Sander Armée, de 32 años, sufrió el jueves, un día antes de que arrancara la presente edición del Giro de Italia en Jerusalén, la picadura de una avispa que le desfiguró la cara. De hecho, tiene los ojos casi cerrados debido al hinchazón. Aun así, el corredor sigue en carrera, aunque con las evidentes molestias.
Su equipo, el Lotto-Soudal, uno de los más comprometidos con la lucha contra el dopaje, se ha negado a medicarle para evitar que pueda dar positivo por cortisona.
Además, no ha querido solicitar una Autorización de Uso Terapéutico (AUT), ya que no comulga con esta práctica.
El ciclista, por tanto, tendrá que esperar pacientemente a que su cara vuelva a la normalidad con el paso de los días y sin medicamentos...