Pau Llorens lleva varios días apareciendo en los medios de comunicación. Sin duda, su 'proyecto' ha llamado la atención: la imaginación al poder...
Pau tiene 26 años. Le ha gustado correr desde siempre. Y ahora se está preparando para el Campeonato del Mundo de Orientación del próximo verano. Sin embargo, lleva también toda la vida haciendo 50 km, los que separan su pueblo, Casserres, en el Prepirineo catalán, de Manresa, para poder entrenar en una pista de atletismo. Hasta el otoño pasado...
Fue entonces cuando Pau, ayudado por Carles Cort, también atleta de su localidad, puso en marcha su iniciativa: construir su propia pista de atletismo en Casserres.
No cuenta con tartán, ni iluminación, ni vestuarios... Pero el anillo tiene los 400 metros preceptivos y ya pueden hacer series de todas las distancias.
"Mi familia es ganadera y la intención era hacerlo en uno de sus terrenos. Hubiera sido lo más fácil, pero cuando lo analizamos nos dimos cuenta de que en ninguno de sus campos cabía la pista. Así que lo enfocamos de otra manera. Buscamos el campo más llano de todo el pueblo y fuimos a preguntar a sus propietarios", relata Llorens en El Mundo.
La benefactora –y también beneficiaria– se llama Anna Niubó, que ha cedido el terreno a cambio de que le paguen una cantidad por el cereal que no ha podido cultivar.
"Con el permiso de Anna y un tractor de mi padre, ya sólo quedaba ponerse, pero queríamos que fuera una distancia lo más ajustada posible. Así que primero, con el ordenador, dibujamos el circuito, luego medimos con georeferencia, después fuimos al campo con un GPS y al final colocamos palos y cuerdas para calcular a mano. Nos han salido 400 metros exactos y sólo unos dos metros de desnivel", añade Pau.

"Desde mi casa se ve la pista, queda a unos 500 metros, y la verdad es que siempre hay alguien. Como la noticia de la construcción ha salido en varios medios regionales, a todas horas hay algún corredor e incluso vienen grupos de señoras a pasear. La única condición para usar el terreno es entrar y salir siempre por los mismos caminos para no fastidiar el cultivo. Quizá esto anime a los políticos a construir unas pistas de atletismo en la zona o quizá el año que viene vuelva a haber cereal y ya está", concluye.
