Javier Manuel Peña: Un reto tras otro

Corredor de ultrafondo, Javier se cambió al ciclismo por una lesión y también le picó el gusanillo del triatlón.

Triatlón

Javier Manuel Peña: Un reto tras otro
Javier Manuel Peña: Un reto tras otro

Me llamo Javier y os voy a contar como empecé en esto del Triatlón.

Toda mi vida he hecho deporte, pero más o menos como cualquier otro chaval de mi edad. Desde muy pequeño me gustaba jugar al fútbol; me apunté al equipo de mi colegio y entre los entrenamientos, partidos y las horas extras con mis amigos le dedicaba  bastante tiempo, aunque ni mucho menos era una estrella, jugaba para pasármelo bien.

Entre los 18 y 22 años tuve un parón deportivo; era la época de salir de noche, beber, buscar un ligue… y lo único que hacía era un  poco de gimnasio por aquello de cuidarme.

22 años, edad importante: sin saber cómo empecé a sentirme enganchado a esto del correr, me sentía bien y no se me daba mal. A raíz de este nuevo hobby empecé a proponerme retos; medio maratón, maratón, ultramaratón de 100 kilómetros… y ¡zas! Primera lesión.

Estuve unos meses mal y no llevaba bien esto de no poder entrenar. Fui a varios traumatólogos y todos me decían lo mismo, lo que decía la resonancia: menisco roto, pequeño desvío de rótula y desgaste de cartílago, todo esto en la rodilla izquierda. Uno me decía que me olvidara de correr, otro que empezara a jugar al mus y todos que debía operarme.

Estaba en un momento de mi vida laboral en el que no podía operarme, así que, directamente anulé esa opción. Y tuve que buscar una que me siguiera dejando hacer deporte; busqué un fisioterapeuta para fortalecer la pierna y que así no sufriera la articulación, y este me recomendó la bicicleta.

26 años, edad importante: me compré una bicicleta (de pequeño siempre había tenido pero como cualquier otro niño) y madre mía con el ciclismo; me encantaba y se me daba todavía mejor que correr. Tengo que decir que aquí es cuando empecé a tener una “adicción” al deporte de ultrafondo. Tras un tiempo volví a correr ¡y no me dolía! Todo iba viento en popa y cada día disfrutaba más, pero cada día me surgían nuevos retos.

28 años, edad tri-importante: quiero hacer un Ironman. Ya sabía desde hace mucho tiempo qué era un Ironman, pero en mi vida me lo había planteado, ya que siempre había pensado que era una prueba para super hombres. Solo había un problema, la natación (bueno, y lo sigue siendo); nadando era malísimo, no tenía nada de técnica. Y solo había un remedio: entrenar.

Cuando algo se me mete en la cabeza y me gusta, hasta que no lo consigo no paro, siempre sabiendo que está dentro de mis posibilidades. Así que, manos a la obra, me puse a leer y ver videos de natación y posteriormente a llevarlos a la práctica. 10 meses de entrenamiento, una media de 20-22 horas semanales, y lo más importante DISCIPLINA, CONSTANCIA Y CAPACIDAD DE SACRIFICIO, los tres pilares que considero más importantes para conseguir cualquier cosa en la vida.

Hasta que debuté en distancia Ironman solo hice un triatlón en distancia sprint… y fue un caos; salí de los últimos del agua y eso ya no tenía remedio, no era capaz de orientarme (¡qué espectáculo!), pero me vino muy bien para perfeccionar mi entrenamiento. Tengo que decir a la gente que empieza en esto del triatlón que no es aconsejable el salto directamente a la larga distancia, pero yo ya llevaba varios años corriendo pruebas de larga distancia tanto en bici como en carreras a pie.

Llegó el gran día, y recuerdo que la noche de antes no fui capaz de dormir ni un solo minuto de los nervios. Disfruté cada brazada, cada pedalada y cada zancada o pasito que daba, y el momento de llegar a la meta ya no tuvo nombre. Tengo que admitir que fue uno de los días más bonitos de mi vida. Luchar durante mucho tiempo por intentar conseguir algo y lograrlo es alucinante. Ahora tengo 31 años, una persona estupenda a mi lado, una buena familia y un buen trabajo, y como no, tiempo para poder realizar a diario lo que más disfruto: mi deporte. La verdad que me considero una persona privilegiada.

Y ahora, ¿cual será el nuevo reto? No lo sé… ya andan por mi cabeza el Ultraman o la Marathon des Sables, pero estos son demasiado caros si no te patrocinan. Lo que sí tengo claro es que cada día que pueda seguiré disfrutando con una de las cosas que más me gustan ahora mismo, el TRIATLÓN. No puedo despedirme sin antes agradecer a mi pareja que esté a mi lado cada día, que aguante mis horas de entrenamiento, mis locuras y, sobre todo, que me apoye, ya que con esta manera de vivir que he elegido si tienes pareja te debe aceptar tal y como eres. Muchas gracias cariño, ¡TE QUIERO!