El modelo que utiliza Javier Gómez Noya para sus rodajes largos es una zapatilla de running clásico, que ofrece estabilidad extrema en el talón y buen impulso de la pisada en la zona media y de metatarsos.
La suela –de un compuesto de gran calidad en cuanto a durabilidad y adherencia- está pensada para que el corredor sienta el arco del pie. La construcción de la zapatilla te “obliga” a pisar de mediopie, con lo que se gana en reactividad. Además, han redondeado el borde externo de la suela para dar múltiples ángulos de salida a la pisada.
Dos detalles que nos han parecido mejorables en la zona de la suela: el puente estabilizador está a la vista, con lo que podría resultar dañado si corremos por terrenos abruptos; además, piedras de tamaño medio podrían incrustrarse en el hueco que deja en la zona del talón.
Gran relación peso-resistencia; es una de las zapatillas más ligeras de las que hemos probado para este artículo, con un peso extraordinario para una devorakilómetros (245 gr). Esta rebaja se debe en gran parte a la utilización del nuevo material amortiguador en la mediasuela, el ligero U4IC, que ofrece una amortiguación algo más suave de lo habitual en Mizuno.
La lengüeta es espectacular, así como sus acabados internos, resultando cómoda incluso sin calcetines. Pero si os decidís por esta muy buena zapatilla (para corredores de peso medio y pisada neutra), aseguraros bien de la talla, ya que nos hemos encontrado con que tallan más de lo habitual.
Peso: 245 gramos.
Precio: 135 euros.