Daniela Ryf ha dominado con puño de hierro la media y la larga distancia durante los últimos años. Sólo hay que echar un vistazo a su palmarés: tiene cuatro triunfos en Kona (2015, 2016, 2017 y 2018) y cinco más en el Mundial IRONMAN 70.3 (2014, 2015, 2017, 2018 y 2019), aparte de innumerables victorias en casi todas las pruebas que disputa.
Desde el pasado mes de mayo, además, puede presumir de repóquer en lo que a mundiales IRONMAN se refiere, ya que se apuntó el que se disputó en St. George, el primero que tuvo lugar fuera de Hawaii.
Sin embargo, el coronavirus también ha cambiado a la triatleta suiza, que en mayo cumplió 35 años. "La pandemia ha hecho que fuera dolorosamente obvio que no tenía mucho en mi vida cuando el deporte se desvanecía", explicaba en una entrevista en Schweizer Illustrierte la pentacampeona del mundo IRONMAN, que también confesaba que, tras conquistar el Mundial de Hawaii en 2018, empezó a hacerse preguntas sobre lo que estaba haciendo y sobre lo que quería hacer a partir de ese momento. "¿Se trata de la mejor actuación de la que seré capaz, la mejor historia que escribiré?", se cuestionaba después de ser aclamada por todo el mundo.
Daniela también hablaba sobre su homosexualidad. “Estaba desgarrada. En realidad, a quién amas no debería importar. Pero soy directa y honesta. No quiero esconderme. También quiero dar ejemplo y decir: vive y deja vivir. Amar y dejar amar. He estado enamorada de una mujer", aclaraba la triatleta suiza, que también dejó de estar a las órdenes del entrenador con el que logró nueve títulos mundiales, el mítico Brett Sutton. Desde entonces, y ha pasado ya más de un año, se auto-entrena. Y tampoco le ha ido nada mal.
En su última publicación en redes nos ha dejado un interesante resumen de su nueva filosofía para entender la vida y el deporte:
Nunca dejes de crecer y crea nuevos recuerdos.
Incluso después de 20 años en el deporte profesional, siento que sigo aprendiendo cada año. Supongo que mientras sigamos creciendo estamos vivos.
Eso es lo que amo del deporte: nos desafía constantemente a crecer y adaptarnos.
Siendo una persona muy competitiva, siempre ha sido un desafío para mí disfrutar del entrenamiento, ya que la alegría puede ser aplastada fácilmente cuando no estamos a la altura de nuestras propias expectativas en una sesión.
Comenzar a entrenar por mi cuenta y permitirme dejar de lado los objetivos y no querer batir récords todos los días, fue clave para aprender a confiar en el proceso y disfrutar más del entrenamiento.
No siempre se puede vencer al pasado. Algunos días se trata de hacerlo, sin juzgar. Sabes que has alcanzado el siguiente nivel cuando puedes dejar de lado tus propias expectativas y simplemente abrazar el momento.
Dicho queda...