La clave es no parar de golpe tras la última carrera, aunque estés muy cansado tanto a nivel físico como mental. Es conveniente realizar sesiones de entrenamiento de baja intensidad y volumen que facilitan la recuperación post-competición (en mayor medida que el descanso total según múltiples investigaciones).
Estas sesiones tienen como finalidad principal asegurar la recuperación completa, antes de iniciar la fase de descanso. Su duración debería ser de entre 1 y 3 semanas. En lugar de una disminución brusca del entrenamiento, se hace de forma progresiva, con sesiones fáciles e incluso alguna competición con una finalidad más lúdica que de rendimiento (carrera popular, acompañar a familiar o amigo, etc.).
Estos días de entrenamiento fáciles son ideales para hacer una valoración general de la temporada, revisando tus puntos fuertes y objetivos alcanzados (sean de resultado o de realización) y tus puntos débiles o aspectos a mejorar y plan concreto para hacerlo de cara a la nueva temporada. Toda valoración o análisis debe incluir:
-Datos objetivos: horas dedicadas, volumen de entrenamiento por segmento que tengamos anotados en nuestro diario o aplicación informática donde lo hayamos registrado.
-Apreciaciones subjetivas: relación coste-beneficio entre lo que supone el sacrificio del entrenamiento, convivencia familiar y los beneficios en términos de resultado o satisfacción personal. Valorar si la dedicación deportiva es gratificante o deficitaria en estos términos.
-Plantearse francamente todas las dudas: sobre estatus deportivo, forma de preparación, necesidades de cambio, adquisiciones de material asumible o prescindible, etc.
-Escuchar opiniones y asesoramiento externo, al menos en dos vías: de las personas cercanas que nos aprecian y pueden sufrir por una dedicación obsesiva, y de alguien conocedor y sincero desde el punto de vista técnico.
-Participar activamente en tu evolución deportiva: desarrollando tus criterios al comienzo de la nueva temporada, tengas o no entrenador particular, para entender y equilibrar los seis elementos en las fases de preparación o de competición: la base aeróbica; técnica; fuerza; ritmos de prueba; cuidados y prevención; y preparación mental.
-Asumir realidades: que pueden ser frustrantes, pero de necesaria superación para seguir disfrutando. Las carencias o limitaciones innatas, los efectos de la edad, el estancamiento al agotarse el efecto de las cargas, las lesiones cronificadas, etc. Cuanto antes y mejor se asumen las circunstancias que nos hacen únicos como triatletas, más podremos diversificar objetivos y aprovechar las ventajas del multideporte.
-Equilibrio y ponderación en las valoraciones: siempre habrá puntos negativos, que han de ser un reto a superar, y elementos positivos que seguir explotando. Se trata de una actividad de afición y placer que debería mejorar la salud, el equilibrio mental, la autoestima y la calidad de vida, y no pasar al terreno obsesivo o de evasión irresponsable.