Ironman Hawaii

"¿Crees que estás muy bien preparado? ¿Estás seguro? Kona te destruirá como ninguna otra prueba"

Lectura imprescindible a dos semanas de la gran cita: Sebastian Kienle sigue repasando sus vivencias en Hawaii.

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Sebastian Kienle sigue repasando sus vivencias en Hawaii

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El pasado mes de noviembre, Sebastian Kienle, uno de los triatletas más carismáticos de los últimos años, campeón del mundo IRONMAN en 2014, anunciaba que se retiraría del triatlón profesional al final de la campaña de 2023. Así, esta de 2022, suponía su penúltima temporada como PRO y quería aprovecharla para intentar volver a conquistar el trono de Kona. 

Con esa intención se presentará el próximo 8 de octubre en la línea de salida del Mundial IRONMAN, evento que regresa a Hawaii después de dos años de ausencia por la pandemia de Covid. El pasado mes de mayo, en el Mundial de St. George, el primero de la historia que se disputó fuera de Kona, Kienle acabó 14º. 

Ahora que se acerca la gran cita, el triatleta alemán, de 38 años, está publicando en las redes sociales una serial histórico sobre sus actuaciones en Hawaii, donde logró la victoria en 2014, tras haber sido 3º en 2013. Después, en 2016 fue subcampeón; y en 2019 sumó un bronce más. 

En 2017 se quedó a las puertas del podio, que aquella campaña ocuparon Patrick Lange (1º), Lionel Sanders (2º) y David McNamee (3º). Sin embargo, 'Sebi' llevó a cabo un ejercicio de resiliencia que ha relatado así:

Cuando empecé a correr el maratón del Mundial IRONMAN de 2017, estaba seguro de que ganaría, incluso de que bajaría de las 8 horas.

Las cosas habían cambiado, ahora teníamos una verdadera potencia de fuego en la bicicleta. Ya no tenía que hacer todo por mi cuenta. De hecho, tenía que intentar mantener a Cam Wurf a la vista el mayor tiempo posible... Pero también Lionel estaba dispuesto a invertir mucho en la bici. Así que presionamos a todos los demás.

Mi preparación para la prueba estuvo bien. Gané el IRONMAN de Frankfurt ese año y vine directamente desde el Mundial 70.3 de Chattanooga, donde tuve un poco de gripe la semana anterior a la carrera. Pero en general, mi Aquiles estaba bastante bien.

Hice algunas sesiones bastante duras en Waimea y en Saddle Road. Todos esperábamos que correría bastante bien ese año. Empecé el maratón con el control, pensé que solo tenía que esperar a que Lionel reventara. Y lo hizo, pero casi una hora después que yo. Y le dio a Patrick una gran pelea por la victoria...

Subiendo Palani, recuerdo que me dije a mí mismo que era el momento de irme si quería otro título. Giré a la izquierda en la carretera, miré este maldito tramo largo de carretera y casi me paro. Ya estaba tan exhausto y sabía que lo que venía a continuación sería una de las horas más difíciles de mi vida. Toda mi confianza se había ido. Simplemente no quería estar allí. Estaba buscando excusas para abandonar.

Pero pensé en todo lo que habíamos invertido antes de esta carrera. Cómo Lubos [Lubos Bilek era el entrenador de Kienle por aquel entonces] hizo todo lo posible para facilitarme la vida (y entrenar duro) en las últimas semanas. Entonces sólo traté de vaciar mi mente y despegarme de todo. Solo respira y pon un pie delante del otro. Más tarde me acosté en la habitación del hotel en King Kam y lloré durante aproximadamente media hora. Creo que nunca estuve tan decepcionado.

Esta prueba te dice como ninguna otra: ¿Crees que estás muy bien preparado? ¿Estás seguro? Kona te destruirá como ninguna otra carrera puede hacerlo. Me juré a mí mismo que esto no volvería a suceder…