El 29 de abril de 2019, Chris Stirling, triatleta especialista en pruebas extremas y con varios éxitos destacados en este tipo de competiciones, fallecía a los 37 años. "Murió de manera repentina", explicaba entonces su pareja, Jo Kilkenny.
Stirling ganó el Triatlón de Wasdale en 2014, la que dicen es la prueba de media distancia más dura del mundo. También se proclamó campeón del Celtman Extreme Scottish Triathlon en 2017 y del Canadaman Xtri ese mismo año. Se trata de dos pruebas extremas de distancia Ironman, su especialidad. En 2018, acabó octavo el Norseman Xtreme Triathlon y batió el récord del Brutal Triathlon del Norte de Gales (11h13:34), también considerado el más duro del mundo en este formato.
Aquella fatídica mañana del 29 de abril del año pasado, unos amigos encontraron a Stirling inconsciente en su casa. Allí mismo le practicaron las maniobras de resucitación y luego le trasladaron a un hospital cercano, pero murió poco después.
Según la investigación que ha llevado a cabo el tribunal forense de Cockermouth y cuyas conclusiones se han presentado ahora, Chris Stirling murió a causa de una "sobredosis accidental", después de estar luchando contra la adicción a las drogas y el alcohol desde la adolescencia, tal y como confirmó su propia madre en la correspondiente declaración ante el tribunal.
En 2009, Stirling completó un programa de desintoxicación de cuatro semanas que aparentemente tuvo éxito. De hecho, a partir de ese momento, estuvo diez años sin recaídas.
Sin embargo, comenzó a beber de nuevo en marzo de 2019. La investigación revela que sufría depresión y tuvo pensamientos suicidas. Su familia y amigos trataron de convencerle de nuevo para que buscara ayuda. En abril, acudió otra vez voluntariamente a un centro de desintoxicación. Sin embargo, no terminó de recuperarse.
El informe de toxicología forense encontró cocaína y opiáceos en la orina de Stirling, así como morfina en su sangre en niveles "asociados con la mortalidad".