos tanta carrera por el deterioro muscular. Pero hasta dos semanas antes hemos acumulado más de 30 horas.

¿Y ahora qué?

Voy a continuar haciendo lo que tanto amo. Ya estamos planificando la próxima temporada. En 2025 quiero volver a Hawaii, quiero volver a estar en una Copa del Mundo…

No sé si volveremos a ganar en Hawaii, pero no entiendo la vida de otra manera. Y seguiré en la docencia universitaria, en Huelva y Sevilla, y gestionando instalaciones deportivas, que es lo que más dinero me deja. Y llamando a todas las puertas que pueda para lograr esos espónsor, sobre todo para que podamos pagar los vuelos. Yo siempre digo que no quiero vivir de este deporte, porque de este deporte no se puede vivir en España, pero por lo menos que podamos cubrir los gastos de los vuelos.

Y, además, tienes familia...

Sí, tengo dos niños, de 7 y 5 años. Sigo casado. A veces me preguntan que cómo lo consigo. Y yo contesto que cuando eres feliz puedes hacer feliz a todas las personas que te rodean. Hay que hablar mucho y hacer entenderles que lo que estás haciendo tiene una razón. Me preguntan que por qué no paso más tiempo con mis hijos. Yo les digo que prefiero un tiempo de calidad. Hago muchas cosas con ellos: su cuarto de juguetes en mi gimnasio.

Yo no les voy a obligar a que hagan deporte, pero ya lo están viendo en mí como un estilo de vida, una forma de entender la vida. Esos valores que les inculco son para mí el mayor título que puedo ganar en mi vida.