Carlos López regresó a casa este martes, después de pasar una noche en el hospital. Al final, el atropello que sufrió el lunes se ha quedado en "una rotura en el cuádriceps del 70% del músculo", que le tendrá entre dos y tres meses de baja y le impide competir en el Mundial Ironman de Kona. Ya con la cabeza fría, el triatleta balear ha hecho este miércoles una reflexión en voz alta sobre lo sucedido:
"Desde que empecé a hacer triatlón he soñado con ir a Hawaii a competir. Soñaba despierto y dormido. Lo hablaba con mi mujer y mis amigos. Me puse el listón muy alto y dije que el día que fuera allí lo haría como profesional.
Muchos días, cuando sonaba el despertador a las 6 de la mañana, no me quería levantar y lo hacía porque era el único camino posible. No sé cuántas horas se han esfumado, no soy consciente de cómo he sufrido en los entrenos. No recuerdo las veces que me ha llovido. No soy realista de las horas que le he quitado a mi mujer, los momentos que me he perdido de mi hijo. Y con mi hermana, lo mismo. La impotencia es descomunal.
He dejado de ir a comer con familia y amigos, cumpleaños, celebraciones de todo tipo. He dejado mucho por hacer, y todo por cumplir mi sueño. Estoy bien de moral y animos. Pero la hostia ha sido tremenda.
Cuántas veces me he visto en Kona compitiendo! Iba con 57 profesionales que se ganaron la plaza, pero yo era diferente. Ni mejor ni peor. Diferente. Porque de entre todos ellos sentía que tenía más ilusión, más ganas, estaba motivado al máximo, incluso diría que a unos parámetros a niveles fuera de lo normal. Yo, un tío que trabaja, casado, con un niño y una hermana a su cargo. Que no le da el tiempo para nada. Que se va de casa cada día a las 6:30 de la mañana con la bici, la maleta llena de ropa para ir a nadar, a montar en bici o correr, o todo junto, con la nevera para la comida... y que no llega hasta las 20h o 21h.
Todo esto no era problema porque tenía un sueño y lo di todo por él y es ahora, que he descansado algo, cuando empiezo a sentir el dolor en todo el cuerpo y analizo la situación.
Estoy feliz porque afortunadamente no ha sido nada grave, pero repito el atropello en mi mente una y otra vez. Esto debe servir para algo, todos debemos ser conscientes de lo que nos traemos entre manos cuando vamos por la carretera. No se trata de buscar culpables, sino de tomar conciencia y extremar la precaución en todo momento, conductores y ciclistas. Todos.
Estoy bien, y a partir de ya empieza mi recuperación... y prometo volver con más fuerza, no sé para cuándo, pero Kona me espera, y tarde o temprano acudiré a la cita.
Quiero agradeceros a todos vuestra preocupación, vuestros mensajes y muestras de apoyo, me habéis dejado sin palabras".