Este domingo se disputaba en los Países Bajos bajo un intenso calor el IRONMAN 70.3 de Westfriesland, con más de 1.000 triatletas de grupos de edad inscritos (la prueba no tenía categoría PRO).
A consecuencia de las altas temperaturas (por encima de los 30º: algo inusual en esta zona), más de cien triatletas tuvieron que recibir asistencia sanitaria y diez de ellos terminaron ingresados en el hospital.
De esta forma, IRONMAN está recibiendo críticas por no haber tomado medidas adicionales para paliar los efectos de estas condiciones extremas.
Algunos triatletas se quejan de que el inicio de la prueba se pospuso media hora y que tuvieron que esperar enfundados en sus trajes de neopreno... al sol, durante 30 minutos.
Además, solo había una pequeña botella de agua para los triatletas cuando llegaban a meta.
Tampoco había forma de refrescarse a la sombra y era casi imposible para los espectadores comprar alimentos o bebidas porque solo había un camión de comida disponible.
Este IRONMAN 70.3 Westfriesland ya tuvo problemas en el pasado reciente. De hecho, el organizador anterior vio su licencia revocada por IRONMAN por no cumplir con los requisitos de calidad establecidos. Y, a la vista de lo sucedido en esta nueva edición, parece que no volverá al calendario.