Alistair y Jonathan Brownlee casi siempre entrenan juntos, pero no han podido hacerlo desde que en el Reino Unido también se decretó el confinamiento de la población debido a la pandemia de coronavirus.
Los dos hermanos británicos tenían un objetivo claro en este 2020: luchar por las medallas en los Juegos de Tokio. Ahora, aplazada la cita olímpica para el próximo año, ambos se lo toman con más calma. Pueden salir a correr y a montar en bici en solitario. Además, Alistair ha instalado en el garaje de su domicilio una piscina de cinco metros con sistema de contracorriente.
De este modo, el hermano mayor, que hace unos días cumplió 32 años, doble campeón olímpico (Londres 2012 y Río 2016), puede entrenar las tres disciplinas y mantener un buen estado de forma, a la espera de la evolución de la pandemia y, por consiguiente, del calendario. Tras confirmarse el aplazamiento de los Juegos a 2021, declaró que su intención seguía siendo luchar por su tercer oro olímpico, pero poco después manifestó que no quería tomar una decisión precipitada al respecto. Ahora, en una entrevista en The Guardian, ha vuelto a matizar sus palabras.
"El tercer oro olímpico es obviamente mi sueño, pero hay muchos desafíos por delante", explica Alistair, que ha adaptado su entrenamiento a las circunstancias.
"Si salgo a andar en bici, corro en la cinta; si corro fuera, hago rodillo. Uso una plataforma de entrenamiento y competición virtual. Es genial. Disfruto compitiendo con personas de todo el mundo porque es importante seguir siendo competitivos. Y tengo la piscina. Puedo hacer una sesión de natación en el garaje. Es del tamaño de un automóvil, así que no puedo meter el coche. Puedes nadar muy duro. La dificultad es la motivación. Estoy acostumbrado a nadar en un grupo con Jonny (su hermano). Pero me pongo sesiones exigentes. Es una cinta de correr para nadar", comenta el triatleta británico, que recuerda su estreno en el Campeonato del Mundo IRONMAN de Kona del pasado mes de octubre, un debut que no fue como él esperaba.
"Kona tiene mucha fama. Era optimista de poder ganar allí a la primera. No lo hice. Hace más de 20 años que conozco el IRONMAN de Hawaii como triatleta, así que abandonar no era una opción. Pero imagina estar tan cansado, sediento, con tanto calor, con los músculos tan agarrotados... que no crees que puedas correr ni cinco pasos más... pero tienes 30 kilómetros por delante", relata Alistair, que empezó el maratón en la tercera plaza, aunque llegó a meta en el puesto 21º, a 34 minutos del campeón, Jan Frodeno.
El mayor de los Brownlee completó otro IRONMAN en Busselton (Australia) el pasado uno de diciembre. Esta vez ganó y rompió el récord de la prueba (7h45'21"). "Estoy orgulloso de haber cambiado las sensaciones bastante rápido, porque Busselton es un IRONMAN duro por el calor. Luego me concentré en los Juegos Olímpicos. Estaba entrenando tan duro como podía para corta distancia. Hace seis semanas estaba pensando: Voy bien. Todo marcha para los Juegos... Y luego llegó el aplazamiento", concluye.