"Sé fehacientemente que el triatlón y mi familia son mi tabla de salvación"

En tiempos convulsos como los que nos está tocando vivir, nos queremos 'agarrar' a las reflexiones que nos dejan Javier Gómez Noya y Jaime Menéndez de Luarca.

Las reflexiones que nos dejan Javier Gómez Noya y Jaime Menéndez de Luarca.
Las reflexiones que nos dejan Javier Gómez Noya y Jaime Menéndez de Luarca.

Cuando aún no hemos terminado de superar la pandemia de Covid-19 que tanto sufrimiento ha provocado, nos encontramos con la también devastadora guerra de Ucrania, de consecuencias igualmente terribles...

Ante tan desolador panorama, nos queremos hacer eco de las sabias reflexiones que aportan Javier Gómez Noya y nuestro colaborador Jaime Menéndez de Luarca en las redes sociales. Para ellos, el triatlón supone un poco de luz... en medio de tanta oscuridad. Tomemos nota:

JAIME MENÉNDEZ DE LUARCA

Cuando algo hace click.

Hace ya 14 años de esta foto, en la meta de Kona 2008. Mi visión de la vida siempre ha sido pragmática e idealista, con todo lo que este oximorón supone.

Durante 32 años he hecho triatlón disfrutando del proceso, de cada sesión y de cada competición. Siento que sigo disfrutando con la pasión de aquel 1990 porque jamás he hecho un entrenamiento que supusiese un sacrificio, ni siquiera los más duros cuyo castigo físico es uno de los modos que tengo de dejar la mente en blanco de manera prolongada.

Desconozco si es ver el mundo cambiante sabiendo que nada se garantiza lo que remueve mi alma, pero sé fehacientemente que el triatlón y mi familia son mi tabla de salvación.

Al mismo tiempo que me percato de que todo cambia, nada permanece, intuyo que la vida nómada, tras haber vivido en siete ciudades, pide una tregua antes de afrontar los próximos 32 años de triatlón.

JAVIER GÓMEZ NOYA

Una buena natación, bici dura y carrera suave al atardecer para terminar el día.

Viendo la locura que está ocurriendo en el mundo donde, en pleno siglo 21, alguno aún piensa que la guerra es la manera de solucionar sus problemas, causando tanto dolor y sufrimiento a gente inocente, no debemos olvidar que muchos somos unos privilegiados solo por poder disfrutar de la simplicidad, incluso rutina, de nuestros trabajos en un entorno seguro.

A veces se nos olvida valorarlo como se merece.

Dicho queda...