¿Por qué no podría un 'globero' convertirse en triatleta de acero y acabar un Ironman, quizás la prueba de resistencia más dura del planeta? La respuesta a esta pregunta está en El triatleta globero que se forjó una coraza de acero, una novela escrita en clave de humor por José Carlos Pérez López, autor y triatleta murciano, y basada en hechos reales. Se publicó a finales del pasado mes de octubre...
El protagonista, Paco Urban, un aspirante a triatleta en plena catarsis interior, globero empedernido en cuerpo y alma, y sin aparente solución, se enfrenta, sin perder el norte, la honra y el sentido del humor, a sus miedos y limitaciones en una interminable sucesión de hilarantes aventuras y desventuras librando cuantos obstáculos, retos y piedras (muchas de ellas literales en lo físico) se encuentra en el camino iniciado. Siguiendo unas enseñanzas ratoniles y los designios de su entrenador –el único que pone cordura en esta alocada lucha metamórfica que sufre el esforzado aspirante–, se propone alcanzar la mayor de las gestas triatléticas: forjarse una coraza de acero y saborear la dulce miel de completar un Ironman.
Una historia deportiva, pero también de superación y crecimiento personal, atiborrada de kilos de ironía. Considerarse capaz, ¡he ahí la terapia primordial para sacar todo lo que esconden las voluntades! Adelante. Mirar para atrás no es una opción pues, además de provocar tortícolis, te impide ver lo que tienes delante. Ríete de ti mismo si hace falta, pero no permitas que la vergüenza o los temores adocenados que anquilosan tu instinto de supervivencia te incapaciten para luchar a brazo partido por tus sueños y tus anhelos. Ya se sabe que la fe mueve montañas –aunque las mueva mejor una retroexcavadora-, porque como dijo Gandhi: "La fuerza no viene de una capacidad física, sino de una voluntad indomable". Consejo de maridaje: a ser posible, léase esta “historia de un IM-posible" con el ánimo dispuesto a la sonrisa y una buena cerveza fría a mano.
José Carlos Pérez López nació en Murcia en 1970. Bautizado en el rito triatlético como “Xarli" más allá de la treintena, al publicar la historia de este IM-posible cumple un sueño que lo tenía desvelado espiritualmente desde la tierna infancia. El otro sueño, ganar el oro olímpico, lo aplaza para otra vida en la que entrene con mayor ahínco. Mientras aguarda con pueril zozobra la valoración (cuando no algún palo) del avezado lector que se adentre en la maraña literaria pergeñada, a caballo entre lo deportivo y la superación personal, seguirá enrolado en las filas de los estibadores de historias y palabras, y amenaza con volver a castigar a los cofrades de la asociación de amigos del lepisma con otras historias para que su Opera prima no sea hija única...