A veces no puedo creer lo que veo, triatletas que llevan más de 4.000 € en material… y un sillín que obviamente les está destrozando. No paran de moverse sobre la bici, cada diez pedaladas tienen que recolocarse, es evidente que pedalean siempre doloridos y molestos… y todo por no haber elegido un sillín correcto.
Bontrager, Fi.zi´k, Prologo, Selle San Marco, Selle Italia, Specialized… la oferta de buenas marcas es inmensa y a su vez las opciones dentro de cada marca puede satisfacer las necesidades de casi todos los usuarios.
El sillín está para ayudarte a ser mejor encima de tu bici, no para padecerlo, y la solución es tan sencilla como seguir dos pautas a la hora de elegirlo.
1. EL ANCHO
El primer paso hacia tu sillín perfecto es conocer el ancho de su carcasa de apoyo. Por poner un punto de referencia el ancho más estandarizado dentro de la industria de los sillines suele estar en torno a los 140 mm. ¿Cómo se mide el ancho de un sillín? Es el apoyo de los isquiones de la cadera con la cobertura del sillín. Marcas como Specialized, bajo el programa Body Geometry, realizaron numerosos estudios para establecer los anchos más frecuentes en la población de ciclistas.
Finalmente se estableció que los tres anchos más comunes son: 135, 143 y 155 mm. La medición es tan sencilla como sentarte con la espalda recta en un medidor de presión con memoria, también valdría de manera domestica la marca que dejamos en una silla de oficina, y medir de centro a centro los dos hoyos que quedan marcados.
2. LA FLEXIBILIDAD
Marcas como Fi:zi´k y su sistema Spine Concept, también han determinado la elección del sillín más adecuado en función de la flexibilidad lumbar del triatleta sobre la bici. El nivel de inclinación varía la rotación de la cadera y del apoyo de los isquiones, por lo que cuanto más erguido pedalee, más incisivo es el apoyo de estos afilados huesos sobre la superficie del sillín. Esto implica que, además de haber elegido un ancho adecuado, tienes que buscar un sillín suficientemente acolchado, para restar esa presión concentrada, añadiendo que debe tener bastante curvatura, en forma de cuna.
Si tu posición de pedaleo es intermedia estás de suerte, porque la mayoría de sillines del mercado están diseñados sobre este perfil de usuario. No necesitas un sillín muy blando, pero probablemente agradezcas una ventana antiprostática, ya que este apoyo suele coincidir principalmente sobre la uretra, o los genitales femeninos, y este diseño alivia mucha presión sobre el tejido blando.
Luego aparecen los triatletas capacitados para pedalear muy “plegados”, asociado a posiciones muy aerodinámicas. Esta posición implica una rotación muy cerrada de la cadera en la que los isquiones apenas tocan la superficie del sillín. Es frecuente que estos usuarios puedan llevar sillines muy deportivos pero hay que tener en cuenta que la altura del sillín varía mucho al ir acoplado o pedalear agarrado a las manetas, ya que al erguirte la cadera adquiere más altura y por eso conviene montar sillines de bastante longitud (entre 27 y 30 cm), para poder pedalear sobre la punta cuado vayas acoplado o en la parte trasera cunado pedalees cuesta arriba.
→ TOMA NOTA!
Además del ancho y tu nivel de flexibilidad, tu peso corporal es determinante a la hora de elegir tu sillín perfecto. Busca una versión con un nivel de acolchado adecuado a tu peso. Por debajo de 68 kg puedes llevar sillines de duros a muy duros, por encima de 72 ya tienes que llevar sillines de acolchado intermedio y con más de 85 kg tienes que optar por acolchados moderados o generosos.
Para ajustar y probar tu sillín siempre tienes que instalarlo a nivel, es decir plano sobre la horizontal, como mucho con la punta ligeramente baja, pero nunca hacia arriba. Un nivel de burbuja te ayudará a colocarlo correctamente.
Si tienes problemas de deslizamiento sobre la superficie del sillín, puedes instalar una banda adherente.
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