Los mejores nosotros: diferencias entre un 'triatleta bueno' y un 'triatleta malo'

Me proponen que hable de la diferencia entre un triatleta bueno y un triatleta malo: "lo que más se nota". Un triatleta llega a ser bueno si tiene talento, si entrena bien (es decir, si hace bien buenos entrenamientos a lo largo de muchos años) y si compite bien.

Clemente Alonso / foto: @fotorunners.es

Los mejores nosotros: diferencias entre un triatleta bueno y un triatleta malo
Los mejores nosotros: diferencias entre un triatleta bueno y un triatleta malo

Del entrenamiento ya hablaremos en el futuro y el talento, principalmente, se hereda, por lo que no nos da para comentar mucho, así que, más que hablar de triatletas buenos y triatletas malos, cosa que en este artículo no podríamos resumir, creo que podemos hablar de quién compite bien y quién compite mal, que es algo que nos afecta a todos.

Hay deportistas muy grandes, gente con mucho potencial, capaz de cosas que casi nadie puede hacer, pero para mí, cuestión de gustos, no se trata del cuánto, sino del cómo (aunque el "cuánto" sea menor), me parece, además, muy representativo de cómo somos para el resto de cosas.

Todos somos diferentes (o "unos más iguales que otros"). Algunos, esperando un rendimiento dado, se vienen abajo al no verse donde esperaban. Otros, sin embargo, se crecen en la adversidad. Otros entrenan tan duro, que llegada la hora de competir están psicológicamente cansados, y tenemos también el caso contrario, "el vaguete" que se sale compitiendo. Los hay que siempre le echan la culpa a los demás y algunos piensan que nunca lo conseguirán y no se esfuerzan ni entrenando ni compitiendo, por lo que casi siempre están en lo cierto.

Para mí, la competición que de verdad vale, la que es aplicable a todos y cada uno de nosotros, es la que uno hace para con sus propias capacidades. Como casi para todo, las expectativas juegan un papel importante. Sin embargo, cuando tratas de estar a la altura de tus propias capacidades, las expectativas pasan a un segundo plano: basta con que des todo lo que llevas, es la única expectativa y sólo depende de ti, así de simple. Lo repito mucho, lo sé, casi como un mantra, pero ante la duda viene muy bien, como decía Mark Allen, "si un día estás al 80%, procura dar el 100% del 80%", es la manera de dar el 100% el día que lo tengas.

Por tanto, para mí, el que gana la prueba no necesariamente es el que saca todo lo que lleva. De hecho, es el único al que seguramente no han sacado de punto. Por detrás habrá muchos que se hayan marcado un carrerón, incluso entrando unas horas después del ganador, y también habrá muchos que, sin cumplir con su capacidad para esa competición, no hayan hecho justicia a tantas horas de entrenamiento, a tanta ilusión invertida, a tantos sacrificios.

Me parece bastante estúpido ese insulto tan repetido en las películas americanas que es "perdedor" y el antónimo que usan, "ganador", así como esa actitud simple y superficial que dice que el segundo es el primero de los perdedores. Es normal que quien gane la prueba obtenga más atención, pero hacer de esa mentalidad algo generalizado es tener pocas luces, pues sólo puede ganar uno. Aunque la competitividad con otros nos puede ayudar a mejorar, me parece que valorar más el puesto que el rendimiento personal (el porcentaje de nosotros mismos que somos capaces de dar) es no enterarse bien de qué va esto del fondo.

Por todo esto, cuando pienso en el fondo o en mi deporte, casi me da igual quién es el mejor si no valoro qué aporta fuera de lo estrictamente deportivo (las figuras que son ejemplo para los más jóvenes, comprometidas y que atraen a nuevos deportistas, no ya al triatlón, si no a una vida más sana, me importan mucho más que "el crack" que es un absoluto engreído que carece de valores y no sirve de ejemplo más que para ver cómo no hay que ser, por muchas carreras que gane). Y digo "casi" porque mantengo que esa competitividad me ayuda a mejorar, pero lo que valoro sobre todo es cómo me esfuerzo para ser constante trabajando, para ver qué puedo mejorar, valoro si llego a dar lo que valgo sin dejar de disfrutar de todo esto, quizá disfrutándolo más porque tengo la sensación, la mayor parte del tiempo, de que quiero llevar a término este proyecto de mí mismo que tengo, un éxito que está al alcance de cualquiera, del primero al último, que nos hace ser en cada carrera los mejores, los "mejores nosotros", que no es poco.