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Sábado 10 de octubre de 2020, 16:30 en el 75-5683 Alií Drive de Kailua Kona, entre tambores, el sonido repiqueteando de las aspas de un helicóptero y la voz de Mike Reilly, Jan Frodeno y Sarah Crowley se acercan a la meta como vencedores de la 44ª edición del Ironman de Kona. Habían discurrido algo menos de 9 horas y ya casi 3 desde que habían dejado la Canyon CFR Disc que os presentamos en este especial de Kona…
Volvamos atrás 7 meses en el tiempo y entremos en la realidad que impidió esta escena y que hizo que esta bici se presentase a los medios de modo virtual un mes más tarde de lo que nos habría gustado ver en el mundo real con el Océano Pacifico de fondo.
Tradicionalmente las marcas implicadas en bicicletas de Larga Distancia aprovechan la semana previa al Ironman de Hawaii para presentar su joya de la corona, ese modelo que han desarrollado durante meses e incluso años para enseñarlo en el mejor escenario posible, y que sus triatletas profesionales compitan con ella en la luna llena de octubre. Eso conlleva la dificultad de hacer que estos deportistas dispongan de sus monturas con suficiente tiempo de antelación y puedan entrenar todo el verano, pero a la vez que no se puedan filtrar fotos antes de la presentación, lo que se complica sobremanera cuando ya ruedan por la Queen K dos o tres semanas antes y varios triatletas y periodistas hacen lo propio equipados con todo tipo de cámaras.
Este 2020 esta realidad distópica no ha acontecido, pero la Canyon CFR Disc llegó a Extremadura 5 días antes de que leyeseis estas líneas y ningún fotógrafo ni aficionado rondaba por mis carreteras de entrenamiento habitual, por lo que esa preocupación no existía. Cuando leáis estas líneas en la web, habré montado unos 300 kilometros en ella, suficientes para contaros su comportamiento a grandes rasgos, pero tendréis un articulo más extenso en el próximo número de la Revista Triatlón.
Era obvio que la cabra de Canyon iba a integrar los frenos de disco, tan evidente como que su equipo de desarrollo tecnológico no se iba a limitar a añadir los soportes para las pinzas de freno en el cuadro. Efectivamente, tras probar varias versiones de la SLX, los cambios son llamativos siendo una bici completamente distinta, empezando por el escudo deflector de la horquilla que integra un minicarenado para el disco delantero.
En un vistazo muy preliminar, las líneas maestras de la CF SLX parecen inspirar a la CFR Disc, e incluso echando la vista atrás a 2010 vemos que las primeras CF seguían la línea alemana inspirada por aquellas míticas Walser, pero este 2021 hay un cambio de diseño muy grande en el cuadro y horquilla que necesariamente alojarán los nuevos frenos, y esos cambios hacen que el cuadro parezca más voluminoso al suponer un antes y un después en el almacenamiento interno, con una capacidad asombrosa que habíamos visto iniciada por la ya descatalogada Cervelo P5X, aunque añadiendo un depósito de hidratación interno y funcional.
Viendo el cuadro desde fuera, nadie diría que dentro hay un depósito de líquido de 700 CC (600 en tallas pequeñas), una caja de repuestos en la que caben dos cámaras, dos bombonas de CO2 y una multillave, y un Bento box donde poner hasta 6 geles grandes. Conforma de este modo una capacidad de almacenamiento e hidratación, combinadas con una línea del cuadro todo lo discreta que pueda ser, si esta palabra puede utilizarse en las súper cabras, así como dos soportes de portabidones en el cuadro y un tercero tras el sillín, lo que sitúa a este cuadro como el mejor en ratio integración-aerodinámica-líneas.
Asistimos a una tercera (cuarta, si consideramos aquellas SLX del Katusha) iteración de la Speedmax, que debutaba en 2009 y que permaneció casi inalterable hasta 2015 con la presentación de la CF SLX, cuyo cambio a esa versión 2.0 se basaba en la integración de uno de los mejores manillares hasta la fecha y leves cambios en la forma del cuadro.
A lo largo de este lustro hemos visto pequeñas evoluciones en el peso y en la forma de regular la altura de los apoyacodos, pero siendo básicamente la misma bici con la que Frodeno y Crowley estuvieron en el pódium de Kona 2019. La CFR Disc supone un punto y aparte, en primer lugar, por el evidente cambio en el sistema de frenado, pero mucho más importante, en la opinión de este probador, por la capacidad de integración que estas bicis necesitan y por nuevas mejoras biomecánicas en el manillar, al que dedicaremos un apartado especial.
Los cambios en los frenos suelen llevar aparejados ejes pasantes en las ruedas, aunque son mecanismos independientes, pero las marcas suelen integrar estos ejes pasantes en este tipo de frenos que, si bien hacen algo más lento el cambio de rueda, dan mucha más rigidez a la conducción y al apoyo de la rueda delantera, algo que se sabia desde las primeras horquillas de descenso que equipaban estos bujes. La CFR Disc lleva, efectivamente, bujes de 100 x 12 en el tren delantero y 142 x 12 en la rueda trasera con una palanca para acceder al cambio de rueda sin herramientas.
Wolfang Kohl lleva inmerso en el desarrollo y evolución de este cuadro desde hace más de una década, prestando especial atención a la aerodinámica, desarrollada tanto con CFD como en túnel de viento, en condiciones de cuadro sin piloto (9 watios mas rápido que el modelo anterior), con un modelo de fibra de carbono (solo piernas ) y con ciclista en situaciones reales, contando con la colaboración de Swissside en mediciones aerodinámicas como vemos en los casos de Patrick Lange y Jan Frodeno.
