Javier Gómez Noya anunciaba este miércoles que deja el triatlón profesional. Desde entonces, se han sucedido las muestras de admiración, respeto y cariño hacia un deportista que se ha convertido en leyenda, pues lo ha ganado prácticamente todo en el mundo del triatlón y, más importante aún, siempre ha sido un ejemplo en los buenos y en los malos momentos.
Especialmente emotivas (y con un toque genial de humor 'marca de la casa') son las palabras que Iván Raña, primer español que ganó un Mundial de Triatlón (Cancún 2002) y retirado desde hace tres años, le ha dedicado en las redes sociales al que fuera su compañero de fatigas cuando ambos estaban empezando como triatletas profesionales.
También reproducimos íntegramente la no menos deliciosa respuesta de Javi a Iván:
Iván a Javi...
José Rioseco nos hablaba a ésar, mi entrenador, y a mí de un chico jovencito. Lo veía muy motivado con el entreno y ya tenia buenas marcas en natación.
En verano del 98 fuimos a correr un triatlón a Castropol, cerca de Ribadeo. Allí estaba el chico. Me acuerdo que salimos muy juntos nadando, él tenía 15 años, yo 19 y preparando el Mundial de Laussane.
Poco hablé ese día con Javier, pero me di cuenta de lo educado que era y las ganas que tenía.
Un par de años más tarde empezamos a hacer concentraciones juntos. Recuerdo ir a su casa de Ferrol. Corríamos mucho en Doniños. Fue ahí donde pensé: Este chaval va a ganar todo, pero como quiera, nadando delante o escapado en bici o corriendo más que el resto.
¡Ah! Uno de esos días en una gasolinera le llamaron Iván Moya. Vaya mezcla de nombres de deportistas gallegos, ¡jajajajaja!
A Doñinos a veces íbamos en mi Delta Integrale o en su Megane 16v de gasolina, nos creíamos pilotazos.
Otra de las concentraciones fue en Lanzarote. En esa ocasión nos preparábamos para el Mundial de Nueva Zelanda, donde ganó en sub23 con pocas semanas de entrenamiento.
También destacaba su sentido del humor. En el viaje de vuelta, llegamos a Madrid y Javi me decía que yo había engordado durante el vuelo, ¡jajajajaja! La verdad es que me puse fino. Aunque se reía más si yo hacía declaraciones en inglés.
Al volver de Nueva Zelanda, nos costaba dormir por el desfase horario y nos íbamos de madrugada en coche de excursión, corríamos un poco y volvíamos a casa a descansar.
Otra mítica concentración fue en Santiago. Aquí las celebraciones post-entrenos duros eran con productos que nos enviaba Central Lechera Asturiana.
Nunca le escuché quejarse de tantas horas de entreno.
Aquello eran los comienzos que recuerdo de un Javier divertido, comprometido y motivadísimo con entrenar lo que hiciera falta para ser triatleta profesional. Luego ganó tantas cosas que alguno pensaría que eso del triatlón era fácil.
Yo también quiero darle las gracias por ese tiempo y por todo lo que dio a este deporte. Tenemos al mejor triatleta del mundo en casa.
Anuncias tu retirada del tri profesional, Javi, pero, como vas a seguir activo, esperamos verte disfrutando como siempre.
Javi a Iván...
¡Iván!
Qué buenos tiempos aquellos, ¡jaja!
Tuve el privilegio de poder entrenar con mi referente cuando solo tenía 18-19 años y eso es una suerte que no todo el mundo se puede permitir.
En esas concentraciones en Santiago y en Ferrol, sin datos, sin aparatos y sin nada más que las ganas de entrenar y la capacidad que teníamos para conocernos, para correr a 3 min/km sin tener que mirar un GPS (qie ni debía existir, jajajaja), porque teníamos los ritmos interiorizados, ni un pulsómetro, porque sabíamos de sobra en qué zona íbamos.
Aprendí el oficio, a ser profesional y todo lo que eso conlleva, más que en todos los libros, cursos o podcast que puedan haber sobre este deporte. Y aprender el oficio era lo verdaderamente importante. Lo demás eran accesorios y complementos, que están muy bien, pero que sin lo primero no tienen sentido.
En fin, jefe, todos los que vinimos detrás te debemos mucho, así que gracias a ti.
Por supuesto, nos seguimos viendo en las carreras o entrenando, que eso sea al nivel que sea, lo seguiremos haciendo.



