Lo ha titulado El último baile... y merece la pena leerlo hasta el final...
Son las reflexiones en su blog de Michael Alonso después de acabar 2º en el Challenge de Taiwán del pasado 27 de abril. En estas cuatro últimas temporadas, sin considerarse profesional, se ha codeado con ellos en las pruebas que ha disputado (en total, siete de distancia Ironman). Por ejemplo, en el Ironman de Arizona de 2017 acabó 4º. Y en el de 2018, 7º.
Era futbolista. Jugó en Segunda B. Y llegó al triatlón siguiendo los pasos de su hermano Clemente, que no necesita presentación y que este año volvéra a estar entre los mejores del planeta en el Campeonato del Mundo Ironman de Kona después de conseguir la plata precisamente en Arizona el pasado mes de noviembre. Ahora, Michael Alonso, a punto de cumplir los 36 años, ha decidido dejar el triatlón... "al nivel al que he estado estos últimos 4 años"... Lo dicho, merece la pena leerlo hasta el final...
"Hace 8 años, después de aprobar la oposición de bombero, empecé a practicar el deporte que durante tanto tiempo había visto practicar a mi hermano. Empecé entrenando a mi aire, con Saúl, un compañero de trabajo. Ese año, 2011, hice algún triatlón, recuerdo que con mucha ilusión y con muchísimo margen. En 2012, comencé a entrenar de manera más seria con mi hermano. La idea era ir saltando cada año una distancia, para en 2014 hacer mi primer full distance. Y con semejante guía, la verdad, pocas cosas han salido mal o han fallado. Y, si ha sido así, es porque el alumno, en ocasiones, era un poco bruto o ingenuo.
El pasado 27 de abril, hice mi último Ironman. Así lo anuncie en la conferencia previa en Taiwán. Voy a aclararlo: mi último full al nivel al que he estado estos últimos 4 años, el de entrenar como si fuera un profesional, aunque no tuviera su calidad, sus resultados... No voy a decir nivel Pro, nivel Élite o demás estupideces. Mi máximo nivel, mi máximo rendimiento, el que yo puedo dar, entrenando lo máximo y mejor que puedo.
¿Las razones? Son muchas. Pero principalmente resumiría en el tiempo. Cuando crucé la meta del Ironman de Arizona (noviembre 2018), lo primero que le dije a mi hermano fue: 'No vuelvo a hacer ninguno más, se acabó'. No era algo dicho a la ligera. Había sido padre un mes antes y lo tenía muy claro. Pero cuando obtienes un buen resultado, siempre se tiene ese subidón post-prueba que cambia la perspectiva de las cosas. Y no quiero que con Taiwán vuelva a suceder.
En los últimos cuatro meses he visto como, en ocasiones, no he sido capaz de aguantar el estrés acumulado. No quiero decir que alguien con hijos no pueda hacerlo. Quiero decir que yo no lo estoy llevando bien. Y no lo llevo bien por tres razones principalmente:
-No tengo tanto tiempo para descansar, algo que yo hacía muy bien, quizá mi mejor virtud. Llamadme jeta. Pero entrenar 25 horas aproximadas semanalmente, requiere descansar, y hacerlo bien. Que no venga ningún gurú diciéndome que entrene menos. Si quiero pegarme con los buenos, sé lo que tengo que entrenar.
-No disfruto de las salidas largas, esas que considero básicas para afianzar confianza. Tengo un terrible remordimiento de conciencia. Pienso que estoy dejando el trabajo de cuidar a mi hijo, a mi mujer (quien no quiere que lo deje, mi mayor apoyo). Alguien que no se queja nunca y que yo veo que está muy cansada. Voy toda la ruta pensando que quizá esté siendo demasiado egoísta, aunque mi pareja me anime continuamente. Menuda mujer tengo, lo mejor que me ha pasado.
-No paso todo el tiempo que me gustaría con Patrick, mi hijo de 6 meses. Es ahora cuando quiere estar conmigo. Probablemente, o seguramente más bien, cuando tenga 12 ya no quiera saber nada del calvo de su padre.
Todo esto hay que unirlo a la vida laboral, a ver que no obtengo nada de este deporte que no sea una gran satisfacción personal y en él me gasto en torno al 20% de mi salario. La razón no es económica, empecé por amor, he seguido porque me encanta y seguiré (de otro modo) porque me gusta, pero ahora hay otra boca que alimentar y de mi satisfacción personal no se alimenta el niño. Quiero mostrar mi respeto absoluto a los PRO, esos que entrenan en fatiga, esos que semana tras semana, día tras día, ¡machacan! Porque lo he sufrido y porque pienso que es muy difícil de llevar.
No es un hasta nunca, de hecho hay dos opciones de que vuelva a hacer un Ironman, en plan prepararlo como me gustaría, con tiempo de sobra:
1.- Dentro de 10-12 años, en grupo de edad, me gustaría aprovechar la falta de atención por parte de mis hijos (sí, me gustaría tener otr@), para clasificar a Kona como grupo de edad y quitarme la espinita de 2015.
2.- Esta, a corto plazo. No puedo decirla porque, de manera indirecta, estaría haciendo precisamente lo que me molesta de una determinada situación del triatlon. Pero sería algo que me haría tremenda ilusión y me motivaría mucho, pero no creo que suceda. No, no es ser ambassador de atún 'Calvo'...
Por último, la intención es seguir ligado al triatlón, entrenando (me encanta entrenar) a otro nivel y sacarme el título de entrenador (en proceso) e intentar ayudar a alguien, como mi hermano lo ha hecho conmigo, aunque nunca llegaré a hacerlo tan bien.
Finalmente, tengo la espina de no haber sido un Fuc ambassador y mira que lo he intentado...
Despedirme dando las gracias a la gente que me ha echado una mano durante todos estos años, mi hermano con TriWorks, Javi de Fisiosport, Miguel de Villarbikes, Benito de Conex, Pedro de Ekibcycling. Y en su dia, Josu de Bulletbike y Christian con On y Compressport. Da gusto llevar a amigos en el pecho. Estoy muy agradecido por vuestra colaboración y por haberme puesto toda vuestra profesionalidad (sois los mejores) a mi disposición...
Un fuerte abrazo y SUBE QUE TE LLEVO"