Esta ganancia de watios supone aproximadamente un segundo por kilómetro en cualquier condición y se acerca a un punto de inflexión donde los pequeños detalles pueden marcar la diferencia entre mantenerse en un grupo con un nivel cada vez más homogéneo o perderlo, o mantenerse a costa de un mayor gasto energético que impida desarrollar el máximo potencial en la carrera a pie. La integración total de horquilla, tubo de dirección y potencia hace difícil ver a simple vista donde empieza una parte y termina otra, lo que hace que esta configuración de mascarón de proa, junto el tamaño masivo del cuadro que posibilita el almacenamiento, confiera una gran parte de las bondades aerodinámicas del conjunto.
Visualmente los cuadros CFR y SLX son idénticos, pero el CFR utiliza una fibra de carbono Toray M40X más avanzada que la utilizada en la SLX, lo que permite un cuadro que no supera los 1.200 gramos de peso considerando todo el sistema de almacenaje.
La potencia sin control no sirve de nada
Tanto la gama CFR como la SLX integran un sensor de potencia en las bielas, Dura Ace o Sram en la gama CFR y 4iii en la gama SLX, lo que hace que esta bici esté lista para ponerle un dorsal según sale de la caja.
Manillar
El cockpit puede configurarse a placer desde la propia web de Canyon. Y aunque en las imágenes podéis ver la base del manillar plana, existe la opción de optar por una base elevada, que en el caso de los triatetas a mí me gusta recomendar, ya que, aunque es menos agresiva, permite afrontar las subidas en una posición más cómoda. Esta opción no tiene un coste extra, como si tienen los apoyacodos extralargos (+299€), que sin duda yo encargaría, ya que hemos montado en varias ocasiones este tipo de apoyacodos en otras bicis y la mayoría de los triatletas refieren una mejoría notable en la comodidad y por lo tanto en el tiempo que pueden permanecer acoplados.
El sistema de regulación de altura y alcance de apoyacodos pasa a ser monopivote, con una regulación vertical de 110 mm y una de alcance de 35, 40 o 52 mm en función de la talla. El sistema es muy limpio, permite un mejor flujo aerodinámico al eliminar uno de los soportes y facilita mucho el trabajo de posición del triatleta. Las extensiones tienen solo una forma, pero con una simple llave pueden variar su inclinación desde completamente planas con los apoyacodos a formar un ángulo de 50º en las muñecas, lo que permite una posición completamente individualizada. La anchura de las manos puede regularse mediante unos separadores laterales que se suministran en el kit de biomecánica. En el próximo número de la Revista Triatlón profundizaremos en los pros y contras de este tipo de extensiones tan especificas, así como de la amplia capacidad de ajuste biomecánico.
Hidratación
Desarrollado en conjunto con Hydrapack, permite meter un sistema de vejiga de 600 cc en las tallas XS y S y de 700 en el resto, con una boca de rellenado que permite recargarlo en marcha como hacíamos con los sistemas de hidratación frontal, pero que ninguna bici permitía hasta el momento hacerlo con los sistemas integrados. La boquilla es suficientemente ancha como para hacer un rellenado en marcha usando botellas de agua de los avituallamiento. El acceso a la mochila de agua permite extraerla con mucha facilidad para su limpieza (cotidiana, por favor, que ya hemos visto varias mochilas de hidratación con mucha vida interior).
Tener dos soportes de portabidon es algo sumamente apreciado para carreras en condiciones de mucho calor y así han sido siempre las Canyon. Si se complementa con un sistema de portabidón tras el sillín, el sistema es casi imbatible, aunque parece complicado otro en el manillar, pero no lo considero necesario con la mochila de hidratación interna rellenable.
Almacenamiento
El Bento Box se integra dentro de la propia estructura del cuadro, lo que necesita una altura de cuadro levemente superior y concede un almacenamiento masivo de 370 m, que permite aproximadamente 6 geles de 25 gramos de hidratos de carbono. Se accede a través de una tapa de fibra de carbono de apertura lateral que al cerrarse se mimetiza con el cuadro.
La Caja de herramientas (Tool Box) estó lo más cerca posible del suelo, justo encima de la caja de pedalier. Se accede a ella mediante una caja lateral cuya terminación impide cualquier tipo de ruido molesto en marcha. Con cierta maña, llevar dos cámaras de repuesto y dos bombonas es posible, o un tubular en el caso de que aún haya gente compitiendo con este tipo de neumático, aunque de serie viene con una bolsa adherida con velcro con una cámara ulltraligera. Su apertura es por deslizamiento en vez de por un sistema de bisagra.
En mis primeras salidas, no la he probado en mediciones aerodinámicas, ya que estas mediciones se ven muy afectadas por la ropa, temperatura y presión atmosférica (siempre más favorables en verano) y en invierno los números de Cda empeoran por este motivo, pero, considerando esto factores y viendo mis segmentos de Strava de ida y vuelta, la bici promete.
Los 9 watios de Canyon respecto a la CF SLX son muy difíciles de verificar sin un túnel de viento, pero es una magnitud que separa un buen cuadro aerodinámico de uno no tan desarrollado, por lo que si soy capaz de verificar esta diferencia, sería un salto muy grande, dado que la anterior CF SLX ya se comportaba de modo excelente en este apartado.
En marcha, como no podía ser de otro modo, la rigidez respecto a la CF SLX se nota (siempre que una bici integra ejes pasantes esta característica se incrementa). En sí misma, la rigidez de una bici de triatlón no es una característica que la haga mejor per se, ya que las diferencias no influyen en pérdidas parásitas de transmisión de energía detectables en el rango del ser humano, simplemente la CFR Disc es más rígida que la CF SLX.