Rayos y centellas

¿Cómo un "chaval" de 24 años es capaz de quebrantar la autoridad del todopoderoso Sky?

Antonio del Pino

Rayos y centellas
Rayos y centellas

Como competidor he sido del montón...

Puntualmente, a lo largo de 25 años, he ganado algunas carreras, casi todas, con un denominador común: salir a competir, sin expectativas ni puestos mínimos obligatorios, sólo correr como un animal, de salida hasta meta sin mirar atrás.

Sólo así he podido llegar primero en alguna ocasión. Aunque sólo es mi experiencia personal, pienso que las estrategias excesivas y buscar toda esa intencionalidad que pretenden hacernos ver a veces en un deporte como el ciclismo, con tanto dolor y variables de por medio... creo que están sobrevalorados.

Hace unos días, por motivos de trabajo me reunía con los dirigentes de BH. Hablábamos de la nueva bici y, sobre todo, de que su papel en el Tour este año era ése: correr a muerte, con ilusión, entrega... y a ver qué pasa.

La octava etapa de este sábado ha sido un claro ejemplo de lo que digo: todo un Sky tirando de salida a reventar la carrera y, cuando ha llegado el momento de la verdad, los líderes ya no estaban para rumbas y el tema se ha quedado en simulacro.

Puede ser que el ciclismo profesional sea ya demasiado profesional y que los gregarios ya tengan tanto nivel como para poner en aprietos a los propios jefes si se aplican a fondo, o puede ser que el ataque de este domingo haya empezado el sabádo, intentando desgastar al pelotón desde la etapa previa... pero qué queréis que os diga, no me cuadra tanto esfuerzo para tan poco resultado.

Lo que sí es indiscutible es que Lilian Calmejane ha corrido sin medir, apretando hasta el calambre... porque sólo así, con la tenacidad y la predisposición de ganar dándolo todo y no especulando... es como un chaval de 24 años puede ganar un etapón como el de este sábado sacándole los colores a toda la ciencia y presupuesto del que presume ser el mejor equipo del mundo.