Comunicó su adiós al triatlón profesional el pasado mes de noviembre, a los 36 años... con dos oros olímpicos en Londres 2012 y Río 2016, dos títulos mundiales (2009 y 2011) y cuatro europeos (2010, 2011, 2014 y 2019).
Pero el legado de Alistair Brownlee va más allá de los resultados. Junto a su hermano pequeño Jonathan y gracias a la rivalidad de ambos con Javier Gómez Noya, elevó el triatlón a otra dimensión.
Dos décadas dedicado en cuerpo y alma al triatlón. Y lo que le queda. Porque el mayor de los legendarios hermanos británicos está retirado, sí, pero el deporte sigue siendo el motor de su vida.
En estos últimos meses hemos visto al 'jubilado' Alistair seguir machacándose en pruebas de gravel, trail o en la curiosa Oxenhope Straw Race, carrera de 4 km que tuvo lugar muy cerca del domicilio de Alistair, en Yorkshire, y que completó –¡atención!– disfrazado de Donald Trump, cargando una paca de paja de 20 kilos y haciendo paradas en seis pubs de la zona para beberse una pinta de cerveza en cada uno de ellos.
1.576 escalones y 86 pisos
Está claro que Alistair está probando cosas nuevas que antes tenía vedadas por su condición de triatleta del más alto nivel. Ya tiene en mente desafíos extremos de resistencia como el UTMB Mont-Blanc, el Marathon des Sables... o el que afrontará el proximo miércoles 8 de octubre...
De subir los 86 pisos del Empire State... a la dureza extrema del Patagonman
Se trata del Empire State Building Run-Up: subir a pie los 1.576 escalones y 86 pisos del mítico edificio de Nueva York. Llegar en ascensor al Observatorio supone un minuto escaso; los corredores más rápidos tardan 10 minutos en completar la que presume de ser la primera y más famosa carrera de torres del mundo, que la próxima semana alcanza su 47ª edición.
Pero hay más... En la 'apretada' agenda de Alistair ya aparece otra fecha señalada: el 7 de diciembre. Ese día estará en la línea de salida del Patagonman, 'el triatlón más extremo en el fin del mundo'.
El triatlón más extremo en el fin del mundo
El Patagonman nació en 2018, gracias al apoyo de los organizadores del Norseman, en un escenario tan idílico como exigente, en la Patagonia (Chile). Se trata de una prueba de distancia IRONMAN que comienza al alba, a las 5 de la madrugada, en el fiordo de Aysén.
Los triatletas saltan desde un ferri a las aguas gélidas del Océano Pacífico para nadar 3,8 kilómetros hacia el puerto Chacabuco, donde encuentran sus bicicletas en la primera transición.
Desde ahí, pedalean 180 kilómetros, a través de la ventosa, curvilínea y altimétricamente cambiante carretera austral (2.500 metos de desnivel positivo) con destino Villa Cerro Castillo, una de las maravillosas postales de la Patagonia. En este lugar está la T2.
Dejan las bicicletas y comienzan el maratón por senderos de tierra a lo largo del río Ibáñez, atravesando bosques, lagos y caídas de agua. Al final les espera el lago General Carrera, otra postal icónica de la región. Durante la ruta se pueden divisar nutrias, lobos marinos, delfines, focas, zorros, cóndores, águilas e incluso pumas.
Esta carrera se realiza con una persona de apoyo, que ofrece asistencia en los puntos indicados.
"Sin duda, el triatlón más duro que he hecho, ¡pero, lo disfruté muchísimo! La prueba no te decepciona, desde el salto desde el barco al fiordo helado en la oscuridad...", relataba el triatleta británico Tim Don tras hacerse con la victoria en 2019.
También regresó encantada con la experiencia y con la medalla de bronce Saleta Castro en 2022.
Ahora le toca a Alistair Brownlee...