“Le gustaría pasarse al triatlón dentro de unos años, cuando acabe su carrera profesional como ciclista"... Son palabras de Cameron Wurf, 5º en 2019 en el Mundial IRONMAN de Kona, refiriéndose a su amigo y compañero esporádico de entrenamientos Geraint Thomas, campeón del Tour de Francia de 2018.
Thomas y Wurf, de 33 y 36 años respectivamente, se conocen desde 2017, cuando les presentó Tim Kerrison, también exciclista australiano, como Wurf, y por entonces entrenador del Sky, ahora INEOS. Cuando las agendas de Wurf y de Thomas cuadran, comparten entrenamientos en bici. Lo vimos hace pocos días, ‘machacándose’ juntos en Mallorca para completar una sesión de más de 300 kilómetros. Fueron un total de 309,4, en ocho horas y 35 minutos, a una velocidad media de 36 km/h.
Ahora, el propio Thomas ha confirmado, en una entrevista con el mítico Bob Babbitt, lo que Wurf ha avanzado en varias ocasiones. Y es que el galés, efectivamente, hará IRONMAN una vez acabe su carrera como ciclista profesional: "Sí. Solía nadar cuando era pequeño e hice algunos triatlones. Cuando me retire del ciclismo definitivamente me pasaré al IRONMAN. Ya veremos si hago uno o varios. Haré primero el de Gales, porque se supone que el segmento de ciclismo es bastante duro y eso me ayudaría. Sí, creo que necesitaré algo cuando me retire. Llevo 14 años en el ciclismo profesional. Así que podría terminar sumando 18 años. Antes, además, estuvo dos años como aficionado y también como junior. Son 20 años en los que todo lo que haces es montar en bici. Sabes que siempre tienes un objetivo dentro de dos o tres meses. Y no tener nada sería duro".
Así pues, con 37 años, veríamos a Thomas compitiendo en IRONMAN. Y, seguramente, no lo haría nada mal. El rendimiento de el ciclista del INEOS en el agua y en la carrera a pie ya sorprendió a su amigo Wurf cuando estuvieron entrenando juntos en Mónaco, lugar de residencia de Thomas, en el verano de 2018. "Geraint ya está en nuestro chat de grupo de entrenamiento de Ironman", explicaba Cameron Wurf. "Tengo que decir que cuando di la vuelta al final del tramo de 200 metros que usamos en Larvotto Beach (Mónaco) para nuestras sesiones supervisadas de aguas abiertas, no podía creer lo cerca que estaba. ¡Definitivamente sabe nadar! Después de la natación, se puso las zapatillas de correr conmigo para un trabajo de velocidad, donde parecía cómodo rodando a 3:40/km. Me impresionó"...
