Lo advirtió Javier Gómez Noya en la víspera del Mundial 70.3 de Sudáfrica: "Frodeno intentará soltarme en la bici". Y el alemán así lo hizo. Se alió con Alistair Brownlee para forzar el ritmo durante el segmento de ciclismo en la cabeza del grupo delantero. Los dos se fueron alternando en la primera posición, con la ayuda puntual del estadounidense Ben Kanute, aunque el triatleta español aguantó bien y llegó a la segunda transición con ellos.
Sin embargo, la táctica, a la larga, resultó efectiva, porque Noya terminó cediendo más tarde, en el kilómetro 13 de la carrera pie. "Estaba un poco enfadado porque Alistair y yo hicimos todo el trabajo en la bici y tratamos de marcharnos. Sabía que si todo se decidía en la carrera a pie, mis opciones de victoria no eran las mejores. Así que fui agresivo en la bici. Yo y Alistair intentamos descolgar varias veces a nuestro compañero de equipo Javi", ha explicado Frodeno en declaraciones a la web de Bahrain Endurance 13, el equipo en el que militan tanto él como Brownlee y Noya.
"Al final, esta estrategia funcionó para todos o casi todos. Se logró el objetivo de castigar las piernas de todos y luego, en la carrera a pie, pude hacer prevalecer mi resistencia. Simplemente tuve mi día. Me sentí fantástico. Tenía las mejores piernas para correr. Cuando Alistair atacó, dije: Allá voy", añade 'Frodo', que se apuntó su segundo título en el Mundial 70.3 tras el conquistado en Zell am See (Austria) en 2015, donde Noya también acabó 3º, como este domingo en Sudáfrica.
"Javier iba pegado a mí. Y al minuto siguiente ya no estaba. Pero no me di cuenta de que había desaparecido. Yo corría por mi vida, respirando tan fuerte que tampoco oí nada", aclara el bicampeón del mundo Ironman (2015 y 2016), que vuelve a ser el principal candidato a la victoria en Kona el próximo 13 de octubre.