Este sábado vuelven las Series Mundiales de Triatlón. Será en Bermudas, sobre distancia olímpica y con el gran aliciente de la presencia en la línea de salida de Javier Gómez Noya, que retoma las WTS. Le esperan los mejores triatletas del mundo en lo que a formato corto se refiere. Y algunos de ellos han estado concentrados en altura para preparar esta segunda cita de la temporada. Por ejemplo, Fernando Alarza o Kristian Blummenfelt, con sus respectivos grupos de entrenamiento, han elegido Sierra Nevada.
“Contar con la infraestructura y las posibilidades de entrenamiento que tenemos en Sierra Nevada es perfecto para el triatlón. No me imagino ningún lugar mejor donde haya una piscina de 50 metros a esta altitud, además de las pistas y las montañas alrededor. Y también tenemos gimnasios y recursos médicos, por eso, es conveniente entrenar aquí. Tiene su complicación, pero si controlamos las sesiones, las revisamos y aplicamos todos nuestros conocimientos científicos, aprovecharemos todas estas ventajas al máximo", explica Roberto Cejuela, entrenador de Alarza en www.triatlon.org.
“Hacemos dos concentraciones en altura en Sierra Nevada cada año, cuatro semanas en otoño y cuatro semanas antes de Bermudas. Combinamos el entrenamiento en altitud con sesiones de intensidad alta. Funciona muy bien para nuestro equipo. Basamos el entrenamiento en altitud en bloques de cuatro días: un día de series, un día de volumen, un día de series y uno menos intenso. Aquí vivimos a 2.300 metros sobre el nivel del mar. La piscina y la pista de atletismo están en el centro y nos rodean las montañas, así que todas las sesiones de ciclismo implican pedalear cuesta arriba, ir de los 1.000 a los 2.400 metros. Por eso, para nosotros es perfecto. Los triatletas se pueden concentrar y relajar. Y aunque la recuperación es más difícil en altitud, planificamos las sesiones para que el equipo no se sienta afectado", asegura Arild Tveiten, Director Deportivo y entrenador de alto rendimiento de Noruega, que en 2018 protagonizó un triplete histórico, precisamente en la prueba WTS de Bermudas, con Casper Stornes, Blummenfelt y Gustav Iden copando el podio.
“Nuestros atletas están bastante habituados al entrenamiento en altura y trabajamos mucho junto a ellos para que entiendan la fisiología y la física del entrenamiento, por qué hacen esto o aquello en una sesión, cómo afecta a sus cuerpos y cómo pueden aprender a confiar en sus propios cuerpos y sensaciones para aplicarlo en las carreras. Mientras entrenamos aquí, medimos muchas cosas: los niveles de lactato (aproximadamente 20 veces por sesión), la velocidad, los movimientos, el potenciómetro... Analizamos todo en el laboratorio y el ordenador les explica el significado y cómo mejorar en las áreas necesarias. Puedo decir que los atletas de nuestros equipos saben más de fisiología y entrenamiento que muchos expertos", aclara Olav Aleksander Bu, fisiólogo y entrenador del equipo de Noruega.
“Entrenar en altura, donde el nivel de xígeno es considerablemente más bajo, permite que los triatletas incrementen la cantidad de glóbulos rojos, lo que a su vez les permite competir más efectivamente a nivel del mar porque los músculos reciben más oxígeno", asegura Eugenio Chimal , entrenador de triatlón de alto rendimiento de México.
“Habitualmente nado 7 veces a la semana, corro 6 veces, entreno en bici 5 veces y hago 3 sesiones en el gimnasio. Durante el bloque de entrenamiento de la pretemporada, las sesiones tienen mucho volumen y la intensidad aumenta progresivamente. Las sesiones de natación son de entre 5 y 7 km, las de carrera a pie de entre 1 y 2 horas y las de ciclismo de entre 2 y 6 horas. Hago 3-4 sesiones de entrenamiento cada día, excepto los domingos, cuando hago la tirada larga de bici y solo una sesión más. De acuerdo a mi experiencia, el entrenamiento en lugares altos es bueno todo el año, con algunos momentos específicos en los que hay que bajar a entrenar en otros lugares, en general antes de una carerra importante, lo que permite intensificar la intensidad sin perder las adaptaciones fisiológicas que se logran en altura. El beneficio más obvio es el incremento en la producción de glóbulos rojos, además de otras adaptaciones fisiológicas que contribuyen a aumentar la capacidad de transporte de oxígeno, que es una respuesta natural del organismo para compensar las condiciones hipóxicas e hipobáricas propias de la altitud. Sin embargo, hay otros beneficios interesantes para los triatletas. Estar en un lugar con menor disponibilidad de oxígeno hace que el cuerpo trabaje más para obtener ese oxígeno, lo que resulta en un promedio de metabolismo basal más alto, y se traduce en más gasto de energía. Por eso, mantener un peso bajo (necesario para correr con eficiencia) es más fácil en altura que al nivel del mar", comenta Rodrigo González, triatleta de élite de México.