¿Veremos volar esta Ordu en Kona 2021, protagonizando un anuncio de Hawaii 5.0?
Llevo desde 2007 asistiendo a las presentaciones de la Gama Ordu, y cada cambio, que venía cada 3 ó 4 años, sorprendía con una remodelación total respeto al modelo anterior. Este año no he podido ir a Bilbao a la clásica presentación a los medios sino que tuvimos que asistir a una presentación virtual, como empieza a ser habitual en estas épocas Covid y quizás debamos acostumbrarnos durante un tiempo a no poder salir a montar en bici con las marca, pero no poder ir a una presentación en el País Vasco es muy doloroso para quienes apreciamos esa tierra, su gente y su gastronomía.
La presentación virtual cumplió con creces aunque en el apartado dudas Dan Empfield no nos dejo a los demás asistentes apenas un resquicio para preguntas, aunque sus dudas sobre construcción y geometría son tan certeras que realmente cada vez que preguntaba algo se adelantaba a lo que a los demás se nos había ocurrido apenas un instante antes.
¿Y por qué 5.0?
Como decía, esta es la quinta iteración de la marca de Mallabia, que cada cambio debemos recurrir a que es la bici de triatlón/crono de Orbea y se llama Ordu (Tiempo en Euskera) porque así nos lo dicen, ya que cada versión apenas recuerda a la anterior, heredando lo que la tecnología, la aerodinámica y la biomecánica dicen que funcionan y dejando atrás lo que ha sido superado (o en ocasiones se impone por el mercado). En pureza cabe decir que Orbea tenía cabras (no puede ser de otro modo) antes de 2006, pero el carbono y las formas que este permite no se vieron hasta 2007.
Una de las primeras unidades Ordu 2007 fue utilizada muchos kilómetros por este probador, e incluso apenas unas horas antes de escribir estas líneas se la veía a Benito de Torres, miembro del equipo Técnico de la Federación Española de Triatlón, rodando con ella 13 años después. Tras aquel modelo de curvas sinuosas, vino la Ordu de Craig Alexander que logró sendas victorias en Kona 2008 y 2009, aunque, no hay que negar la historia, protagonizó un sonoro divorcio en 2010, en mi opinión más influido por el potente marketing de otras marcas que por las verdaderas prestaciones de aquella Ordu.
Tras aquella Ordu 2.0, Orbea no se apresuró, pero la 3.0 presentada en 2012 permitió seguir batiendo récords de ciclismo en Kona con Starykowitz y por supuesto en Florida. Aquella versión integraba la potencia lo que suponía un avance aerodinámico, pero hacia sumamente compleja la biomecánica y los frenos no eran lo mejor resuelto de la bici.
Con la llegada en 2016 de la Ordu 4.0, presentada por supuesto en el Triatlón de Bilbao de aquel año, la Ordu aparecía como una de las cabras más fáciles de aconsejar por todos aquellos que confiamos en la mejor combinación posible de biomecánica y aerodinámica. Era una bicicleta de manillar independiente, lo que permitía los mejores ajustes posibles escogiendo bien estos componentes, y posibilitaba lograr la mejor posición aero posible en talla XS al ser la cabra más “bajita” del mercado. En Orbea la equiparon con frenos Tririg Omega, por lo que no cabía más tecnología entonces salvo que hubiesen apostado por un manillar integrado, que entonces, salvo 3 marcas, complicaba mucho los ajustes de posición.
2021 esta aquí, y los frenos de disco han llegado para quedarse. No pierdo tiempo en el debate de si son necesarios o no, aunque a mí ya me han salvado en una rotonda mojada una vez y con eso bastaría para zanjar la “polémica”, pero si alguien quisiera seguir debatiendo estaría chocando contra el muro del mercado. Orbea equipa la Ordu 2021 con frenos de disco. Chocaría cualquier otra decisión y prácticamente solo queda Trek como gran marca por equipar sus bicis de triatlón y crono con este tipo de frenos. Por supuesto, los ejes de las ruedas son Tru Axle de 12mm.
Nuestra intención era escribir estas líneas el 15 de octubre para presentarla con un test completo, pero no ha sido posible disponer de la talla de este probador, por lo que el test completo podréis verlo en el numero de enero. Os escribimos estas palabras con la información proporcionada por Orbea.
Han trabajado más de 2.500 horas en el Túnel de Viento y la mesa de diseño para trabajar la aerodinámica del conjunto cuadro horquilla, integrando el sistema de conducción, hidratación y almacenaje en una sola forma que expondremos los próximos meses a nuestros propios tests. Aun ganando en aerodinámica, han conseguido reducir el peso del cuadro a poco más de 1100 gramos, peso con el que se lograban hace pocos años récords de ligereza en bicicletas de carretera.
La biomecánica que vi en la presentación y en el kit de prensa que nos han facilitado simplemente es de matrícula de honor.
Parten de la base de un manillar monopost, siguiendo la estela que Tririg introdujo con su mítico manillar Alpha One y que tan fácil pone el trabajo a los biomecánicos. Una de mis principales preocupaciones era la altura mínima de los apoyacodos en la talla más pequeña y sorprendentemente han logrado 10 mm menos de stack (515 mm) del montaje más bajo que yo había logrado en mi estudio con una Ordu XS con potencia de -40º y el manillar más bajo del mercado (Profile SubSonic).
Esto la convierte en la cabra XS más interesante para todas aquellas personas de menos de 1m60 que no renuncian a la aerodinámica.
El sistema monopost permite cambiar la altura de los apoyacodos hasta 90 mm en unos segundos con una simple lleve allen 4, y el ajuste en alcance de las extensiones es doble (120 mm de rango) al poder invertirse la pieza que las sujeta. También es doble la posición de las manos en los frenos al poder girarse 180º la base del manillar teniendo una diferencia de 30 mm (no es muy grande este rango). El ángulo de apoyacodos y barras puede cambiarse también con una sola llave desde los 0 hasta los 15º. Matrícula de honor en el ajuste ergonómico.
La bici será UCI Legal simplemente retirando los kits de almacenaje.
El rango de precios se sitúa muy por debajo de la competencia, con un montaje en DuraAce Di2 y ruedas Vision 55 justo en 8.999€ y una primera opción con Ultegra mecánico y ruedas Vision por 4699€, comercializándose el kit de cuadro-manillar-tija-horquilla en 3.499€, lo que posibilitará montajes personalizados a gusto del triatleta que siempre quiere dar un paso más, como la lenticular o cambiar las extensiones por unas personalizadas, gracias a la inteligente decisión de utilizar la medida estándar de 22.2 mm y por supuesto el sistema Myo de personalización del color.
Promete ser uno de los test más esperados y quien esto firma, enamorado de la aerodinámica y la biomecánica, esta deseando poder escribir con la bici al lado del ordenador en vez de afilarme los dientes con un artículo de presentación.
