"El calor golpea" en el Ironman 70.3 de Costa Rica

¿Deberían haber suspendido la prueba?

Alberto Cebollada

"El calor golpea" en el Ironman 70.3 de Costa Rica
"El calor golpea" en el Ironman 70.3 de Costa Rica

Carlos Quinchara (2º), Leonardo Chacón (4ª) –fotografía– Carlos Moncada (8º)… y no sólo los de categoría élite (el español Carlos Aznar, 7º, se libró). Muchos más triatletas de grupos de edad también terminaron en el hospital el pasado domingo después de sufrir golpes de calor en el Ironman 70.3 de Costa Rica…

Si realizar triatlones de media o larga distancia en pleno verano en España ya supone “per se” un reto, hacerlos en condiciones climatológicas más adversas a las que estamos acostumbrados supone un desafío especial para nuestro organismo.

Sabemos que el cuerpo humano intenta mantener la temperatura corporal en torno a los 37º. Por tanto, cuando aumenta con la actividad física, se ponen en funcionamiento diferentes respuestas fisiológicas.

La sangre tiene una función importantísima en la regulación de la temperatura corporal, ya que transporta el exceso de calor desde el interior del cuerpo hasta la piel para su eliminación.

De los mecanismos refrigerantes el más importante es la transpiración. Con la sudoración se pierde gran parte del calor generado por la actividad física. Para ello, es determinante la humedad ambiental. Siendo elevada, impide la evaporación del sudor y, por tanto, el descenso de la temperatura corporal.

Otro de los mecanismos por el cual el organismo pierde calor es la convección, que se produce por efecto del viento. Además de incrementar la evaporación del sudor, despega la capa de aire caliente próxima a la piel refrigerándola.

A la transpiración se le suma el mecanismo de conducción. Para disipar el calor generado durante un trabajo muscular intenso, el organismo responde dilatando los vasos sanguíneos superficiales de la piel, proceso conocido como vasodilatación, aumentando así la conductividad, la pérdida calórica por evaporación del sudor, la conducción y el efecto de la convección.

Si el organismo es incapaz de bajar la temperatura corporal a través de todas estas “defensas” se produce el golpe de calor.

Se caracteriza por una temperatura corporal superior a 40º, taquicardia, hipotensión, puede desaparecer la sudoración (anhidrosis) y el sistema nervioso se altera, duele la cabeza, hay confusión, incluso puede llevar a la pérdida de la consciencia.

 

Cómo actuar

Hay que parar de inmediato y descansar tumbado en un lugar fresco y ventilado, con las piernas en alto y la cabeza un poco elevada, refrescar el organismo con agua fría e hidratarse lo antes posible.

 

¿Qué podemos hacer los triatletas para no padecerlo?

Lo primero sería NO participar, aunque lo más apropiado desde mi punto de vista sería que la organización decidiera, por criterio médico, que la prueba no se celebrase, alegando riesgo para la salud de los participantes.

Pero no quiero reflexionar sobre la necesaria aclimatación previa, las pautas de hidratación y refrigeración necesarias, sino acerca de la irresponsabilidad que supone celebrar una prueba deportiva en determinadas condiciones de calor y humedad.

Se sabe que la efectividad de la evaporación del sudor depende de la temperatura, de la humedad, de la velocidad del aire y de la radiación solar. Estos factores pueden objetivarse mediante la utilización de un termómetro de humedad global (WBGT: Wet Bulb Globe Thermometer), que combina mediante una ecuación todos estos parámetros.

De este modo, si el valor es mayor a 28º y la humedad del ambiente es superior al 80%, existe un riesgo muy alto para la salud del deportista. Durante la disputa del Ironman 70.3 de Costa Rica había 28º y una humedad de 82%, para una sensación térmica de 32º. Cuando esté entre 23º y 28º el riego es alto. La declaración americana sobre enfermedades relacionadas con el calor y el esfuerzo de 2007 determina que una temperatura superior a 30º es determinante para que las prácticas deportivas o los eventos deportivos se suspendan.

Me gustaría nuevamente hacer un llamamiento a los organizadores, y sobre todo a las “autoridades sanitarias o médicas” responsables de la organización de los eventos deportivos, para que valoren seriamente el riesgo que supone para muchos deportistas, sobre todo populares, realizar esfuerzos físicos extenuantes en condiciones climatológicas adversas.