Una bici tan especial merecía un test especial y dado que los astros se alinearon de semejante forma, no pudimos negarnos a seguir lo que desde luego fue toda una señal. Casi al mismo tiempo que recibíamos nuestra Émonda SLR, nos llamaban desde el Duatlón del Angliru para invitarnos a participar. ¿Qué mejor escenario para cerrar este test que una de las subidas asfaltadas más brutales del mundo y en la que se han escrito días de leyenda deportiva?
La propuesta de ir al Angliru nos seducía por el mero hecho de ir a una prueba organizada con cariño, de forma impecable, en un entorno épico y por qué no decirlo, como excusa perfecta para pasar un fin de semana inolvidable con los amigos. Por encima de todo, nos pareció la mejor forma de poner al límite una bici que parece haberlos superado todos. Por ese motivo le propusimos el reto a Sergio Bueno, miembro de nuestro equipo de pruebas, que a priori representa la antítesis de esta bici: un escalador a base de potencia, consagrado triatleta rodador de 74 Kg de fuerza descomunal y con una relación amor odio hacia los grandes puertos. Un triatleta que ha trabajado duro por subir rápido a base de pasar horas cuesta arriba y con especial sensibilidad hacia cualquier mejora que le permita ganar recursos en los grandes puertos.
¿Aguantaría la refinada Emonda las embestidas de Sergio en la subida más cruel que conocemos? La cuestión de la resistencia ha quedado zanjada, ahora lo leerás con detalle, pero te avanzamos que la Émonda ha superado con la máxima nota su paso por el infierno.
“Con una bici como la Émonda es fácil equivocarse de ritmo en una subida muy larga. El problema es que las sensaciones son siempre tan buenas que cuando todavía vas fresco inevitablemente tiendes a darle lo que te pide, gas a fondo. Este primer tramo del Angliru, muy suave en comparación con lo que nos esperaba después, es un buen lugar para meter velocidad y mover desarrollos más largos pedaleando de pie fuerte cuando la bici empieza a frenarse un poco. Siempre he valorado los manillares y potencias rígidos por encima de todo, aunque sean más pesados, que consigan que los brazos muevan la bici con energía para poder asistir a las piernas. Los escaladores ligeros pedalean de otra forma, bailando sobre la bici, pero los “percherones” tenemos que buscar impulso en cada rincón de la bici y de nuestro cuerpo. Digo esto porque el manillar integrado a priori, con el peso total de la bici podía parecer un poco de juguete… y en la práctica es impecable: ligeros, precioso, rígido en el anclaje de los escaladores, con más flexión y confort en el agarre a las curvas. El único problema es que es de medida fija, pero es de suponer que el cliente que vaya a pagar semejante pasta por una bici de este nivel, sabrá elegir bien su longitud y ancho de manillar Bontrager XXX. Nunca había llevado desarrollo Compact y he de reconocer que me ha encantado esta opción de bielas Red 22 porque además de que los platos al ser más pequeños son más rígidos cuando pedaleas duro, son más ligeros y sobre todo te permite no sacar el plato grande en repechos cortos, que obviamente no es el caso del Angliru”.
“El tema se pone serio pasados los primeros dos kilómetros y cada corredor va a su sitio de manera fulminante, yo el primero. Saco el plato con total confianza y sin bajar mucho piñones porque sé que el guicadenas integrado que lleva el cuadro evitará que la cadena se salga. Ya lo he probado varias veces esta semana y es muy eficaz. Esta no es una prueba en la que la rueda de otro te valga de nada, ni siquiera de referencia, porque pone a todos tan al límite que, por pequeña que sea diferencia de nivel que exista entre cada corredor, queda en evidencia…y lo mismo sucede con las bicis. Por desgracia para mí en un día como hoy, aunque lo intente con insistencia no nací como puro escalador, pero por suerte tengo el privilegio de llevar una Émonda SLR 10. El Angliru es una subida para subir concentrado y mentalizado, es mejor no pensar demasiado en lo que te queda, hay que ser muy cortoplacista y pensar que la pedalada que estás dando es la más importante de todas. Tampoco he tenido oportunidad de hacer muchos kilómetros previos a la prueba sobre la Émonda SLR 10, tres salidas la semana anterior, pero soy propietario de una Madone serie 7 tope de gama y sí tengo muy clara las diferencias que se establecen entre una y otra, además de los más de dos kilos de peso. La Madone está entre las tres mejores bicis que he tenido en mi vida… y no han sido pocas. Es la bici que le recomendaría a cualquiera sin miedo a equivocarme. Es elegante, sofisticada y complaciente, te hace mejor ciclista en todo y como triatleta es la bici ideal para elegirla de cara a hacer cualquier prueba, ideal para olímpico o sprint y a la que un manillar de larga con ruedas de alto perfil no le desentonan en absoluto. Sin embargo, en este muro, en este lío en el que estoy ahora, no cambio esta Émonda por nada del mundo. Es más corta de ejes, más viva de dirección y aunque no se siente tan “bloque” como la Madone en términos de rigidez absoluta, consigue lo que no consigue casi ninguna otra bici, que compense esforzarse un poco más, porque por sutil que sea el incremento en la potencia de una pedalada… lo transfiere con un poco más de velocidad. Esto es algo que cuando vas en medio de un muro como el Angliru, es el pequeño estímulo que te hace ser más rápido, sobre todo cuando no eres precisamente un escalador y el pensamiento de levantar el pie te ronda la cabeza cada segundo".
