El pie es una zona anatómica que de forma frecuente se ve sujeta a molestia o lesión, sobre todo si hablamos de deporte de resistencia o alta intensidad como el triatlón.
Muchos deportistas pueden sufrir a nivel del pie lesiones de sobrecarga mecánica, que limitan no solo la carrera profesional sino que también, pueden afectar a la vida diaria. Una de la lesiones mas frecuente y dolorosa es claramente la fascitis plantar, conocida también como 'síndrome del talón doloroso del corredor'.
La fascia plantar o aponeurosis plantar es una estructura organizada de tejido conectivo situada en la planta del pie que se extiende desde el talón (calcáneo) hasta la base (falange proximal) de los dedos. Es una estructura poco elástica cuyas funciones principales son la de soporte y mantenimiento del arco plantar y ser el amortiguador dinámico de la extremidad inferior. Más que fascitis plantar, el término más correcto para definir esta patologia es fasciosis, entendida como cambio degenerativo de la fascia plantar (sobre todo a nivel del inserción del calcáneo) producida por los frecuentes microtraumatismos y tracciones que la misma sufre durante la marcha.
El síntoma más habitual o de alarma es un dolor localizado sobre todo en el centro del talón. Se trata de un dolor agudo, que empieza por la mañana ('dolor del primer paso') que se reproduce sólo con el apoyo del pie en el suelo, así como puede aparecer después de largos periodos de horas en bipedestación o al principio de un entrenamiento.
En el caso concreto de los corredores, la fascitis plantar se genera por los excesivos esfuerzos asociados a repetitivos traumatismos a los cuales el pie está sometido, sobre todo si hablamos de deportistas que se dedican a una actividad física intensa. En este caso el dolor puede repetirse con mayor severidad no solo hacia el final del entrenamiento sino que puede continuar también durante el reposo. No es habitual una presentación bilateral de la patología, pero si no es tratada puede, por trasferencia de sobre carga, afectar también al otro pie.
Esta patología tiene causas multifactoriales, pero mirando en concreto al triatleta es fundamental valorar:
-Técnica de carrera y evitar errores de entrenamiento: la técnica de carrera es variable entre corredores, pero en todos los deportistas que presentan numerosos ciclos (pasos) con una excesiva pronación del pie, se verifica una inestabilidad articular que aumenta el estrés inflamatorio sobre la fascia plantar...
-Con respecto a los errores de entrenamiento, los más comunes son: un aumento en kilometraje en un corto período de tiempo, un aumento de la intensidad del entrenamiento sin adecuada forma física, así como correr en superficies duras y no dar un tiempo de recuperación adecuado entre los entrenamientos.
Los errores de entrenamiento se asocian hasta a un 60% de las lesiones de los corredores y, en consecuencia de esto, sería fundamental que los deportista sean más conscientes de la coherencia de sus programas de entrenamiento y permiten que su cuerpo se adaptate de forma gradual a los esfuerzos que realizan.
-Calzado de running: las zapatilas de un corredor son de suma importancia. Deben adaptarse al tipo de entrenamiento, así como a la anatomía de los pies del corredor. Se ha visto que para evitar la fascitis plantar el calzado de un corredor tiene que evitar estas caracteristas: presentar un talón o un zapato demasiado plano que permita una pronación excesiva, no debe presentar una suela demasiado rígida ni demasiado flexible que cause una flexión excesiva del antepie capaz de provocar una sobrecarga de la fascia. Por último, no tenemos que olvidar que una buena deportiva tiene que presentar la absorción de choque y un buen soporte del arco medial con el objetivo de alinear mecánicamente el pie.
-Factores intrínseco del pie: variables biomecánicas o anatómicas del pie predisponen a dicha patología. Existe mayor prevalencia en aquellos pacientes que presentan un excesiva y mantenida pronación del pie, así como tener un pie cavo, plano o con un acortamiento del tendón de Aquiles.
El diagnóstico es casi siempre clínico. Es imprescindible una buena historia clínica e investigar sobre la actividad física que realiza nuestro deportista. Conocer la frecuencia y duración de las carreras que realiza, en qué superficie se realizan los entrenamientos así como la intensidad y duración de los mismos, el tipo de calzado y si se usan o no ortesis.
Fundamental es claramente también una buena exploración física para poder diferenciar otras causas de talalgia, tales como el síndrome del tunel del tarso, una bursitis calcánea o una rotura de la fascia. En los casos complicados nos ayudamos de las pruebas de imagen.
El tratamiento de la fascitis plantar consiste en reducir los sintomas y corregir las causas que la provocan. El 95% de las personas se tratan de forma conservadora utilizando un calzado adecuado, plantilla para reducir la presión de apoyo (sobre todo en quien presenta variables biomecánicas-anatómicas del pie), así como suspender las actividades físicas y realizar ejercicios de estiramiento muscular.
En casos refractarios, que no reponden a dichas medidas, se opta por el tratamiento invasivo, con infiltración de corticoides. Si aun así, no existe mejoría, el paciente es candidato a intervención quirúrgica de hemifascetomía.
La técnica más novedosa es la endoscópica
Consiste en una técnica minimante invasiva, con dos pequeños abordajes a nivel del pie, menores de 1 cm, mediantes los cuales se introduce un instrumental específico para realizar la técnica quirúrgica, guiada por una cámara endoscópica. Esto permite que no sea una técnica 'open' y que no exista una cicatriz plantar como ocurre con la técnica tradicional. De esta manera, el paciente presenta una recuperación más rápida, apoyando el pie desde el día siguente a la intervención, con menor dolor post-quirúrgico.
No obstante, la mejor recomendación es la prevención, educando al deportista a que conozca los mecanismos que provocan dicha lesión.