“Estoy seguro de que si consigo llegar arriba sin aflojar, me voy a sentir muy orgulloso, pero no es fácil mantenerse inquebrantable en este puerto del demonio. ¿A quién se le ocurrió asfaltar esto? Ahora mismo no sé qué me duele más, ¿los brazos o las piernas? Menos mal que decidimos quitar el sillín Tune y montamos un Bontrager Paradigm RXL, porque ahora mismo, que voy sentado a plomo y literalmente sobre la punta del sillín, sólo me faltaba que me toquen con dureza la dignidad”.
“No pienses, sólo da pedales. En estas herraduras verticales a uno le surge la duda: ¿Recorto por dentro de la curva y me juego volcar hacia atrás o aunque vaya reventado voy por fuera y hago más metros? Aquí es donde las ruedas Tune empiezan a colapsarse. El gran piñón Wi-Fli de 32 dientes mete tal par de torsión a la rueda que los radios crujen como si se fueran a arrancar de la llanta. Todo controlado y previsto dentro de los cálculos de su diseño, pero reconozco que en esos momentos… da mal rollo”.
“Pasados los 30 minutos de esfuerzo el cuerpo se hace al violento estrés, entiende que no vas a aflojar y te deja entrar en la sensación que provoca que las subidas creen tanta adición, incluso aunque no hayas nacido para ello. Es como si te ganaras el respeto de la subida y ésta dejara de apalearte. Es el momento en el que el quemazón de los pulmones se hace llevadero y los músculos de tus piernas te dejan moverte con libertad, pero con cuidado. No hay que dejarse llevar por la euforia, hay que ir hasta el punto de esfuerzo en el que si te pasas de tu realidad, la subida vuelve a recordarte que no mandas, que puede tumbarte cuando quiera si te añade un punto de dureza más en forma de crisis, de viento de cara, de lluvia, de sol de justicia o… ¡de un pinchazo! Este era el peor momento para aprender, pero Antonio (del Pino) tenía razón. Aunque es un fan incondicional de los tubulares Vittoria, ya me advirtió que con los Crono no pasara por zonas sucias, que eran probablemente el único punto débil de toda la bici… y así ha sido. Teníamos que haber pegado los Corsa Evo CX o los Challenge Forte que él me propuso… Pero eso ya será el año que viene, ahora me quedan más de dos kilómetros a meta y tengo que decidir qué hacer. Las ruedas no son mías y por respeto a Trek, no perder tiempo en reparar no puede costarnos una rueda de este nivel. Llevo un spray de reparación Pit Stop de Vittoria y me detengo a meterlo. La verdad es que de todo hay que sacar la parte positiva, con la paliza que llevo me mata la idea de tener que parar, pero estirar la espalda al bajarme de la bici ha sido una experiencia religiosa. La espuma se sale a chorro por el agujero, es grande, pero de repente “flop” se detiene. Agarro la bombona de Co2 y justo cuando voy a inflar para meter presión aparece Antonio con la moto y me grita “¡No Sergio, no! ¡No la infles!”. Con el cansancio ni lo había pensado. Tiene razón, si le meto presión, el látex que tapona el agujero, todavía fresco, saldrá disparado y habrá que volver a empezar. Con la rueda a tres o cuatro kilos de presión, arranco como puedo y en un par de bandazos engancho los pedales”.
“Levanto la vista, empiezo a ver las cumbres cerca y cuando por norma esto habría supuesto poner las cartas encima de la mesa para tirar hasta arriba a tope, en este puerto las distancias son muy relativas, me ha enseñado a no fiarme ni de mí mismo. Aun así, intuir el final te hace ser más positivo y con buen carácter todo va mejor, empiezo a disfrutar del trabajo realizado”.
“Ahora sí, esto ya se acaba. Meto el plato grande y aunque vaya casi sin aire en la rueda trasera, me he esforzado mucho en toda la subida como para dejarme caer y entrar de paseo. Meto todo el desarrollo que puedo y con cuidado de no salirme en las dos últimas curvas, ya con más sangre en el cerebro puedo reflexionar y pienso que, humildemente, hoy he sido un buen escalador. He hecho una de las mejores subidas de mi vida, en una de las subidas más duras del planeta y sobre una bici que está como número uno de las mejores escaladoras de la actualidad. Es para estar contento, desde luego que sí. Ahora toca disfrutar de la bajada para poder disfrutar de los paisajes y animar a Jorge, mi compañero de equipo en este inolvidable duatlón".
CON TODOS LOS MEDIOS: PIAGGIO MP3 LT 500 SPORT
Gracias a Piaggio España y la fabulosa MP3 LT 500 Sport que nos prestaron, pudimos traer las geniales fotografías que Danny Goiry disparó en una prueba que nos puso a todos al límite. Para conducir esta moto sólo es necesario estar en posesión del carnet de coche B disfrutando de la gran seguridad que dan sus tres ruedas, especialmente si no eres motero. Es una bestia, ha podido con el Angliru arriba y abajo más de siete veces con los 200 kg de carga que suponíamos piloto, fotógrafo y material cargado. No tenemos autoridad alguna para hacer aportaciones de valor alguna al respecto, pero desde luego, además de habernos hecho el favor de cedernos la moto el fin de semana, Piaggio ha desarrollado una moto perfecta para triatletas, un vehículo para sacar esas horas extras que siempre faltan, con una rueda por cada deporte.